Casi algo

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Estamos tan cerca, sus labios parecen muy apetecibles para besar, ella se quita sus lentes y los sostiene en su mano, poca veces la ví sin lentes se ve rara pero no deja de ser hermosa.

Esta cercanía es aterradora, ella se vuelve a poner sus lentes y se pone de pie, su nerviosismo se  nota.

A: la terapia de hoy ha terminado, ya puedes retirarte.
Yo sin refutar me voy, al salir de allí me siento liberada, me siento viva, me siento diferente, siento que me he quitado un peso de encima, esto de hacerse siempre la fuerte si que duele.

Al salir me siento libre, así que no quiero irme a la habitación, empiezo a caminar por el patio, las flores están bellas, las aves cantan, parezco la Blancanieves o cual sea la Princesa que  se la lleva bien con la naturaleza y los animales, como una niña pequeña voy corriendo, veo un árbol bastante robusto, está solo, es una lastima, el pasto está perfecto, me recuesto en su tronco a mirar todo, solo está un poco alejado, y con un pequeño detalle de que queda afuera del centro,  pero sigo aquí cerca, solo que hacía el centro psiquiátrico estoy de espaldas, el árbol me cubre, no me veo, así que no creo que me molesten, y mucho menos me encuentren, hace sol digamos que el resplandor del sol me da un sueño muy tonto, así que no puedo con mis párpados y lentamente se cierran, me quedo dormida, tengo sueños húmedos, imaginen con quién.

Un aire fresco golpea mi rostro, la luz ya no se percibe, abro mis ojos lentamente y ya no hay sol, cuanto tiempo me quedé dormida, escucho que me llaman, veo a personas con linternas caminando por todo el patio, parece que están buscandome, pero que idiotas son, tampoco estoy tan lejos, bueno creo que sí, la verdad puedo ver todo el panorama del centro psiquiátrico, el patio, todo, creo que sí estoy lejitos.

Camino suavemente para entrar sin ser detectada, logro escabullirme a mi habitación, está oscura, entro cerrando la puerta suavemente, y en la oscuridad busco el encendedor para encender la luz, mientras lo busco me chocó con el buró.

- ah puta madre.
Por fin encuentro el encendedor.
Al encender la luz mi sangre se detiene al ver quién estaba

A: se puede saber dónde estaba la señorita Anna?
La psiquiatra está allí, y su carácter no se ve muy amable.

La Maldición de la  Locura  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora