𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘁𝗿𝗲𝘀 - 𝗫𝗫𝗜𝗜𝗜

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—Va a sonar fatal pero, ¿Puedo quedarme en el coche? —preguntó Robin en el asiento del copiloto—. Porque esto va a ser un rollo total.

—No pasará nada —consoló Nancy sin quitar la vista de la carretera.

—Es que no soporto verle esos ojitos tristes a Eddie. El pobre está fatal.

—Al menos podrá beber para sentirse mejor —dijo Steve en el asiento de atrás, junto a Dustin y Lucas.

—Es lo que hace mi madre —murmuró Max con la mirada perdida.

—Vamos a ensayarlo —propuso Robin— "Hola Eddie. Te damos las buenas noticias primero. Te traemos comida basura y las birras que nos pediste. Ah sí, y hemos encontrado a Vecna pero la mala noticia es que está en esa otra dimensión más oscura y aterradora de la que te hablamos. Y como el portal está cerrado no hay forma de llegar a él, así que básicamente estás jodido. Y ya sé que estabas jodido antes pero ahora estás doblemente triplemente jodido".

—Espera, a lo mejor no hay que plantearlo así —dijo Dahlia con una mueca.

—"Estamos más cerca de encontrar a Vecna". Es lo que le diremos, y es lo que importa.

—¿Ves Robin? Centrarse en lo positivo lo cambia todo —bromeó Steve, ganándose un "aja" desinteresado por parte de su amiga.

—No me jodas —exclamó Nancy de pronto.

El grupo miró atentamente al frente para ver que fue lo que Nancy había visto. Habían coches de policía a fuera de la casa de Rick Porreta, lugar en el que Eddie se escondía. Se bajaron del coche nada más detenerse, siguieron a Nancy y se escondieron detrás de una furgoneta.

—...las emergencias del condado de Roane recibieron una llamada poco después de media noche, informando de un homicidio ocurrido en el lago —dijo el jefe de policía—. El agente Callahan presente, y yo mismo, llegamos los primeros. Fuimos a la orilla del lago Lovers, a unos veinte metros de la casa que tengo detrás. Y es donde hayamos a la víctima —miró su libreta—, un alumno de dieciocho años del instituto de Hawkins. Patrick McKinney.

—Joder... —murmuró Lia.

—Los miembros... Su cuerpo... Estaba desfigurado. Tenemos un testigo en la escena y también hemos identificado una persona de interés: Eddie Munson. Aquellos que tengan algo de información que hablen, por favor.

—Oh, mierda —maldijo Steve—. Esto no mola, no mola nada de nada.

—Seguro que tienen muchas preguntas, y responderé a las que pueda, a las dos en el ayuntamiento donde todo residente en Hawkins será bienvenido. Ahora mismo tengo que hacer papeleo y agradezco su comprensión.

—Dustin, ¿Me oyes?, ¿Wheeler? —llamó Eddie a través del walkie-talkie.

Dustin lo sacó de su mochila rápidamente. Él y el grupo se alejó del lugar silenciosamente.

—Eddie. Que fuerte —dijo el rizado en bajo—. ¿Estás bien?

—No, tío. No podría estar más lejos de estar bien —dijo entre risas sarcásticas.

—¿Donde está? —preguntó Robin.

—¿Donde estás? —repitió Henderson.

—En la roca del cráneo. ¿La conoces?

—Sí, está cerca de Cornwallis y...

—Garret —dijo Harrington—. Sí, sé donde está.

Esto fue un incentivo para que los adolescentes empezaran a caminar rápidamente al coche para no perder ni un minuto más.

𝘽𝙧𝙤𝙠𝙚𝙣 𝙃𝙚𝙖𝙧𝙩𝙨 [Max Mayfield]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora