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Cuando Changbin despertó vió como Felix se encontraba bastante apartado de él en la cama, siempre que alguno de los dos se quedaba a dormir en la casa del otro dormían bastante apegados, aquella vez no fue así, y aquello lo asustó un poco

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Cuando Changbin despertó vió como Felix se encontraba bastante apartado de él en la cama, siempre que alguno de los dos se quedaba a dormir en la casa del otro dormían bastante apegados, aquella vez no fue así, y aquello lo asustó un poco.

No tardó mucho en levantarse, tomar una pastilla para el dolor de cabeza que tenía, y bajar a la cocina para preparar los desayunos, no se molestó en prepararles el desayuno a su madre y padre, era domingo, estaba seguro de que no se levantarían de la cama hasta la una de la tarde por lo menos. Mientras la leche se calentaba en el microondas comenzó a pensar en lo que sucedió el día anterior, no estaba seguro de lo que pasaría cuando Felix se despertara, tal vez fingiría que nada pasó o insistiría en el tema.

-Buenos días- le dijo Felix entrando a la cocina, lo cual hizo que Changbin se sorprendiera al haber estado inmerso en sus pensamientos.

-Buenos días, la leche se está calentando, puedes sentarte de mientras- le dijo viendo como el australiano asentía para seguidamente sentarse en una de las sillas.

-¿No te duele la cabeza?, ayer bebiste bastante- le preguntó y el pelinegro tragó saliva nervioso.

-Me he tomado una pastilla en cuanto me he levantado de la cama, estoy bien- le respondió dedicándole una pequeña sonrisa.

Una vez el microondas sonó Changbin sacó los desayunos para dejarlos sobre la mesa, tanto Felix como el coreano comenzaron a desayunar sin decir ni una palabra.

-¿Recuerdas algo de lo qué pasó ayer?- le preguntó el australiano captando su atención.

-¿Por qué lo preguntas?- dijo removiendose en su asiento intentando mantenerse tranquilo.

-Bueno, tuve que traerte casi arrastrar a tu casa, y dijiste algunas cosas que no me esperaba- le explicó mientras mantenía la vista fija en su desayuno y daba lentas vueltas a la leche con la cucharilla.

Changbin se quedó pensando por un momento, ¿Debería decirle que se acordaba de absolutamente todo y que lo que le dijo era completamente cierto?, no sabía cómo iba a reaccionar, habían múltiples opciones.

-Changbin- le llamó el pelimorado al verle absorto en sus pensamientos.

El nombrado fijó la vista en la de Felix mientras se preparaba internamente para decirle que se acordaba perfectamente de lo que ocurrió. Tragó saliva fuertemente y desvió de nuevo la vista de la de su mejor amigo al no poder seguir haciendo contacto visual con él.

-Me acuerdo- le dijo mientras intentaba desviar su atención al desayuno, sentía que su corazón iba a salirse por su boca en cualquier momento, y el nudo en su garganta no le ayudaba.

-¿De qué te acuerdas exactamente?- le preguntó Felix queriendo asegurarse.

-De como me emborraché, de ti pidiendo un taxi para poder traerme a casa, de mí acercándome a ti y besarte- dijo susurrando lo último -Lo siento, sé que no debí haberlo hecho- dijo sintiendo como el nudo en su garganta se hacía más grande -Solo no te enfades conmigo, porfavor- le pidió fijando la vista en la del pelimorado, quien lo miraba sin poder asimilar del todo la situación.

-No estoy enfadado contigo, solo estoy algo confundido- dijo Felix viendo como Changbin le miraba atentamente -¿Lo que me dijiste antes de besarme es cierto?- le preguntó algo inseguro al pelinegro, quien juntó sus manos debajo de la mesa para comenzar a jugar con sus dedos.

-Sí- le dijo murmurando evitando hacer contacto visual con su mejor amigo.

-No te he escuchado- le dijo Felix sinceramente.

-Sí, es cierto- le dijo aquella vez mirándole a los ojos al chico sentado enfrente suya, Changbin podía notar como sus ojos comenzaban a cristalizarse al ver la expresión sorprendida y seria de Felix -Me gustas, y lo siento por no poder controlarlo- le dijo en un hilo de voz viendo como Felix parecía pensativo mientras le miraba.

-Tengo que ir a mi casa- dijo el australiano levantándose de la silla sin hacer contacto visual con el pelinegro en ningún momento.

-¿No vas a decir nada más?- le preguntó notando como las lágrimas comenzaban a resbalarse por sus mejillas, Felix detuvo sus pasos antes de salir de la cocina.

-Lo siento Changbin, pero no puedo corresponder tus sentimientos- dijo sin tan siquiera mirarle -Voy a recoger mis cosas de tu habitación y me iré a casa, no me llames por hoy, estaré ocupado- le dijo para después subir a la habitación del coreano.

Changbin se quedó mirando por un rato por dónde se había marchado Felix, tragó saliva fuertemente para poco después bajar la mirada a la mesa donde se encontraban los desayunos, apartó su taza aún con leche y apoyó sus codos en la mesa para seguidamente pasar sus manos por su frente mientras intentaba no ponerse a sollozar ahí mismo, intentando tranquilizarse comenzó a mover una de sus piernas.

-¿Qué he hecho?- se preguntó a sí mismo notando como en cualquier momento iba a ponerse a llorar desesperadamente.

Estaba enfadado consigo mismo, se prometió nunca declararse a Felix, y ahí estaba, diciéndole que todo lo que dijo la noche anterior estando borracho era cierto cuando podría haberle mentido diciéndole que, o no se acordaba de nada o solo se estaba metiendo con él. Tal vez solo estaba harto de ocultar sus verdaderos sentimientos hacia el pelimorado.

Desvió la mirada hacia la ventana que daba al jardín frontal de su casa al ver cómo Felix bajaba con una mochila por las escaleras, intentó cubrirse parte de su rostro con su mano al no querer que su mejor amigo viera cómo lloraba. Felix se quedó mirando cómo Changbin movía nervioso una de sus piernas, desvió la mirada hacia al suelo tragando saliva nervioso para poco después dirigirse a la puerta de la casa.

-Adiós Changbin- le dijo para seguidamente salir de su casa y cerrar la puerta.

Fue cuando el nombrado se derrumbó, comenzó a sollozar cómo nunca antes había hecho al ver cómo el pelimorado caminaba rápidamente por la acera queriendo alejarse lo más rápido posible de su casa. Apoyó una de sus manos en la zona donde se encontraba su corazón al notar cómo este le dolía cómo el infierno, en aquel momento solamente quería desaparecer de la tierra.

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I lιкє ρєяsσηsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora