𝐕𝐢𝐝𝐚𝐬 / 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐘𝐞𝐚𝐠𝐞𝐫 𝐱 𝐑𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫

𝐕𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐚𝐥 𝐟𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨

La sala de velación llena de algunos familiares de la chica que yacía en la caja color blanco adornada con flores de todo tipo, una imagen de ella descansaba sobre el caballete marrón, los gemidos del llanto que salía de las personas le daban al lugar un ambiente de melancolía extrema, melancolía que se pegaba a las frágiles paredes de su corazón. Sus ojos hinchados pedían a gritos no más lagrimas las cuales derramaba a escondidas y aunque evitara contacto alguno, todos eran capaz de notar esa pesada tristeza que cargaba en ellos; su piel estaba tan lívida que se podía ver a la luz sus venas por las cuales ya no corría sangre fresca, sus labios perdieron color y vestía un hermoso vestido blanco de encajes que la hacían lucir, no como una muerta, si no como un ángel que dormía dentro de una caja. Una inesperada visita llamo su atención y al ver quien era esquivo su mirada, la que solía ser su madre derramando falsas lagrimas que secaba con un pequeño pañuelo negro, sínicamente con supuesto dolor se acerco al ataúd y lloro aun más sobre el.

-No puedo creer que esté aquí- comento su
fiel amigo al cual había rogado por su perdón.

-Ni yo.- suspiró y se levanto de su asiento caminando a las puertas de cristal, salió y
miro al cementerio que estaba a cuadras del
hospital. Froto sus manos pues una correntada de aire frío lo abrazo y quedo atónito ante la indescriptible figura negra que se veía a lo lejos, caminando entre las tumbas desapareciendo entre las hojas secas de
aquellos arboles.

-Eren...- Armin lo sobresalto al tocarle su
hombro -La misa ya empezó, vamos- dió una
última mirada hacia el lugar y confundido
volvió a ingresar. Tenía que resignarse que
ahora su vida había hecho pacto con el dolor y
la soledad.

♡

-¿Por qué haces esto?- al hacer esa pregunta, su alma se abalanzó desde la montaña de su ahora pesadilla, tan rápida, como una bicicleta sin frenos.

¿Dónde estás? ¿Dónde estoy?

Un sin fin de preguntas se formularon en su
cabeza, estaba sola en un lugar tan gris como el cielo en invierno, llorar no solucionaría nada y por muy fuerte que permanecía ante la situación era algo que no podía evitar, era únicamente la nada, y que decir cuando ese silencio le rompía cada hueso, habría más sus heridas, por mucho que le costaba abrir los ojos, lo hacía poco a poco, sabe que no está cerca pero, siempre quedara esa voz suave del chico que ella un día amó, ama y amaría.

-Desearía volver a respirar la lluvia que mojaba nuestros cuerpos, haciendo crecer esa
flor que había entre los dos- sintió como sus
lagrimas humedecían sus mejillas y las
limpio con el reverso de su mano. No había
días, ni noches; ni horas, ni minutos. Era tan abstracto sin explicación, tampoco había palabra para expresar esto. Solo ella contestaba sus preguntas con respuestas absurdas que inventaba, de pronto todo se oscureció y el pánico aumentó, quería gritar pero, ¿a quien?, una mano más pequeña agarro la suya y una voz similar a la de ella le susurro...

-Bienvenida-

♡

Los rayos del sol pegaron contra los rostros de todos los que rodeaban la tumba destapada, el ataúd se coloco en el descensor, una última vez se dió paso para que los familiares más cercanos a ella pudieran despedirse. Cada que bajaba sentía como se alejaba de todo esto, era tan distante, ¿Ahora quien sería esa mirada que lo uniría como el cielo y la tierra?, cuando su caja yacía en lo más hondo una lluvia de
flores lleno el hoyo hasta cierto punto, en donde la tristeza hizo su debido trabajo, encargado de destrozar su alma hacerla, añicos dejarlo en la nada, ____ era su eco y él, el silencio eterno.

-Lo siento tanto amor.- su madre lo abrazo lo
más fuerte que sus latidos le permitían pero, esto lo empeoraba más y dejó expulsar el lamento que cayó en gotas que humedecieron el hombro de Carla. Armin lo abrazo por su
hombro y se encargo de llevarlo al auto donde
se acomodo en el asiento del copiloto aun sin
dejar de ver como el encargado dejaba caer la
tierra con su pala.

Una vez en casa, entre las sabanas que fueron
cambiadas por su mejor amigo, pues el olor de
____ se mantenía fresco.

-Zeke vendrá en unas horas, dijo que si querías... puedes irte con él un tiempo para
que te relajes un poco, si deseas cariño.- negó
y se dejo caer entre las sabanas.

-Quiero estar sólo, por favor.- y sus ordenes se
cumplieron, escuchó la puerta cerrarse y solo
se dejo consumir, llorando, llorando y llorando por horas y horas. Una larga tarde entre recuerdos inolvidables porque de las millones de estrellas que formaban una galaxia ella era a la que más amaba y lo repetirá hasta el fin de sus días cuando junto a ella vuelva a caminar, y la tomará entre sus brazos para volverla a amar.

-Me gustan tus ojos, Eren-

♡

16/oct/2017
9:45 am

-Oye vamos por un café ¿iSiïi!?- este se zafo
de su cálido abrazo y se negó por completo.

-La ultima vez que fui contigo me regaste agua en la cara de la vieja que nos da clases- camino con el fin de ir directamente a su hogar.

-Oh vamos Eren, fue un accidente; que tal si,
¿te compro una hamburguesa? -giro lentamente hacia él, la oferta no estaba nada mal, asintió y dejo a la vista su perfecta sonrisa.

El lugar no estaba lleno como era de esperarse a esta hora, tomaron asiento en las últimas mesas, Armin fue a hacer el pedido y aprovecho el momento para subrayar en su libro las partes que tendría que estudiar cuando llegara a casa. La campanilla del local
sonó y su mirada fue a dar con dicha colegiala
que con una sonrisa ingresó y tomó asiento a
unas cuantas mesas de la suya, saco un libro
y en ningún momento despegó la mirada de ella.

-Eren... ya te veo- Armin pellizco las mejillas de su sonrojado amigo -Annie va a venir acá, dice que te quiere y que la disculpes- dijo y dió un sorbo a su café.

-Y yo de violinista, oh, nada mal.- tomó sus cosas enojado y se acomodo en los muebles
que estaban cerca de la chica que hace un
momento ingreso. Ella dedico una risilla ante
la situación y saludo a Armin para después
centrarse en una de las cosas que a ella le gustaba.

La vida es como un huracán, tal vez algunos
la vean de esa forma, otro simplemente dirán
algo similar que la vida es un torbellino de
amor, de luz y energía llenó de fuego, de
sentimientos. Y ahí estaba ella y sus ojos tan
puros como gemas mirándolo por aquella
vitrina dedicandole una sonrisa tan grande, que de ella emergía la luz de un sol radiante.

-Su nombre es ____ Zacharias, por si la
quieres conocer.- dijo Arlert. La vida es como un espiral tan eterno, sin un principio, sin un
final, esta historia de amor sería más grande
que el Cosmos, después de todo... la nostalgia
ya no existe.

Fin.