On A Day Like Today

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Presente.

5 de Diciembre. El cumpleaños de Niall.

Harry rodó en la cama, ahogando un gruñido en la almohada. Era el cumpleaños de Niall.

Quería ir y saltar en su cama, cantándole una tonta canción de cumpleaños, pero había cosas por hacer. Días atrás, cuando Niall estaba salvando una vida probablemente inocente y él estaba viendo El caballero de la noche por milésima vez; habían tocado la puerta. Con fastidio y arrastrando los pies, abrió la puerta.

Frente a él había una chica de cabello largo y casto vestida idénticamente a Niall. Saco bien planchado y una blusa blanca, falda ajustada y tacones altos con nulo grosor. Harry se dio cuenta casi de inmediato que era una abogada.

Había tenido la idea de cerrarle la puerta en la cara, temiendo que fuera otra demanda en su contra; pero la chica había dejado en claro sus intereses apenas lo había visto.

—Soy amiga de Niall. —La joven le tendió la mano. Harry alzó sus cejas y sujetó la delicada mano de la joven—. ¿Eres... Henry?

—Harry.

—Sí, claro. —Ella soltó una risita—. Amm, como sabes el cumpleaños de Niall está cerca y bueno, los del departamento queríamos hacer algo por él. Estamos buscando a sus amigos y pedir ayuda. Así que, ¿qué dices? ¿Quieres ayudarnos?

Harry dejó salir un suspiro, sacudiendo su cabello. Hasta ese momento, el mundo de Niall colisionaba con el suyo. El Niall abogado defensor no era el mismo que Niall, mejor amigo de Harry. Apenas sabía que hacía realmente.

Pero a veces se le olvidaba que Niall tenía una vida fuera de su burbuja de problemas. Que tenía otros amigos que no le chupaban la vida, como él. Que él vivía su vida sin problemas y sin dramas. Que seguramente todos los días llegaba cansadísimo y harto de gente con problemas, y de cualquier manera; siempre llegaba con la capacidad de querer hacerlo sentir mejor.

Niall era la mejor persona del mundo, y claro que se merecía algo lindo sólo para él.

—Sí, claro. —Harry respondió encogiéndose de hombros—. Sólo que estoy algo corto de dinero.

—Sin problemas. —La chica volvió a sonreír—. Nos ayudarías mucho con la decoración e ir por la comida y así. Te prestaríamos un auto. ¿Sabes manejar, no?

Harry asintió y la chica le agradeció nuevamente. Le dejó su número en una tarjetita, diciéndole que la mañana del cumpleaños de Niall ella le dejaría una camioneta para que fuera por todas las cosas. Le tendió una agenda con direcciones de todos los lugares a los que Harry debería ir, y el sentirse útil le hizo sentir bien.

—Muchas gracias, Harry. ¡Oh! Y, ¿no sabes de otro amigo de Niall al que deba invitar?

La mente de Harry arrojó un nombre.

Sin embargo, Harry negó con la cabeza.

—No, ni idea.

Harry se despidió con una mano en el aire y una sonrisa apretada.

Ya era la mañana de cumpleaños de Niall, la camioneta de la chica ya debería estar abajo y el ácido estomacal de Harry no había estado tranquilo apenas recordó que probablemente vería a Louis.

Porque aunque él no le había dado el nombre de Louis, era cuestión de tiempo que ellos mismos lo descubrieran.

Semanas o meses atrás le habría alegrado en un dos por ciento la oportunidad de estar en la misma habitación que él, pero ya no más. Ya no había esperanza para ellos dos, mucho menos para Harry. El sentimiento de emoción había sido cruelmente remplazado por un sentimiento de terror y sofocación. Igual cuando a los doce había caído de una lancha mientras estaban en unas vacaciones familiares.

Love Too Much. [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora