𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘁𝗿𝗲𝘀 - 𝗜𝗜𝗜

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Lia había estado esperando ese día por mucho tiempo, una oportunidad para poder conocer a más niños y poder conseguir una absurda cantidad de caramelos gratis, Halloween. Aunque le hubiese gustado poder ir a la escuela junto con Will para ver los disfraces de la gente tuvo que aguantar su emoción y esperar en casa, para después fingir que llegaba y así Jonathan la llevase también con sus amigos.

Por fortuna el mayor decidió darle una tarde de libertad a Will, no sin antes advertirle que tenga cuidado con la cámara y que respetara el toque de queda. 

En cuanto se encontraron con los chicos no pararon de ir de casa en casa, repitiendo siempre la misma frase: "¡Truco o trato!".

—Como nos vuelvan a llamar mosqueteros, me suicido —se quejó Lucas.

—¿Qué tienen de malo los mosqueteros? —preguntaron Dustin y Lia.

—"¿Qué tienen de malo los mosqueteros?" —cuestionó Lucas indignado.

—Los mosqueteros no molan —Mike.

—Ni el chocolate con nueces —dijo Will.

—Pues es mi favorito —Lia.

—¿En serio? —Mike— Venga ya, no me fastidies.

Continuaron hablando sobre qué dulce era el mejor, cuando una persona con una máscara y un saltó en su camino, gritando para asustar a los niños. Funcionó bastante bien, porque todos los chicos gritaron, excepto Lia, que a pesar de tener los nervios a flor de piel tenía una gran sonrisa en su rostro. La emoción de conocer a alguien nuevo era superior a cualquier miedo en ese momento.

—Es la leche, ojalá os hubierais visto la cara —dijo la chica quitándose la máscara—. ¿Y tú?, ¿Quién grita así? Parecías una niña —rió hablando de Lucas.

Mientras que todos estaban algo molestos Lia solo podía pensar en lo guapa que era aquella chica, sobre todo en el pelo, nunca había visto un pelo tan rojo y tan bonito.

—¿Venís o qué? —preguntó Max, sacando a Lia de sus pensamientos— Dicen que hay que ir a Loknora. Es un barrio rico, ¿No?

Todos la siguieron sin decir nada, pero los más entusiasmados eran sin duda Lucas y Dustin. Después de que Will le explicara a Lia que esa chica era la nueva alumna, Max, todos fueron a hacer truco trato en el barrio rico.

—Los ricachones son unos idiotas —rió Dustin—. Espera, no eres rica, ¿Verdad?

—No, vivo en la calle Cherrylo —Dustin hizo un sonido de sorpresa, pues esa calle era algo pobre—. No, tranquilo, es una buena calle para patinar.

—Bueno, es súper tubular —dijo el de rizos, causándole una risa instantánea a Lia, y Max al verla rió con ella— ¿Qué pasa, lo he dicho mal? ¿O es súper tubular? —repitió, esta vez pronunciando la palabra de otra forma.

—Súper tubular —dijo Lia alargando la "u".

Los tres siguieron haciendo bromas con la palabra mientras Max solo se reía.

—Oye, ¿Y cómo es California? —preguntó Dahlia cuando la broma dejó de hacerle gracia.

—Es muy bonito, más grande que Hawkins —rió—. Tiene unas playas muy chulas y hace mucho más calor que aquí.

—¿Y por qué os mudasteis? —quiso saber Lia.

—Bueno...

Realmente no quería contar la razón, sabía que todos se alejarían de ella en cuanto lo supiesen. Cometió un gran error al confiar en una compañera de clase, se llamaba Stacy. Era una de las niñas populares, y además de eso era muy guapa. Con la piel suave como porcelana y un cabello rubio muy largo y ondulado, que se movía armónicamente cuando movía la cabeza. Max se sentía muy atraída a ella, pero sabía que estaba mal, sabía que así no era como el mundo funcionaba, pero de todas formas decidió intentarlo. "¿Nunca te has sentido atraída a una mujer?" le preguntó un día Max, y no supo cómo, pero la conversación acabó con la pelirroja confesando sus sentimientos. Y pareció que todo había ido bien, a pesar de que Stacy no había correspondido, no hizo ninguna burla ni cara de asco, al menos hasta el día siguiente. Cuando Max llegó a la escuela después de el fin de semana se encontró con su peor pesadilla, su taquilla pintada y garabateada con insultos como "Maricona" o "enferma", y todos la miraban como un bicho raro.

Lo peor llegó cuando su madre y el padre de Billy se enteraron, sintieron una profunda decepción y repugnancia hacia su hija, no les parecía normal. A pesar de las suplicas y las promesas de Max diciendo que no era ninguna lesbiana y que todo eso era mentira, nadie la creyó. El único que pareció apoyarla fue su padre biológico, quien no la juzgó, la consoló y la abrazó cuanto necesitaba. Cuando su madre y su padrastro se enteraron se pusieron histéricos, querían alejar a su padre lo máximo posible de ella, diciendo que era una terrible influencia, y decidieron mudarse a Indiana, Hawkins.

—Queríamos un cambio, estábamos cansados de ese entorno —mintió.

—Yo nunca he salido de Hawkins —dijo Lia, de hecho, hasta hacía poco no había salido del laboratorio, pero pronto se dio cuenta de que supuestamente ella no era de aquel pueblo—. Quiero decir, además de Michigan.

—Yo tampoco —dijeron Lucas y Dustin al mismo tiempo.

—Pero eso es porque sois unos pardillos —rió Max.

—Dustin —llamó Mike molesto, que acababa de llegar a su lado, pero al no ver a Will, Lia no pudo evitar preocuparse.

—¿Dónde está Will? —preguntó ella.

Todos corrieron en busca del niño Byers, llamándolo por su nombre en los alrededores, y Lia no podía sentirse más culpable por dejarlo solo. Lo encontraron detrás de un muro, abrazando sus rodillas y escondiendo la cabeza mientras temblaba.

—¡Will! —lo llamó la chica.

—¿Qué pasa?, ¿Está bien? —Lucas.

—No lo sé —dijo Mike inspeccionándolo—. Voy a llevarte a casa, ¿Vale? Voy a llevarte a casa.

—Tranquilo colega —Dustin intentó ayudar a Mike con Will, pero este reaccionó de una forma muy agresiva.

—¡Puedo solo! Puedo solo.

—Mike —Dustin intentó razonar con él.

—Seguid pidiendo caramelos, yo ya paso —claramente estaba muy enfadado, pero eso a Lia no le importaba, iba a ir con ellos.

—Voy con ellos, pasadlo bien —dijo ella dándoles una sonrisa a los chicos, quedándose unos segundos de más mirando a la pelirroja antes de seguirlos.

—Quédate con ellos, yo me encargo —dijo Mike cuando vio a la rubia llegar.

—No me importa lo que quieras, es mi primo y voy con él —respondió en el mismo mal tono.

Fueron los tres juntos a la casa del azabache, pero este hizo a Lia quedarse en el baño mientras los niños tenían una conversación "privada", solo que la chica podía escuchar todo desde allí.

—Es como... Como que estoy atrapado —explicó Will.

—¿Atrapado en el mundo del revés?

—No, en uno de esos visores de souvenir —a este punto de la conversación Lia no estaba entendiendo nada.

—¿Entre dos diapositivas?

—Sí, exacto. Como si una fuera de nuestro mundo y la otra diapositiva fuera del mundo del revés —explicó antes de empezar a titubear— Y oigo ruidos... Por todas partes. Entonces he visto algo —dijo asustado.

—¿El demogorgon?

—No, era como... Como una sombra enorme en el cielo. Pero estaba viva, e iba a por mí.

Lia no podía evitar asustarse, nunca había estado en aquel lugar al que llamaban "mundo del revés", pero había visto el portal y Will le había descrito con pelos y señales como era. Sabía que todo lo que saliera de ese sitio no podía traer nada nuevo

—¿Todo esto es real? ¿O como dicen los médicos, está en tu cabeza?

—No lo sé, pero por favor no se lo cuentes a los otros, ¿Vale? No lo entenderían.

—Once lo haría —la atención de la rubia fue completamente a Mike al escuchar el nombre de su hermana.

—¿Tú crees? —"" pensó Lia.

—Sí, siempre lo entendía —hizo una pausa para seguir hablando—. A veces siento que aún la veo, como si estuviera cerca, pero nunca está —una lágrima cayó por la mejilla de Lia, ella sentía lo mismo, y ahora sabía que no se lo estaba imaginando—. No sé, a veces siento que me he vuelto loco.

—Yo también.

—Oye, si nos volvemos locos estaremos juntos ¿Vale?

—Sí, locos juntos —sonrió Will.

𝘽𝙧𝙤𝙠𝙚𝙣 𝙃𝙚𝙖𝙧𝙩𝙨 [Max Mayfield]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora