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🥀: Poder desatado

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🥀: Poder desatado.
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━ Grite todo lo que quiera, pero ninguno de sus héroes vendrá.

Guila hablaba con suma frialdad y seriedad. Elizabeth no podía sentirse peor, no había señal alguna de los capitanes, y recientemente su hermana se había sacrificado para salvarla. No tenía quien le ayudará, solamente estaba ella con las lágrimas cayendo por sus ojos.

Aún así, tenía la suerte de su lado. Tenía a dos personas que, a pesar de las circunstancias, siempre iban a hacer lo posible para protegerla de cualquier peligro.

Sí, estos eran Annabeth y Meliodas, que luego de largos minutos habían llegado a su auxilio. El rubio finalmente había logrado salir del Ambar de Diosa, y Annabeth de su inconsciencia.

Pero lastimosamente tan pronto Annabeth salió de esos recuerdos dolorosos, la amargura se acumuló en todo su cuerpo y pensamientos, trayendo consigo una enorme y perturbadora oscuridad.

El ámbar se había roto en miles de pedazos, y posteriormente, otra aura oscura comenzó a acumularse y a agrandarse de poco en poco. Esta era la de Meliodas, la cual no tardo en unirse con la de Annabeth, creando una monstruosidad.

━ ¿Annie...? ¿Capitán...? ━ Ban estaba en aquel área, su mirada denotaba confusión, pero también temor. Frunció su ceño al procesarlo todo. ━ Ya había sentido esto antes... No puede ser.

Inmediatamente recordó a los demonios que habían atacado el Bosque del Rey Hada.

Aquella oscuridad se adhirió a sus poseedores, mostrando a aquellas dos personas responsables. Era terrorífico. Las cuencas vacías de ambos solamente mostraban oscuridad, ni un sentimiento alguno. Ya no había rastro alguno del brillo que solían tener los capitanes en sus ojos, no, ahora no mostraban emoción alguna. Sus rostros solamente eran inexpresivos, y manchas de oscuridad adornaban partes de su piel.

━ S-siento calor... ━ Jericho se tambaleó, apretando su pecho ━ M-mi interior quema...

━ ¿Q-que esta pasando? ━ La pregunta de Guila no obtuvo respuesta, aunque si un corte en su muñeca, perdiendo la mano.

Inmediatamente soltó un enorme gritó de dolor, Meliodas le había cortado la mano de un solo y limpio movimiento.

Su compañera Jericho inmediatamente se acercó a su dirección para socorrerla y ayudarla a recuperarse, con ayuda de uno de los hechizos que Hendrickson les había dado anteriormente. Guila volvió a recuperar su mano, pero estaba sumamente adolorida.

Delante de ellas se notaba la silueta de una fémina, que se hacía cada vez más visible gracias a que la arena de los impactos se iba esparciendo. Era Annabeth con un rostro inexpresivo, con sus fosas oscuras y casi semidesnuda. Lo único que le cubría las zonas de su pecho y pelvis, era la oscuridad que se había adherido a su cuerpo.

❝𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐃𝐄𝐀𝐃𝐋𝐘 𝐒𝐈𝐍𝐒❞ ━ nanatsu no taizaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora