Probablemente llevarían casi una hora rebuscando por todas las habitaciones del caserío, nunca se les pasó por la cabeza el pensar que SU padre les haría daño a ninguna de las 4, (o al menos eso creían), ya que no había un motivo como tal. Pasaban los minutos, desesperabas, repasaban con habilidad todos los sitios en los qué ya estuvieron; pero se sentaron en el suelo a recoger un poco de aire al finalizar las carreras.
—¿Segura que nos contaras? Volvía a insistir la menor de todas.
—¿Alguna vez te he mentido?
Calladas y pensativas no se percataron de los dos qué estaban buscando los observaban con asco, desde la lejanía.
Quriman exasperada, miraba hacia todos lados, hasta que se topó con los dos fugitivos que hace 4 horas habían desaparecido; tan tranquilos ellos peleaban en la esquina, sin darse cuenta que los habían cazado.
—Sari, mira. Llamó a su hermana, mientras le indicaba la dirección en la que se encontraban las dos personas.
Cuidadosamente la llamada, se levantó del gélido suelo y paseaba sus ojos entre ellos dos.
—¿Qué vamos a hacer ahora?
Dándole vueltas a sus pensamientos, llegó a la conclusión de que cada uno merecía un castigo, por los daños hechos.
—Bien, escuchadme. —atentamente las dos se giraron para verla— Ka, se suele acostar tarde, pero papá se va a la habitación a vigilar a madre. Entonces esos dos acontecimientos nos servirán de cebo; vosotras iréis a por Karishet y yo ahora iré a hablar con papá, pues me esconderé en la habitación donde queda mamá. Tendréis qué entretenerla y si os llega a preguntar si me habéis visto, ignorarla, entonces irá a la habitación de papá para hablar con él. No se como lo mantendré, pero bueno ya se me ocurrirá algo. Seguidla en la lejanía por si necesito refuerzos, ¿de acuerdo?
Asintieron completamente dispuestas a ayudar a la dichosa y se pusieron manos a la obra. Tirando y rompiendo un simple jarrón que aguardaba debajo de una estatua, separaron a los dos.
Corriendo por los pasillos, esquivando cada persona que se le cruzaba en el camino llegó a la última estancia del pasillo izquierdo. Una lágrima se escurrió afligidamente por su mejilla al recordar qué la última vez qué vio a su madre bien fue hace unos 2 años, 2 dichosos años sin ver a la mujer qué le había dado vida .
Con un suspiro, cerró la puerta detrás de ella, cuando estaba completamente dentro.
Su madre simplemente reformulaba la misma pregunta una y otra vez:
—¿Jesee, que has hecho con mis niñas?
—Mamá, soy yo, Sarijaft Mustir Delba, hija mediana de tú sangre, ¿Me recuerdas mami?
La dañada mujer se retrepó un poco para atrás al tener la sorpresa de no encontrarse con su marido, pues era el único familiar que entraba en la habitación a parte de los médicos.
Pensativa respondió entre babulceos débiles:
—¿Tú eres Sarijaft? ¿Qué Sarijaft , yo tuve una hija llamada así?
Al escuchar aquellas dos frases se derrumbó, pero se atrevió a volver a explicarle las cosas de otra forma.
—Mamá yo soy la hija de la Fuerza, el milagro, ¿Te acuerdas cuando me decías así?
Todo parece ser que hizo click en su cabeza, cuando la acogió entre sus brazos mientras el respondía suavemente:
—Yo nunca te podré olvidar, maravilla mía.
Sollozando le explicaba qué cuando viniese el Rey no podía ni siquiera mencionar su nombre ni nada relacionado con que ella se encontraba oculta, en ese lugar.
Al terminar de explicarle a su madre, cayó en cuenta qué para defenderse no tendría escapatoria. Nada más que la Fuerza, y defensa personal, pero esta última, de qué serviría con un bicho de 1'90 y ella 1'71, pero tampoco quería utilizarla delante de su mamá, sobre todo por respeto.
Así que sin pensarlo más rompió la tacilla que se encontraba vacía en los alto de la mesilla de noche. Rompiéndola con disimulada fuerza. Los trozos volaron y rápidamente cogió el más y grande y afilado, para secundariamente esconderse debajo de la cama y aguardar su llegada.
No se hizo de esperar los pasos apresurados que entraban en la habitación dando un portazo.
—¡QUÉ HA SIDO ESO!
—Tan solo quería un poco de agua y pensé que la tacita tendría una poca.
—¡UNA POCA, ¿NO SABES QUÉ EL AGUA TE LA DOY YO CUANDO VENGO?! ¡QUÉ TE PUEDES CORTAR!
Mientras tanto la chiquilla que se encontraba debajo ahogaba chillidos y lágrimas de dolor, al enterarse después de casi 3 años el trato que recibía su madre.
Cuando la cosa empezó a ponerse mucho peor, digamos qué su padre loco perdido, tiraba sin formales ningunos, las cosas qué se apoyaban en la estantería del lado derecho. Sintiendo como la sangre le hervía, observó como el Rey se ponía de espaldas a su posición; momento qué aprovecho para deslizarse eficaz y buenamente hasta colocarse detrás de él y esperar a un solo movimiento para hincarle el trozo de porcelana donde quiera qué le llegase.
Al notar como sus pies giraban con decisión, esperó hasta el último momento cuando estuviesen cara cara, llegado el momento, fugazmente admiró como le regalaría un bofetón, pero siendo más rápida le estrelló el cacho haciéndole chorrear sangre a borbotones. Feliz por que había cometido su cumplido se dio cuenta que sus hermanas estaban asimilandolo que acababa de pasar, menos la mayor.
—Eres un puta psicopata. Dijo sin fulgor al mismo tiempo en el qué sacaba el ''arma'' del pecho del hombre que se retorcía de dolor en el piso y le apuñalaba con fiereza en la mano, casi atravesandola. Sin saber como reaccionar ante la ceguera del dolor que el corte le producía, llamó a la fuerza, era lo único que le quedaba aunque no la quisiese utilizar.
Dándose cuenta la contrincante de sus intenciones, cogió otro trozo que antes, aunque este más pequeño, tirandose al suelo y soltando gemidos de ira y dolor.
Sabía que se encontraba en un estado subconsciente y que acabaría desmayada, pero antes de que esta acción pasara, se reencontró con el hombre de la máscara mientras se acercaba y le decía.—Pronto te sacaremos de esa cárcel, y darás relucir todo tú poder te lo prometo.
Seguidamente que se desplomaba en los brazos del doctor que había estado vigilandola ese minuto completo.
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☾︎ 𝑈𝑛 𝑅𝑎𝑦𝑜 𝐸𝑛 𝐿𝑎 𝑇𝑒𝑚𝑝𝑒𝑠𝑡𝑎𝑑 ☽︎ • 𝓖𝓮𝓷𝓮𝓻𝓪𝓵 𝓗𝓾𝔁 •
Hayran Kurgu♡︎♥︎♡︎ Así se denominaban, los 4 𝑫𝒊𝒂𝒎𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔, 4 hermanas con un poder inimaginable sobre un planeta completo. Un planeta que fue inundado por guerras y enfrentamientos. Pero ¿La razón? 𝑺𝒂𝒓𝒊𝒋𝒂𝒇𝒕 𝑴𝒖𝒔𝒕𝒊𝒓, la mediana de las 4 hija...