Capítulo 3

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Dion

Había pasado una semana y el omega no despertaba, su cuello ya había sanado por completo y su cuerpo se estaba reponiendo gracias la medicina que tenía conectada al brazo. Dormía con él todas las noches, su aroma me embriagaba y me ayudaba a conciliar el sueño. El no se movió ni una sola vez, ni siquiera cuando volví a lamer sus heridas para acelerar el proceso o cuando lo olfatee después de bañarlo.

Me apoyé en el escritorio mientras revisaba los documentos del último envío.

-Sospechamos de Perrie.

-Diablos ¡no! amo a las chicas de Perrie.

Aziel y Abraham discutían sobre nuestro posible topo.

-Investigar y si es ella, traiganla ante mí, me agradará escuchar sus últimas palabras.

Los chicos se sentaron y salieron del despacho. Después de la masacre en la casa de Francis no debería haber más topos en la red pero parece que siempre hay manos que quieren abarcar más de la cuenta.

Escuché gritos en el piso de arriba. Apague mi cigarrillo y subí tranquilamente.

-No te lastimare, te lo prometo.

Emily su ama de llaves intenta calmar a un asustado omega mientras este le apunta con una de sus armas favoritas.

-Omega.

Los ojos del chico se movían hacia mí con una mirada completamente aterrada, sus manos temblaban y su respiración era inestable.

-Suelta.

Las manos del joven temblaban pero no soltó el arma. No quería usar mi voz en él, en su estado actual y luego de haber despertado de un sueño tan largo podría salir lastimado.

Entré a la habitación dándole una señal simple a Emily para que saliera.

El chico cambió su objetivo hacia mi al ver que me acercaba.

-Necesito que sueltes el arma y te calmes, tu cuerpo no necesita estar bajo presión en estos momentos.

El chico negó con la cabeza mientras se alejaba unos pasos, su caminar era inestable, como un pequeño ciervo.

-Entonces dispara.

Los ojos del niño se abrieron de par en par.

-Si no quieres dejar el arma y te sigues sintiendo inseguro, dispara.

El joven lo miraba asombrado mientras su manos temblaban, el arma era demasiado pesada para su estado actual, sus ojos denotaron sus dudas mientras soltaba la pistola en la mesa que tenía al lado.

-Buen chico.-No pude evitar sonreír. Elimine el espacio que quedaba entre nosotros y lo cargue como lo haría con un niño, el joven soltó un pequeño grito al sentirse en el aire y se aferró a mis hombros para evitar caer.

-Iremos abajo a comer y a que tomes algo de aire ahora que estás despierto.-Lo mire fijamente un rato antes de susurrarle al oído.-Y la próxima vez que uses un arma, quitale el seguro antes de apuntar.

Mañana Azul - Omegaverse (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora