DION
Su visión era roja, completamente roja, Aziel tuvo que quitarlo de encima de Abraham. A Dion no le gustaba ensuciarse las manos, se manejaba bien con las armas y era lo que más le agradaba utilizar, pero al ver a Ary, sentado frente al bastardo de su beta, con todo el cuerpo temblando, los ojos repletos de lágrimas, comiendo carne y papas quemadas en un plato sucio que solían reservar para los presos, no pudo evitar utilizar sus puños hasta el cansancio con el imbécil.
-¡Jefe! ¡Pare!
Los hombros de Aziel se sacudían mientras intentaba retener al alfa para alejarlo del cuerpo inerte del beta.
-¡El omega jefe! ¡Debe ir con el omega!
Eso lo detuvo, alejó a su amigo con un empujón y miró a su alrededor. Los empleados se encontraban agachados en una esquina, sabían que enojar al alfa había sido una mala idea.
El lugar tenía un aroma dulce en el aire.
-Pierre.
-Abajo.-Una voz muy baja le contestó.- Debajo de la mesa.
Se agacho y levanto el mantel. Allí se encontraba Pierre con el pequeño omega acurrucado en sus piernas, sus mejillas estaban manchadas de lágrimas pero al menos ya no temblaba.
-¿ya acabaste con tu escándalo?
El alfa solo gruño, mientras se acomodaba para sacar al chico del lugar, lo arrastró hasta sus brazos y lo cargó hasta al cuarto, seguido de cerca por su amiga.
-Abraham es un imbécil.
-No digas su nombre.-gruño.
Ella solo lo miro.
Dion acomodó al omega en su cama y se alejó para limpiarse las manos con una toalla húmeda. Vio cómo la omega se acercaba al chico para cobijarlo, mientras él respondía acercándose un poco más a ella.
El ceño de Dion se frunció. El solo había hecho eso con él.
-Calma tigre, está reaccionando a mí porque soy una omega, a parte de ello soy madr....- su voz se cortó y agacho la mirada.
-Tienes razón, gracias por calmarlo.
Ella negó con la cabeza mientras le acariciaba el cabello a Ary.
-Se ve joven Dion, muy joven.
-No sé cuántos años tiene, el perdió la cuenta después de ocho.
Pierre asintió.
-Su cuerpo está bajo mucho estrés, eres un alfa intimidante pero incluso así tu gruñido no debió causar en él una recaída tan fuerte.
-Lleva mucho tiempo en malas condiciones, le estoy dando mi sangre, eso le ha ayudado un poco.
La omega se levantó de la cama y se acercó a él.
-iré a mi habitación, gracias por no dejarme sola.-le dio un beso en la mejilla y salió del cuarto.
El alfa se sentó mientras dejaba salir un largo suspiro. Las cosas no estaban saliendo como el planeo, no se supone que el omega fuera tan importante para él. Le serviría para sacar los trapos sucios de Francis al sol y eso era todo; sin embargo se estaba haciendo cada vez más relevante en su entorno, lo alimentaba, lo bañaba, le daba su sangre, dormía con él e incluso golpeó a uno de sus más fieles subordinados por hacerle daño. Nada de eso estaba en sus planes.
-¿Qué haremos ahora pequeño omega?
ARY
El mundo de los sueños siempre ha sido el lugar más seguro para Ary, allí nada duele, nadie te lastima, no existe el miedo, al menos no en él. El joven omega dejó de soñar desde los ocho años, quizá su cerebro se volvió lo suficientemente consciente de que estaba viviendo una pesadilla y decidió dejarlo en un estado de completa paz mientras dormía o los golpes de su padre eliminaron esa capacidad de él, la capacidad de creer en un mundo diferente donde todo es posible.
Recuerda el deseo de no despertar, de quedarse con los ojos cerrados para siempre, sería tan fácil, extremadamente sencillo.
-Ary.-Escucha una voz a lo lejos.-Omega.- Una voz gruesa y calmada.-Necesitas comer, abre los ojos por favor.
Ary luchó contra la pesadez y abrió lentamente los ojos, su mirada se encontró con la de Dion. El alfa estaba acostado a su lado acariciando su rostro mientras lo llamaba.
-¿Tienes hambre?
Ary asintió.
-Levántate, te daré tu cena.
El omega se sonrojo, él sabía que se estaba convirtiendo en una gran molestia. Ni Siquiera podía tomar sus comidas él solo.
Dion se levantó y acomodó una pequeña mesa en la cama, allí se encontraba un nuevo plato de filete, con ensalada y papas. Una comida similar a la de la tarde pero al mismo tiempo muy diferente.
-Lamento que Abraham te haya hecho eso.
Ary ladeo su cabeza con una expresión interrogante.
-¿Si entiendes lo que Abraham hizo mal?
Ary negó con la cabeza. Se acercó a la mesa y tomó su pizarra.
-"¿Sacarme sin tu permiso?"
-No
-"¿Comer cuándo no estabas?"
-No. Ary el plato donde te dió es el que usamos para los prisioneros, está sucio y viejo. Además hizo que te preparan comida en mal estado; no tiene la conciencia básica que requiere cuidar de alguien.
-"El no tiene que cuidarme"
Dion frunció el ceño
-Quizá no, pero sí respetarte y tratarte bien. Eres mi invitado y él no debe hacerte sentir mal.
El omega bajo la mirada pensando en las palabras de Abraham "retrasado", "animal" , sus expresiones no habían sido agradables, su actitud tampoco. Pero Ary lo entendía, no era fácil estar cerca de él. No hablaba, no tenía modales, y la simple visión de su cuerpo, todo pálido y débil, debía ser demasiado incómoda.
-"¿Por qué me trajiste?"
El alfa lo miró durante un rato antes de suspirar.
-Creí que me serias útil.
-"¿Lo soy?"
-Me ayudas, tu presencia hace que descanse mejor.
Ary dejó de preguntar, estaba seguro de que dormir bien no era la única motivación del alfa al traerlo con él pero aún no estaba seguro de querer saber la verdad.
Dion lo levantó suavemente de la cama y lo sentó en sus piernas mientras acomodaba la mesa con comida encima de ellos.
-No vuelvas a dejar que alguien te trate así, ya no estás solo Ary, me tienes a mi.
Sus palabras hicieron que se le formara un gran nudo en la garganta, la comida estaba caliente pero sabía un poco salada por culpa de las lágrimas que seguía derramando.
Ya no estaba solo.
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¿creyeron que Dion permitiría que trataran mal a nuestro amado omega? ¡Jamás!
Espero que hayan disfrutado esta capítulo, os quiero un montón y les envió un abrazo gigante desde mi rinconcito del mundo. Gracias por su apoyo <3
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Mañana Azul - Omegaverse (+18)
WerewolfEl mundo es un lugar cruel para un omega, aún más si naces en una de las familias de la mafia. Ary no recuerda cuándo fue la última vez que comió, que sonrío, que vio la luz del sol. Sus días eran agónicos y solo había una cosa que ansiaba, la muert...