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CAPITULO CUATRO: RETRATOS DE FAMILIA
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–¡AMELIA! –gritaron provocando que la rubia, que dormía plácidamente, se despertará de un golpe.
–¿Qué pasó? –pregunto pérdida. Abrió un ojo y después el otro, acostumbrándose a la luz. Pero, se tapó los oídos cuando escuchó todo el griterío.
–Solcito, arriba que tenés que ir a la escuela. –Felicitas dijo con una sonrisa falsa. Amelia le sonrió perezosa y le dio un beso de los buenos días en una de sus mejillas.
–Buen día, Feli. –se levantó de la manera más pacífica y fue al baño, para bañarse. Entró y vio que todo estaba hecho un caos, lo malo de ser la última. Entró a una ducha, después de que peleó contra Thiago y se baño rápido.
Fue a la habitación y sonrió cuando vio su uniforme. Ella le había hecho unas remodelaciones, que ni se notaban, pero lo hacían único a su uniforme y eso le hacía sentir bien. Su pollera era de cuadros, y tenía la remera verde, que no le gustaba, pero la tenía que usar igual. Agarró sus converse negras y blancas, y se las puso.
Bajo y se sentó entre Thiago y Lleca, empezaron a pasar las tazas en silencio y cuando Nico entró no lo podía creer. Si bien Amelia, prácticamente había sido la más calmada de todos -porque todavía estaba dormida-, igualmente había tenido una mañana muy movida y llena de gritos.
