IV

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—Está bien Uraraka, estaré ahí en poco tiempo

—¡Gracias kachan, saluda a tu madre de mi parte!— colgó la llamada justo cuando entre a la calle donde viven los viejos de mis padres.

Eran pasadas las siete de la tarde cuando estacione enfrente de la casa, apague el coche y me dispuse a salir con las bolsas que me encargó Uraraka traer en su nombre. Le toca guardia nocturna e insistia en que debía entregarle las cosas hoy, no tengo ni idea de que contiene cada bolsa, me distraje un poco cuando me lo comento. 

Verificando que estuvieran en casa entre sin tocar, igual esta seguía siendo mi casa. Las luces de la sala estaban encendidas al igual que la tele que reproducía una película animada, algunos juguetes estaban regados por los sillones y de la cocina salía un extraño olor a dulce. Mire a mi alrededor confirmando que en verdad fuera esta la casa de los viejos y lo era, ¿entonces que estaba pasando?

El ruido de alguien corriendo hacía mi dirección me pusieron alerta;  la vieja hubiera gritado en cuanto entre a la casa sin tocar y el viejo no correría tan rápido, mantuve mi vista fija en la puerta por la que tendría que salir el responsable, mire con asombro el individuo que detuvo su andar al tiempo que las bolsas que sostenía cayeron provocando un ruido sordo.

—¿Qué haces tú aquí?— preguntó ladeando la cabeza. 

Esa niña de ojos rojos se acercó a mí con cautela, con nerviosismo, de seguro noto que mi mirada no se despegaba de ella, pero estaba demasiado sorprendido como para intentar disimularlo ¿qué hace ella en casa de mis padres?. 

—Se te cayó esto— comentó bajito mientras levantaba las bolsas. 

Tome las bolsas de forma automática, no lograba salir del shock de verla aquí; de ver a una niña pequeña con el cabello rubio mojado y con lo que parecía ser un modelo de la última línea de ropa que lanzaron mis padres. 

—¿Cariño, porque tardas tanto?— la voz de mi madre se robo mi atención, logrando ver la cara sorpresiva de mi progenitora al momento de verme. 

—Tía, ¿qué hace él aquí? 

¿Tía? 

—Haru cariño ¿porque no ayudas al tío con las galletas mientras yo hablo con él? 

—¿Haru?— dude.

¿Es la misma Haru que conozco? 

Vi a "Haru" dudar unos segundos intercalando su mirada de mi a su "tía" y nuevamente a mi antes de asentir y regresar a la cocina. La sonrisa que mantenía mi madre desapareció en el momento que me miro, su mirada me expresaba duda y al mismo tiempo me dejaba en claro que estaba ansiosa, ¿pero porque?

—¿Porque no me avisaste que vendrías?— cuestionó firme. 

—¿Acaso no querías que me topara con ella?— contraataque. Abrió la boca para contestar pero la cerró y negó con la cabeza. 

Me sentía ansioso y desesperado, miles de ideas y pensamientos sin sentido alguno golpearon mi cabeza, buscaba respuestas lógicas e intentaba con todas mis fuerzas unir todas las piezas sueltas, pero el resultado siempre apuntaba a lo mismo aunque no me convencia y parecía irreal, pero, ¿acaso hay otra posibilidad? 

—¿Porque cuidas a la hija de mi ex prometida? 


🪐


—¡Mitsuki ya llegué!— la voz de T/N invadió el silencio junto con la puerta siendo abierta y cerrada con rapidez resonando por toda la casa, seguido del grito de su hija por el pasillo.

Antes del atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora