¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
☆
Había pasado varios días sin pasar por la casa de los Molina, ni por mi casa. Me había dedicado a merodear por California sin alejarme mucho de donde habían pasado los 16 años de mi corta vida.
Los primeros dos días lloré tanto que creo sentí hasta dolor de cabeza. Los tres siguientes ya no lloraba pero seguía triste porque recordaba lo importante que fue Luke durante los últimos meses. Unos días más tarde ya no sentía nada más que una pequeña pena por lo mal que lo habíamos dejado.
¿Sabéis cuando dejas algo en un sitio y al segundo desaparece? Puede que fuera porque fantasmas, como yo, necesitaran tomarlo prestado y después se les olvidara devolverlo. Claro que a la dependienta de la tienda de surf de donde había cogido un bañador para usarlo en la playa de San Diego, en la que llevaba varios días, no le hacía gracia.
Como ya he dicho, llevaba la mayoría del tiempo desaparecida en la playa. Casi nunca fui a bañarme en el mar cuando vivía, así que lo consideraba un lujo, no para mi pelo pero sí para mí.
Salpicaba a la gente por detrás en el agua y las veía asustarse o comenzar guerras con la gente que tenía alrededor, dependía de la edad.
Pero en cuánto más tiempo pasaba molestando a niños que se lo tomaban a risas, más me acordaba de Amery. No lo había visto desde el día que Auden se lo llevó a la guardería, también llamado el día que me fui.
Resoplé por décimo octava vez ese día al acordarme y actúe sin pensar. Lo que me llevó a sentarme a los pies de la cama de Julie.
-Oh, demonios. -Farfullé viendo dónde estaba.
La habitación estaba vacía pero pronto Julie entró por la puerta y se tiró a abrazarme.
-Sólo han sido unos días, Jules.
-Unos días horribles. Luke está triste y a la vez enfadado, lo que molesta a Alex y hace que hable poco por lo que no le contesta a Reggie que se pasa el día hablando tristemente con sí mismo.
-Ah...-Aún procesando la información miré a Julie con los ojos entrecerrados, fijándome bien en ella. -Tú has llorado.
-Pues claro que sí, idiota.
-¡Eh, un respeto! Que estoy de ruptura.
-¿Qué? ¿Tú y Luke habéis roto? ¿Por eso anda de tonto?
-Que no te lo ha contado... Fantástico. -Me dije a mí misma mirándome las manos, enseguida miré a Julie y reí avergonzada.
-¿Qué ha pasado?
Julie se puso seria y se sentó junto a mi en la cama. Le expliqué con todo lujo de detalles desde que conocí a Lucca hasta la noche que me fui. Ella solo asentía de vez en cuando y no quitaba su vista de mí.
