Azael.
Esa chica es realmente molesta, esto me pasa por ayudar a la gente.
No me gusta destacar y que la gente me moleste, pero ella se empeña en conocerme o algo así. Su energía me agota.
Me levanto del taburete con la tabla de surf en la mano y me acerco a la orilla.
—Buena suerte cariño —expresa mi madre antes de darme un beso en la frente.
—Gracias. Ya es mi turno —anuncio a la vez que posiciono la tabla frente a mi cuerpo y entro en el agua. Mi padre me lanza la típica mirada de presión.
Siempre quiere que gane, si no lo hago, pasa lo que pasa.
Uso mis manos como remo mientras estoy tumbado boca abajo sobre la tabla, acercándome a una ola. Aún puedo oír a la gente animarme.
Coloco mis manos debajo de mis hombros para ayudarme a levantarme y como en una posición de yoga, presiono sobre mis rodillas de un salto y luego posiciono mis pies firmemente sobre esta doblando bastante las rodillas.
Levanto ligeramente los brazos para mantener el equilibrio y surfeo por debajo de la ola cuando esta llega a mí. Salgo de ella antes de que se cierre y salto por encima de otra ola que viene seguida de la que acabo de superar. La siguiente ola es más pequeña y se desliza por debajo de mí, pero aún así aprovecho para hacer un salto usando la siguiente ola de rampa gracias al impulso que me ha dado la pequeña.
Salgo del agua y me reciben varias personas que ni siquiera conozco y mis padres. La chica pesada de antes coge mi tabla y se la lleva, parece que se esfuerza en su trabajo.
—Lo has hecho muy bien mi niño —dice mi madre con una sonrisa dulce y de orgullo dibujada en la cara.
—Aún no cantes victoria, Samantha —espeta mi padre y me mira a los ojos con asco. Mi madre se estremece en su sitio. —Espero que tu hijo tenga de ganador lo mismo que tiene de rarito.
Sus palabras me duelen, aunque no lo demuestre.
—¡Mauro! También es tu hijo, no puedes decir eso... —murmura mi madre para ser interrumpida.
—Cállate de una vez, no me digas tú a mí lo que no puedo hacer —amenaza.
La gente empieza a mirar y mi padre baja el tono.
Después de que terminaran todos de competir, un hombre con un megáfono se acerca y lee un papel que tiene en la mano.
—El ganador es... ¡Harry White en primer lugar!
Mi mirada se queda fija en el suelo cuando avisa al primer ganador.
—Segundo ganador, ¡Azael Davis!
Mi padre tira de mi brazo con fuerza y me lleva hasta donde está aparcado el coche. Allí no hay nadie y mi madre corre detrás de nosotros.
—¡Inútil, tenías que quedar primero! —grita mi padre y la palma de su mano me cruza la cara.
Mi madre se para en seco, con lágrimas en los ojos.
—Por favor Mauro, déjale... —pide mi madre con un hilo de voz.
Mi padre se gira hacia ella furioso y la agarra del pelo.
—¡Te he dicho que no me digas lo qu...! —le interrumpo tirando de su chaqueta, alejándole de mi madre.
Mauro agita su brazo y me mete un puñetazo directo a la cara. Choco contra el coche y caigo al suelo.
Mi madre observa aterrada y Mauro hace un gesto con la cabeza para que nos metamos al coche.
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Ansias de tu temperatura.
RomantizmSayna es una chica extrovertida, dulce y sociable. Azael es todo lo contrario. Sayna tiene problemas para pagar la renta y con ayudar en la floristería de su abuela y trabajar en el café no le llega para cubrir todos los gastos. La comunidad en la...