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—Este lugar es inmenso. —Susurró Jungkook mirando el gran palacio de mármol blanco y oro que se encontraba frente a sus ojos.
Namjoon lo miraba con una sonrisa tierna. —Este es solo el inicio, aún falta mucho por ver. —Las puertas del palacio se abrieron de par en par, inmediatamente el beta castaño guío a los omegas por el gran jardín principal, desviándose en uno de los pasillos hasta una gran casa que se encontraba en la parte trasera del gran palacio. —Cuando no están haciendo sus tareas en el palacio, deben permanecer aquí; está será su casa, tienen cocina, baños y dormitorios, todo lo que necesitan para vivir cómodamente. —El beta detuvo su andar y miró a los nuevos empleados. —Sus familias recibirán un pago mensual y ustedes también, además se les brindará servicio médico en caso de necesitarlo en algún momento, apartir de hoy ustedes pertenecen al palacio y no podrán salir de aquí a menos que el emperador lo apruebe.
—Las reglas aplican para todos. —Una voz desconocida se escuchó tras los omegas, un elegante omega apareció en el lugar, su cabellera blanca, su declaración les dió aviso de que se trataba de un empleado más, aunque su vestimenta y color de cabello gritaba lo contrario. —Nadie puede salir del palacio real a menos que su majestad imperial lo apruebe. —Explicó aún serio. —Me presento, soy Jung Hoseok, encargado de los omegas del palacio real. Seré su supervisor y les enseñaré todo lo que deben saber para trabajar en el palacio, por favor síganme. —Los omegas siguieron curiosos a Hoseok, este les mostró el interior de la que sería su casa.
Dentro de aquella casa habían más empleados, todos omegas, mientras les mostraba el interior de la casa les iba explicando que debían y no hacer mientras estuvieran en el palacio real.
Una de las reglas estrictas era el uso diario de supresores, al parecer al emperador le molestaba las feromonas de los omegas o de cualquier persona en particular. También estaba prohibido el relacionarse íntimamente entre empleados, sobre todo omegas.
—Que hombre más extraño, no tiene olor. —Susurró Jungkook al olfatear a Hoseok, al parecer era un omega sin aroma. El omega de cabellera blanquecina les explicaba la particular condición del emperador al no tolerar ningún aroma de omega cerca suyo.
—Eso es todo, mañana tendrán su primer día, cada uno de ustedes estará acompañado por uno de los antiguos empleados, ellos les enseñaran todo, ahora vayan a sus habitaciones asignadas y descansen.
—Si, señor Hoseok. —Hablaron todos al mismo tiempo, exceptuando a Jungkook que solo permaneció en silencio.
Hoseok le dió una mirada curiosa, su ceño se hundió al mirarlo de arriba a abajo, la cabellera de Jungkook lo hacía resaltar del personal y extrañamente esto le molestó. Pero, decidió dejarlo pasar porque era nuevo en este lugar, se dió vuelta y caminó fuera de la casa.
Inmediatamente los omegas que estaban en la casa se acercaron a los nuevos.
Una omega se acercó a Jungkook con una cálida sonrisa. —¿Eres Jungkook? —El pelinegro asintió lentamente. —Mucho gusto, soy Hwasa, y seré tu tutora hasta que sepas hacer bien todas tus tareas en el palacio real.
Jungkook le sonrió a la mujer, se veía amable. —Mucho gusto.
—Te ves bastante joven, ¿Qué edad tienes?
—Tengo veintiuno.
—Oh, ya veo. —La mujer agarro suavemente a Jungkook del brazo. —Ven conmigo, te mostraré tu habitación. —Caminaron por el gran pasillo, Jungkook miraba con atención todo el lugar. Era bonito, bastante sencillo a comparación del gran palacio, pues tenía ese toque hogareño. Ambos se detuvieron al final del pasillo, todas las puertas del lugar eran iguales, blancas y de madera, solo podían distinguirse por el número que se encontraba en su costado. —Bienvenido a tu habitación. —Era la número veintiséis, la castaña abrió la puerta de la habitación dejándolo entrar en esta.
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The Royals Kim || Taekook
RomanceEn un viaje a la capital oro del imperio del sur, Jungkook es vendido por su padre a los guardias imperiales contra su voluntad. Al ser llevado al palacio de mármol y oro, su vida dará muchos giros drásticos, y el mayor de todos iniciará cuando él...