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🥀: Un niño misterioso

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🥀: Un niño misterioso.
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📍NOCHE EN LA ALDEA DALLMALY

Meliodas no tardó mucho en unirse al abrazo entre Annabeth y Ban, quienes se abrazaban con tanta hermandad y fraternidad, la cual se podía visualizar a kilómetros. Luego de ver que Meliodas también se unió, de igual modo lo integraron y lo abrazaron con amistad. Diane tampoco tardó mucho en unirse, cargó al trío entre sus brazos, y los apegó a su mejilla con ternura y amistad. Al fin ya cuatro de los pecados se encontraban juntos, tenían que disfrutar del momento.

Los demás presentes los observaban con ternura y bastante contentos, ya que los pecados lograban transmitir aquella felicidad a todos.

Unos momentos después, Diane los dejo en el suelo a regañadientes, ya que ya era hora de comer y debían de terminar con aquel abrazo.

— Bien Elizabeth, te presentaré a Ban, el pecado de la avaricia. — Le anunció el rubio desde su asiento a la princesa, quien se encontraba en la cama.

El zorro aclaró su garganta, y preparó su mejor y más coqueta voz.

— Hola~ Mucho gusto, linda. — Canturreó coqueto para la princesa, recibiendo un pellizco juguetón por parte de Annabeth.

Luego la risa de esta misma fémina se escuchó.

— ¿Y esa ropa que? — Le cuestionó luego de la risa, con una sonrisa divertida ante los pedazos de tela que su acompañante traía.

— ¿Qué? ¿Hablas de esto? — Cuestionó, mostrando falsa incredulidad después de entender que se estaba burlando de sus vestimentas. — No quería estar desnudo frente tuyo o de la princesa.

— ¿No tenias otra cosa? — Siguió Annabeth divertida.

— La encontré por ahí... — Le respondió con aquella sonrisa que le caracteriza.— Ah, y por cierto, hace mucho que no te veo, Diane. — Se dirigió ahora a la gigante.

Visiblemente, Diane rodó los ojos con desagrado y cansancio.

— Yo estaría feliz de no verte después de cien años, exactamente. —Respondió con el ceño fruncido.

— Ay, y bien que me abrazabas junto a los capitanes — Ban sonrió, encarandola.

— ¡Claro que nunca quise hacer eso! — Exclamó Diane a la defensiva.

— Lamento no saludarlo cordialmente, señor Ban. — Está vez se disculpo la princesa.

— No se necesitan formalidades, princesa. Aquí los cinco somos muy buenos amigos. — Ban le dirigió una reverencia.

— Querrás decir seis.

— ¿Qué dice capitán? Aquí solo somos cinco. — Respondió Avaricia con confusión observando a su amigo.

❝𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐃𝐄𝐀𝐃𝐋𝐘 𝐒𝐈𝐍𝐒❞ ━ nanatsu no taizaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora