En un viaje a la capital oro del imperio del sur, Jungkook es vendido por su padre a los guardias imperiales contra su voluntad.
Al ser llevado al palacio de mármol y oro, su vida dará muchos giros drásticos, y el mayor de todos iniciará cuando él...
—M-más rápido, por favor. —Jungkook jadeó aferrándose a la espalda de aquel alfa.
—¿Te gusta así?, ¿Mm? —El alfa susurró mientras aceleraba sus embestidas. —Estás tan mojado y apretado, me tomas muy bien. —Jadeó.
El omega gimió y se acercó al cuello del contrario donde comenzó a olfatear embriagándose de tan sutil aroma, mordisqueó la zona extasiado dejándose llevar por sus impulsos más primitivos. —Me gusta como hueles.
Un sutil aroma a flores, a girasoles.
El alfa sonrió, agarró al pelinegro por las mejillas y unió sus labios intensamente, sin dejar de profanarlo.
—Estás tan caliente, y hueles tan bien. —El alfa comenzó a moverse con más rapidez y fuerza, haciendo gritar a Jungkook de placer puro.
Sus juicios estaban nublados por el ardiente olor a celo.
Las embestidas eran duras y certeras, Jungkook sintió cada parte de su cuerpo temblar con cada arremetida que recibía. Soltó un gran gemido y sin más, se corrió, no obstante, las embestidas por parte del alfa no cesaron, al contrario lo siguió embistiendo con violencia, casi con desespero, ocasionando más temblores en su cuerpo y apartando más su sano juicio.
Como si no fuese suficiente el carnal acto que estaban cometiendo, una nueva sensación abarcó el cuerpo del omega.
Un lastimero gemido salió de sus labios mientras sentía sus paredes internas abrirse lentamente.
Las embestidas continuaban y con estás el crecimiento del miembro de aquel alfa.
Por primera vez en toda su vida, Jungkook sintió el nudo de esencia de alfa del que muchos omegas hablaban.
Las sensaciones fortivas y arrasadoras lo azotaron conforme aquel nudo extendía su canal, el aroma de aquel hombre se espesó y el suyo no se hizo esperar, llenado la habitación de cuatro aromas fuertemente marcados.
Poco a poco las embestidas redujeron su velocidad, cuando el nudo estuvo en su punto masivo el alfa se quedó quieto.
Ambos respiraban erraticamente y la descarga de su esencia dentro del omega se disparó furiosamente haciéndolo gemir con fuerza.
El gran nudo dentro de él, era intenso y caliente.
—Está bien, está bien, omega, ya pasará. —El alfa acarició el rostro sollozante del omega y le dió un tierno beso en los labios.
Las piernas del omega cedieron dejándose caer con cansancio en el regazo del contrario aún con el nudo en su interior.
Instintivamente y siguiendo los deseos de su lobo, alfa lamió el cuello de Jungkook robándole un jadeo, sus colmillos rasparon levemente dicha zona, tentado.
Quería marcarlo, pero, una parte de él se rehusaba a hacerlo.
—Marcame. —Jadeó Jungkook mientras mordía su labio inferior, sentía su entrada volver a lubricarse aún teniendo el nudo dentro de si.
—No puedo hacer eso, no estás hablando tú, lo hace tu lobo. —Jadeó el alfa frotando su nariz sobre el cuello del pelinegro, mientras apretaba fuertemente sus caderas intentando no perder la batalla contra su lobo.
Las feromonas del omega tomaron más fuerza, acabando con la poca cordura del alfa.
—Márcame. —Susurró el pelinegro, utilizando su voz de omega y con esta acción rompiendo aquella barrera que mantenía a su lobo bajo cierto control.
Lentamente pasó su lengua por aquel punto específico en su cuello dónde el aroma era más fuerte, y sin más, enterró sus colmillos en ese lugar sacándole un quejido de dolor.
Sus párpados se cerraron y la unión entre ambos quedaba evidente en la marca de su cuello.
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