1.6- El campamento de Aslan

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-¡Hay que cruzar, ya! -¿Los castores no hacen presas? -No soy tan veloz, querida

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-¡Hay que cruzar, ya!
-¿Los castores no hacen presas?
-No soy tan veloz, querida.
-Vamonos. -Peter agarró a Lucy y la llevo con él.
-Esperen. -Haciendo que lo demás se detengan, Susan los llamó. -¿No podemos pensarlo por un minuto?
-No tenemos un minuto.
-Intentaba ser realista.
-No, tu querías como siempre, ser la niña lista.

Los Pevensie junto a los Narnianos bajaron al río mientras los lobos empezaba a aullar. Levana ayudaba seriamente a Susan mientras Peter vigilaba que no cayera.

Levana miro preocupada como el hielo se derretía en el río haciendo que el piso de hielo este flojo.

-Esperen. Yo voy al frente.
-Si mejor.

Levana miro a Peter y él la miro a ella. Sentía como su corazón con esa mirada empezó a later muy rápidamente.

-Yo te advertí que mí siguieras comiendo postres.
-Uno nunca sabe cuando va a ser su última comida. En especial cuando tu cocinas.

Los Pevensie y Levana empezaron a seguir a Castor con la señora Castor.

-Si mama se enterará de esto..
-¡Mamá no está aquí!
-Es raro chicos, ustedes tienen madre, yo apenas se quienes son. Las constelaciones y las estrellas no me hablan hace años pero aún así nunca me digieron mí origen cierto. -Levana como estaba nerviosa empezaba a parlotear mucho, y sin sentido.
-Callate Lev.
-Susan. -le advirtió Peter.

-¡Ay no!

Todos miraron arriba y vieron a los lobos llegar.

-Corran.

-¡Rápido!

Los lobos llegaron antes de que llegaron a la otra parte del río congelado. Un lobo agarró al señor Castor listo para lastimarlo con sus dientes.

-¡Oh no!
-¡Peter!

Levana sacó su espada firmemente al mismo tiempo que Peter, solo que ella lo sostenía con firmeza y él no.

-¡Sueltalo!
-No sigo órdenes de una muerta.

La Reina no espero más y lastimó al lobo parlante haciéndolo aullar.

-Estoy viva. Más que viva.

-Baja eso, muchacho. Vas a lastimar a alguien.

-¡Olvídate de mí! Atraviesalo, como Levana lo hizo.

-Vayanse ahora que pueden y su hermano se va con ustedes.
-¡Espera deberíamos escucharlo!
-Que chica tan lista.

-¡No, Susan! -Levana se quejó mientras detrás de ellos peleaba con los lobos restantes.
-¡No escuches a ese lobo! ¡Mátalo! ¡Mátalo!

-Ay porfavor está no es su guerra. Está mujer que se hace llamar reina los mando a la boca del diablo. Lo único que quiere mí reina es que te vayas con tu familia.

-¡Ya! ¡El que un hombro de rojo te de una espada no te convierte en héroe! ¡Nada más sueltala!
-¡No, Peter! ¡Narnia te necesita! ¡Tienes que matarlo ahora!

Levana estaba muy arrepentida de haber creado aquella profecia, ellos no eran de Narnia, los metió sin darse cuenta de las consecuencias.

-¡Lo siento mucho, Pevensie's! -Se lamentó, Levie.

-¿Que vas a hacer, hijo de Adán? No voy a esperar para siempre. Y el río tampoco.
-¡Peter!

Empezaba destrozarse todo, Peter miro para todos lados y después vio a Levana cerca dejando de pelear con los lobos.

-¡Sujentense!

Y dio un espadazo al hielo. Todo el glaciar se destrozó y el agua se llevó a Levana que trataba de no respirar y tragar agua. Nadó y nadó hasta llegar hasta el otro extremo. Ahí se encontró con Lucy y la llevó a la orilla con ella.

-¡Lucy!
-¡Reina Levana!
-¡Levana!
-¡Lucy!

Levana y Lucy lograron subir a la orilla juntas mientras estaba temblando de frío.

-¿Alguien tiene mí abrigo?

Una mojada Lucy se acercó a Peter devolviendole el aliento a sus hermanls y a los castores.

-¡Su excelencia!

Levana estaba bien pero con una herida en el brazo.

-Soporte peores, señores castores. -Ellos la miraron mal, en especial la mujer.

Peter abrazo a Levana también haciéndola sonreír y tener más calidez en su cuerpo, ¡que sensación maravillosa! ¿Que será?

-No te preocupes, cariño. Tu hermano sabe cuidarte bien.

-Y no creo que vaya a necesitar esos abrigos.

Todos miraron más allá, Levana empezó a caminar más rápido y vio el campamento de Aslan, estaba cálido. Las flores florecían. Se descongelaban.

Los Pevensie dejaron los abrigos mientras Levana su armadura mojada y oxidada.

Empezó a caminar más rápido, llegó mucho antes que ellos y todos allí al verla exclamaron y sonaron trompetas.

-¡Atención! ¡La Gran Reina Levana, la Brillante!

Ella rió con felicidad y empezó a caminar feliz mientras todos la miraba y acto seguido entraban los Pevensie llevándose las miradas.

Levana fue hasta la carpa central y entró.

-¡Aslan!

Aslan sonrió al ver a su ahijada, hija de los cielos.

-Mi Gran Reina.

Ella sonrió y lo abrazó.

-Te he extrañado mucho, excelencia. -Ella se rió.

-Yo también, Aslan. Los días fueron rápidos pero lentos.
-¿En tu Gran Sueño?
-Asi es.
-¿Viniste sola?
-¡Vine con los Pevensie!
-Son muy amables, aunque solo pase más tiempo con tres de ellos. En especial con Peter. ¡Es muy generoso y amable y muy lindo padrino!

Aslan vio en ella aquella mirada enamorada, era obvio que se estaba enamorando de él futuro monarca de Narnia.

-¿Los ves aptos para reinar?
-No lo se. Todavía falta mucho para decir que si, Aslan.

Él asintió. Y ambos escucharon un grito proveniente de afuera.

-Nos esperan. Pero antes. -Aslan señaló a una columna de piedra en ella había un almohadón con la corona de rubíes y zafiros, la Gran Corona.

Ella con felicidad fue hasta su corona y se la puso con emoción sintiendo como todo su pelo se rizaba y secaba rápidamente para quedar como una Reina completa.

Aslan salió y de ahí, Levana lo siguió haciendo que el mayor de los Pevensie se quedará sin aliento. Era muy hermosa, siendo completamente una Reina.

The Winter Falling |Las Crónicas de Narnia|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora