En un viaje a la capital oro del imperio del sur, Jungkook es vendido por su padre a los guardias imperiales contra su voluntad.
Al ser llevado al palacio de mármol y oro, su vida dará muchos giros drásticos, y el mayor de todos iniciará cuando él...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Taehyung golpeaba el escritorio de forma insistente con sus dedos mientras sus pensamientos lo ahogaban.
¿Él estaría bien? ¿Habrá dormido? El alfa no durmió en toda la noche, aún cuando cambiaron las sábanas de su habitación el aroma del omega seguía impregnado en cada rincón de esta y no dejaba de recordarle el gran error que había cometido al dejarse dominar por su lobo.
Jamás en su vida le había sucedido algo así, bueno, quizás una sola vez. Pero, fue hace muchos años y esa persona que logró hacer reaccionar a su lobo, ya no estaba, así que no tenía sentido.
¿Por qué su lobo se angustió tanto al dejar ir a aquel omega en ese estado la noche anterior?
¿Por qué él mismo se sentía angustiado?
Era un omega obstinado, contestón y altanero, ¿Qué exactamente le resultaba atrayente de él? ¿Su mirada feroz al retarlo?, ¿Su imprudente boca que no temía decir la verdad? O ¿Su cálido toque que removió emociones que no creía sentir en mucho tiempo?
Tragó saliva al darse cuenta de los tontos pensamientos que estaba teniendo.
—¿Su majestad, me está escuchando? —La voz de Namjoon llegó a sus oídos sacándolo de su nube de pensamientos.
—¿Que dijiste? —Balbuceó perdido.
—Le explicaba la situación de uno de los nuevos omegas y solicitaba su aprobación para que pudiese enviarle cartas a su padre los fines de semana.
El alfa se recostó en su silla. —¿Qué omega?
—Su nombre es Jungkook, su majestad.
El cuerpo de Taehyung se tensó, aclaró su garganta notablemente nervioso. —¿Por qué solicitas esto por él, Namjoon? ¿Cuál es tu relación con el omega?
—Fue separado de su padre de las lejanias, a cambio del omega le ofrecí oro y además le aseguré que podrían escribirse cartas mientras estuviese aquí.
—¿Estás consciente de que como capitán de los guardias imperiales no puedes hacer ese tipo de intercambios?
—Si, su majestad. Pero, nuestro batallón habían rodeado al hombre, lo hirieron y también a su hijo, sentí que debía recompensarlo de alguna manera.
