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☆
—¿Lucca?
—¿Qué haces aquí? ¿Y por qué gritas?
—Perdón, yo sólo estaba buscando a mi novio.
—¿Novio? ¿Tienes novio?
—Si, yo. Así que apártate de ella.
Y de la nada, escuché la voz de Luke a mis espaldas.
—Wow, cálmate. —Le dijo Lucca.
—De calmarse, nada. Lárgate.
Me giré a ver a Luke por primera vez desde que llegó y vi cómo se le marcaban las venas en el cuello de la rabia.
—Luke, no merece la pena. —Murmuré apoyando mis brazos en su pecho.
—¿Ahora no merezco la pena? No es eso lo que me pareció cuando me besaste esta mañana.
¿Perdona? ¿Que dijo?
Luke dió dos paso atrás y me miró confundido. —¿Esta mañana? ¿Después de que hubiésemos peleado?
—Hey, Patterson. Eso es mentira, tienes que creerme. —Le dije.
—No creía que pudieras caer tan bajo, Ailey.
Y se fue, después de pronunciar mi nombre cómo si le diese asco. Con lágrimas en los ojos me giré y encaré a Lucca.
—¿Pero a ti que demonios te pasa? ¡Confíe en tí! ¡Y tú lo único que haces es añadir más problemas!
No esperé a que me respondiera y de un pisotón regresé a mi habitación.
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Bajé las escaleras de la casa una vez que todo comenzó a tomar vida por la mañana. Mamá cocinaba probablemente el almuerzo del día mientras Amery jugaba con los cereales frente a él y Auden se los comía como una persona normal.
Cuando llegué abajo, sonó el timbre de repente y mamá se secó las manos con un trapo, caminando hacía la puerta.
—¿Puedo ayudarle en algo?
—Victoria, soy yo. Cory.
Auden se levantó del taburete, haciendo que éste cayera hacía atrás y Amery lo miró sin entender mucho.
—¿Qué haces aquí? —Le contestó mamá.
—Quería ver a mis hijos, y saber si necesitaban a alguien que los llevara al colegio.
—Pasa. —Le dijo mamá suspirando.
Se apartó de la puerta y Cory entró en la casa, detrás de él pude ver al chico de rizos dentro de un coche negro bastante moderno.
