Recuperación

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Siento mucho dolor en mi cabeza, lentamente abro mis ojos y la luz golpea mis pupilas haciendo que mis ojos no lo soporten, al despertar bien, miro a mi al rededor veo que estoy en mi habitación, se me hace raro, se supone que debo estar en una sala de emergencia o algo así, intento moverme pero siento mi cabeza estallar.

-ahh puta madre, me cago en mi existencia, eso me pasa por dejar la maldita toalla en la cama.

Por fin he logrado sentarme en la cama, es que no puedo, la puerta se abre es michell.

-oh michell, por fin llega alguien, dame algo que me quite ese maldito dolor o al menos lo mande por un par de horas para el carajo.

M: ¿Cómo estas? ¿Cómo te sientes?          

- del culo, así me siento.

Me toco la cabeza y siento una venda.

- y aparte estoy vendada, perfecto, tengo muchas ganas de vomitar, intento ponerme de pie rápido pero me caigo al piso.

M: oye tranquila. Michelle me toma y me ayuda a acostarme.- estas mareada no puedes caminar así, aparte el medicamento que te pusimos es muy fuerte, espera un momento traeré un valde para que puedas vomitar     

-Quiero vomitar, necesito vomitar. ahg                                                                                                                         Mi vomito cae al piso, es asqueroso, así que  me doy la vuelta para no verlo.

M: ya llegue con el val... oye ya venia cerca ¡aseadora!

Llega una mujer vestida de gris con un valde y una cara muy disgustada al ver el charco de vomito en el piso, y con su voz amargada solo dice:

x: a la próxima corre por el valde. (dice mientras mira a michelle)

-lo siento mucho de verdad, no pude aguantar iba para el baño pero cuando me puse de pie me fui de mundo contra el piso, ni siquiera pude dar un paso.

x: no tienes que explicarme, también tuve que limpiar tu charco de sangre así que creí que con tanta sangre pensé que morirías yo estaba haciendo aseo en este pasillo y escuche el golpe.

- fue un gran golpe verdad. (intento reírme pero duele) Ellas si se están riendo de mi, la puerta se abre.

A: cuéntenme a mi a ver si también me rio.    Michelle se pone seria y me pone una destroza, odio que me pongan suero intravenoso, ella sale muy rápido, la aseadora  termina en un santiamen de limpiar el piso es como si le huyeran, verles huir de esa manera me dieron ganas de huir también, pero desgraciadamente no puedo, ya es demasiado tarde ella se esta sentando en la cama, su mirada típica intimidante me apunta y su mano se resbala por mi muslo...

La Maldición de la  Locura  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora