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——— ¡No, no ,no! Hijo, ahg. No hagas eso.
Zespio seguía a su hijo, quien hace semanas había logrado descubrir una forma más rápida de desplazarse; gatear. Y desde ese momento, la casa se volvió un completo desastre. Su hijo era extremadamente inquieto e energético, ahora lo tenían doblemente vigilado y no podían despegar su vista de él en ningún momento.
Y hoy, no fue la excepción.
Zespio recogía todo lo que N/H tiraba a su paso, ya que , tras él, había un camino de desastre y cosas en el suelo. Desde papeles que habían estado a su alcance a rayas en el suelo por el crayón que arrastraba consigo. Y Zespio, como buen padre que es, estaba siguiendo al niño para observar que no le pasara algo, era una de las pocas veces en las que él estaba completamente al cuidado del niño y sin tu supervisión. Todos sabemos que Zespio es un paranoico, pero , con su hijo, es doblemente paranoico.
—— Creo que tendré que limpiar la casa. ———Dijo Zespio.
Quien suspiró levantando los papeles regados por el suelo. Estaba agotado de seguir a su hijo por toda la casa, subirlo y bajarlo en brazos mientras con la otra mano recogía los juguetes. Y por último el papeleo del trabajo.
Camino a la sala, donde se había dirigido el pequeño N/H. Abrió la puerta de la sala, con los ojos cerrados y dando un bostezo, talló sus ojos para quitar las pequeñas lágrimas que habían salido. Y cuando observó el escenario.
——— ¡N/H! Noo ——— Zespio gruño frustrado. Masajea el dorso de su nariz y luego vuelve a mirar al niño. ——— ¿Por qué--? ahg ¡N/H! Por qué rayos te quitaste el pañal, ¡El sofá esta lleno de-!
No podía ni terminar sus oraciones, el olor nauseabundo inunda la sala.
