Capítulo 3.

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Sayna.

Acerco mis labios a los de Azael casi sin darme cuenta, sus labios parecen suaves y dulces, por lo que me siento atraída hacia estos, pero no llego a sentirlos. 

Azael posa su mano fría en mi cara y apoya mi cabeza en su pecho con cuidado. Le oigo suspirar cuando estoy centrada en los latidos acelerados de su corazón. 

Sus brazos me rodean el cuerpo y le siento calmado y seguro, por lo que yo también lo estoy. En tan poco tiempo he conseguido encariñarme de alguien de esta manera, y lo más raro es que él también lo haya hecho. 

Cuando nuestros cuerpos se despegan ambos sonreímos y seguimos caminando, sin decir nada pero con un ambiente tranquilo y cómodo. 

—Aquí es —anuncio al ver mi tan reconocida zona.

Me paro frente al portal de mi casa. Es un edificio viejo y descuidado. La puerta del portal está oxidada y la pintura desgastada. 

Azael observa la puerta con asco.

—¿De verdad vives aquí con tu abuela? —pregunta incrédulo.

 Le dedico una mirada de incomodidad.

—Pues sí, y agradeciendo. Es lo más barato que hay y... tuve que dejar la universidad para poder trabajar y pagar la renta —explico sacando las llaves de mi bolsillo. 

—Menuda mierda. ¿Qué estabas estudiando? 

Parece que se fija en todo. 

—Estaba estudiando... 

Mi mente viaja a los recuerdos. Hay muchas cosas que siempre he querido hacer y simplemente no he podido, por culpa de eso mi mente se ha vuelto un caos, no está nada organizado: Ni mis ideas ni mis recuerdos. 

—Enfermería —termino de decir.

—Espera, ¿enserio? —abre los ojos sorprendido.

—Sí, pero no llegué ni al primer mes. Una lástima, me gustaba mucho, pero era demasiado costoso. Desde pequeña me gustaba mucho ayudar a la gente y me sentía genial cada vez que ayudaba a mi abuelo en la clínica veterinaria. Yo quería estudiar medicina, y podría haberlo hecho de no ser por el dinero, aunque al final lo mismo ha pasado con enfermería, que el dinero se ha puesto en el medio —explico con tono nostálgico. 

—¿Y el surf? —pregunta realmente interesado.

—Me llama mucho la atención, me gustaría poder participar como tú en alguna competición, eso me ayudaría a ganar mucho dinero. Por eso te he pedido ayuda. Ya sé surfear, pero no profesionalmente, creo que tú me ayudarías mucho en ese sentido. 

Mi mirada se ilumina cuando Azael da un paso hacia mí. 

—Te voy a ayudar —afirma.

Su tono de voz decidido me saca una de las sonrisas más profundas que jamás había tenido. Le doy un abrazo antes de entrar en el edificio. 

—Hola abuela.

Cierro la puerta con llave y me siento en el sofá al lado de mi abuela, que está viendo una novela en la televisión. 

—Hola cielo, ¿cómo ha ido tu segundo día? —Gemma, mi abuela, deja de prestarle atención a la televisión por un momento y me mira con esa sonrisa dulce que he heredado de ella.

—Muy bien. Hay un chico... —me detengo cuando la imagen de la sonrisa de Azael pasa por mi mente y sonrío apretando los labios. 

Mi abuela hace un sonido de sorpresa y me agarra las manos.

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⏰ Última actualización: Jul 06 ⏰

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