‡Capitulo VII‡

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El sol sale de nuevo en la academia Saishu y voy camino al comedor, pensando en todo.

No paraba de pensar en la conversación que tuve con Kokichi, según sus palabras, iba a tener que sacar mi don a relucir esa misma noche.

Por si no tenía suficiente con la obra...

— Hey (T/n). — me saludó Shuichi.

Al escuchar su voz me pare un poco, para que pudiera caminar a mi lado.

— Oh, Shushu ¿Qué tal? — sonreí.

— Agotado. — suspiró, a lo que reí.

— No estás acostumbrado a entrenar eh. — me burlé amistosamente.

— ¿Tú sí? — arqueó una ceja.

— Bueno, más o menos, es lo que tiene ser actriz, puro entrenamiento físico y mental. — suspiré sonriendo. — Pero aún así, no hago flexiones o abdominales... Solo de pensarlo estoy sudando otra vez.

— Pues algo me dice que está noche habra que repetir. — rió.

Shuichi era una persona realmente agradable, con quién podías hablar en cualquier momento de lo que fuera, se podría decir que era la persona con la que más confianza tenía luego de Kokichi y Miu. Y a mí punto de vista, era un chico bastante fácil de leer.

Cuando llegamos al comedor, me senté a un lado de la inventora como era costumbre.

La comida estaba sobre la mesa como todas las mañanas, acompañada de un extra de drama.

— ¿Qué estáis haciendo? — preguntó el detective.

— Rezamos a Atua — respondió la maga, todavía en su postura.

— No me jodas, Himiko ¿Ahora tu también eres de la secta? — me llevé la mano a la boca, expresando mi decepción.

Y con esa pregunta, desaté todo un discurso religioso, que con toda sinceridad, me sudaba tres cojones. Lo único a resaltar de esa conversación fueron los intentos de Tenko por alejar a Himiko de la fé.

Caso perdido.

— ¡Atención! Dios acaba de hablarme, y tiene un mensaje muy importante para vosotros. — gritó Angie, aposta por los que no estábamos escuchando.

— ¿Qué pasa ahora Angie? — pregunté, algo cansada, al ver qué me miraba.

Y pum, otro discurso de Angie, pero este más idiota que el anterior. Ahora hablaba de acostumbrarnos al lugar, quedarnos ahí para siempre, y así parar el asesinato mutuo y bla bla bla...

Toda esa palabrería estaba vacía para mi, no había aguantado tanto tiempo como para rendirme ahora.

— Nhaa ¡Explotad de la emoción! — exclamó Himiko.

Ojala y hubiera podido explotar de verdad, así no tendría que seguir escuchando tanta mierda.

— ¡El show mágico de Himiko ha llegado! Mañana por la mañana en el gimnasio, justo después del anuncio de la mañana. — la pequeña abrió los brazos para darle énfasis.

— ¿Perdona? Ni de coña. — dijo Miu levantándose de su asiento. — ¡No llevo como tres putos días memorizándome las putas mismas frases de mierda de Romeo y Julieta para nada! 

Yo también me levanté de mi asiento.

— ¡Miu! Tranquila. — posé mis manos sobre sus hombros para calmarla.

— Ni tranquila ni ostias, cara duras... — se volvió a sentar ante mi mirada reprochante.

Toda la sala nos miro confundida, esperando una explicación.

Confidence (Danganronpa V3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora