🔥 ➡️ One Shots ⬅️ 🔥 ♦️ REMUS J. LUPIN ♦️ (+18)

12. Secretos

Nota: Hoy es un capítulo cortito peeeeero muy intenso xD espero les guste! No olviden comentar, votar y compartir, les quiero mucho<3

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Hay cosas secretas que pasan en el colegio que los maestros sabemos y se nos es prohibido contar, como por ejemplo que el director está enamorado de un alumno, que algunas maestras se ven con el conserje a escondidas o bien, que profesores como yo mantienen una relación a escondidas con sus propias alumnas.

—¡Buenos días profesor!— me encuentro solo sentado en el escritorio revisando exámenes de los chicos de primer grado, cuando entra una hermosa jovencita de ojos azules.

—Buenos días Carla, ¿Qué tal va tu mañana?— me miró algo enfadada a lo que yo sonreí y dirigí mi mirada de nuevo a los exámenes pues sabía exactamente qué era lo que ella quería.

—Si me hubieras dado las respuestas del examen de Snape no estaría tan nerviosa por saber qué calificación me pondrá— se acercó a mí y me señaló con su dedo índice — y tú sabiendo las respuestas no me las diste... eres malo Remus — hice una tacha en una respuesta del examen que tenía en mis manos y voltee a verla directo a sus ojos, después a su dedo y de regreso a sus ojos, esta vez con una mirada de desaprobación.

—Esta no es la forma de tratar a tus maestros Carla— hubo un silencio y quitó su dedo rápidamente, con mis manos golpee la mesa y me puse de pié sin dejar de mirarla, ella se sobresaltó un poco y dio un brinco hacia atrás poniendo sus manos en frente.

—B-bueno pues... pues...— caminé lentamente hacia ella, me encantaba que tartamudeara y que me viera como si de verdad fuera a hacerle daño.

—¿Quieres decir algo?, porque no entiendo una mierda de lo que dices cariño— caminé hasta que se topó con la pared del salón, puso sus manos por detrás de ella y me miró hacía arriba con mucha inocencia.

—¿Me vas a hacer daño profesor?— su voz, su bendita voz, cada que abría la boca ese dulce tono se metía en mi cabeza haciendo que perdiera la cordura por completo, me volvía un animal hambriento.

—ábrela— le ordené en tono autoritario.

Asintió lentamente y procedió a abrir su boca con su mirada fija en mis ojos, sacó un poco la lengua, esto me volvía completamente loco. Escupí dentro seguido de esto ella se tragó mi saliva, la tomé del brazo y la acerqué a mi cuerpo.

—Sabes por qué hago esto ¿verdad cariño?— asintió con su cabeza sin decir ni una sola palabra. —¡Di algo carajo!— cerró sus ojos y volteó hacia otro lado.

—Haces esto porque no te gusta que te reclame cosas Remus— la tomé de su mentón delicadamente e hice que me mirara.

—Así es cariño, pero el castigo aún no se acaba...— saqué de mi capa mi varita y se la enseñé. —recibirás cuatro golpes de mi varita, uno cada vez más fuerte que el anterior— su cara preocupada por el dolor del castigo hacía que me excitara al punto de querer coger ahí mismo, ya sin tanto drama, pero a mi dama le encantaban todas estas historias que montábamos antes de tener intimidad.

Acerqué un escritorio, la tomé de la cabeza y la puse encima de manera brusca, su culo estaba listo para ser sometido y golpeado por mi varita. Subí su falda y pude ver que no llevaba ropa interior.

—Joder— dije en voz baja mirando con gran deseo esas nalgas rosadas.

—¿Algún problema profesor?— volteó su mirada un poco hacia mi desde el escritorio.

—El único problema aquí es tu rebeldía Carla— puse más fuerza sobre su cabeza a lo que soltó un pequeño pero satisfactorio gemido.

Pase lentamente mi varita por sus nalgas, y sin avisar di el primer golpe.

—Mmhh— gimió la chica en voz baja.

Dí otro golpe más fuerte con una sonrisa en mi rostro.

—ahh— salió de su boca un pequeño grito, me hizo sentir orgulloso de mi mismo a lo que sonreí y di el tercer golpe mucho más fuerte, ella ahogó su propio gemido y tomó con fuerza el escritorio. La tomé del cabello y la jale hacia atrás haciendo que su espalda se arqueara, me acerque a su lóbulo derecho y susurrando le dije.

—Este es el último Carla, tendrás que aguantarlo— con lágrimas en los ojos asintió un poco y regrese a la impresionante vista que tenía de sus nalgas rojas por los tres golpes anteriores.

—¡Mmmh Remus!— maldita sea, como amo que gima mi nombre, puse mis manos en sus nalgas sobandolas un poco, la tomé del brazo y la volteé bruscamente. Me miró inocente, tomé mi varita y la metí gentilmente entre sus piernas, hice pequeños movimientos en su clítoris, después de adelante hacia atrás mientras la miraba con deseo.

Saqué mi varita de ese paraíso y la puse frente a mi, estaba mojada y sin dejar de mirar a Carla metí la varita en mi boca para lamer sus fluidos.

—Tu castigo ha terminado jovencita, si no mal recuerdo, ahora tienes clases, así que vete— ella me miró sorprendida por haber lamido la varita.

—Está bien profesor...— caminó hacia la puerta y antes de salir volteó a verme.

—Esta noche cariño, te voy a hacer pagar por esto— sonrió vengativa y yo la miré aún con la varita en mi boca.

—Estoy ansiosa cariño— salió del salón y me senté de nuevo en mi lugar, había olvidado por completo qué era lo que estaba haciendo, pero lo que no iba a olvidar era la maravillosa noche que se acercaba.

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