Capítulo 5: la sirena

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Balder POV

Estaba bastante desorientado. Bastante era decir poco, estaba muy desorientado. El instituto no es como lo recordaba, aunque claro, zeus habría tenido que volverlo a construir después de que yo lo destrozara.

Intenté no pensar en ello y me centré en intentar llegar a las habitaciones de los chicos donde había quedado en renuirme con mi hermano loki hace una hora. Puede que fuera un pelin tarde pero estaba total y absolutamente perdido.

Después de seguir un largo pasillo salí a una especie de prado con un gran lago en el centro. Todo irradiaba felicidad y tranquilidad. Decidí parar a descansar un rato puesto que la caminata en busca de los dormitorios me habia agotado. Había algo raro en el ambiente pero no le dí importancia, estaba demasiado relajado como para pensar en ello. Tenía el cerebro como envuelto en algodón.

Me encaminé al lago para remojarme los pies pero justo cuando llegué a la orilla, mis piernas fallaron. Me tropecé con una roca y caí al lago.

El agua empezó a envolverme y quise mover los brazos y las piernas para nadar hacia la superficie pero estaba increíblemente cansado. Es como si me hubieran drogado con alguna extraña sustancia mágica existente en el prado. Por eso había notado tanta paz y tranquilidad al llegar a él. Lo que no entendía era como me podía haber afectado tanto en tan poco tiempo. Sin embargo ya no importaba, me hundía rápidamente y si no venía nadie a salvarme, moriría ahogado.

Empecé a alarmarme, no quería morir.
Justo cuando mis ojos empezaron a cerrarse unos cálidos brazos me envolvieron y me elevaron a la superficie. Como por entre una neblina pude vislumbrar una hermosa melena azul celeste y unos ojos violetas. Juraría que una sirena me había salvado, y con ese bonito pensamiento y la sensación de estar a salvo de todo mal, no aguanté mas y me desmayé.

Me desperté al oir un chapuzón e inmediatamente me incorporé para ver quien me había salvado, pero solo pude distinguir una cola de pez de escamas platedas en la lejanía que se agitaba agilmente hasta desaparecer bajo el agua. Asique no había sido un sueño. Había visto una sirena de verdad.

Cuando salí de la ensoñación me dí cuenta de que podía moverme a pesar de seguir en el prado y de que tenía un resgusto extraño en la boca, como si hubiera comido algo desagradable. ¿Me habría dado algo la sirena para que me pidiese mover? Me quedé cómo un bobo mirando el horizonte y pensando en como sería ella. Lo poco que había conseguido ver me hacía pensar que era una criatura muy hermosa. No podía dejar de pensar en su cabello y sus ojos totalmente fuera de lo normal.

Decidí que tenía que volver a verla para poder darle las gracias y conocer al maravilloso ser que me había salvado la vida, pero ahora debía salir de allí antes de que se acabara el efecto de lo que sea que me había tomado. Además, tenía que reunirme con mi hermano y los demás dioses y no sabía cuanto tiempo había estado inconsciente.

Salí por la puerta por la que entré y tomé un camino distinto al de la última vez. Ahora que lo pienso, el prado en el que estaba antes parecia no tener fin, como si estuviera en una especie de lacrima infinita. Desde fuera se veía una sala normal y corriente, pero desde dentro parecía no acabar nunca. ¿Para que querría zeus algo así?

Ya le preguntaría luego. Ahora me fije en el pasillo en el que me encontraba. Todo parecía muy lujoso claro que a zeus le encantaba demostrar el poder que tenía y crear esto para el no habría sido nada. Fui a torcer una esquina pero justo me choqué con alguien y ambos caimos al suelo.

- Lo siento mucho - dijo una voz temblorosa. Me levante para ver quien era y descubrí a una muchacha peliroja a la que no había visto en la vida. Debia de ser una de las nuevas. Era bastante mona, con pecas, piel muy blanca, pelo rojo oscuro, suelto hasta mas abajo de los hombros y rizado en las puntas además de unos bonitos ojos de color verde esmeralda. Parecía tan desorientada como yo asique le sonreí para darle animos.

- No te preocupes, también ha sido mi culpa. Soy balder por cierto. - Pareció sorprendida.

- ¿Eres el dios de la luz y la destrucción? Me han hablado mucho de ti - No creo que cosas buenas teniendo en cuenta la que hice. El hecho de ser famoso por ello me entristeció. Ahora todo el mundo debía de saber que era un monstruo, solo era cuestión de tiempo que también esta chica me odiara. Vió que sus palabras me habían hecho daño porque pareció muy arrepentida.

- ¡Oh por las barbas de Merlín! lo siento muchísimo, no quería herir tus sentimientos. Estoy contenta de conocerte porfin, la verdad es que eres el primer dios que veo y eso que se supone que esto es un instituto de dioses. Espero que no tomes en cuenta mi comentario anterior, la verdad es que no estoy muy acostumbrada a hablar con personas. - Su sonrisa se apagó cómo si estuviera recordando algun acontecimiento pasado no muy agradable. ¿No estaba acostumbrada a hablar con personas?

- ¿Esque no tienes amigos? - No me respondió y se instauró un silencio incomodo entre nosotros. Mierda, había metido la pata pero bien. Resulta que no tenía y era algo que le dolía recordar. - Siento mucho haberte dicho eso, está claro que no debería meterme en tus asuntos. La verdad es que yo hace tiempo que no hablo con nadie tampoco. Puedes imaginarte porque, sin embargo no se porque tu no. Quiero decir que pareces muy maja, los demás deben de ser muy tontos para no quererte por amiga.

Una bonita sonrisa iluminó su rostro y recuperó la alegría de antes.
- ¿Crees que soy maja? Eres muy amable pero si me conocieses también te alejarías de mi. - Sus ojos se oscurecieron un poco pero cambió de tema totalmente y volvió a sonreir, aunque un poco forzadamente. - Pero eso no importa. Y ahora que recuerdo no me he presentado, me llamo cyntia y soy una bruja, encantada.

- ¿Eres una bruja? Entonces ¿haces magia y esas cosas? - Bravo balder, tu sí que sabes. Pues claro que una bruja hace magia. Me di una bofetada mentalmente por mi estupidez. Estaba claro que el no haber hablado con nadie en años habia atrofiado mi capacidad de socializar. Sin embargo ella no se rió de mí como cabría esperar.

- Hago hechizos, creo amuletos y además puedo ver el futuro. Mas o menos.

- ¿¡Puedes ver el futuro?! - Esta chica era increíble. Cada vez entendía menos porque no tenía amigos.
Pareció un poco avergonzada

- Se supone que debería pero de momento solo veo imágenes de vez en cuando de acontecimientos futuros. Es una habilidad que me viene de familia pero todavía no he conseguido controlarla, cosa que no agrada nada a mi madre. - Terminó en un susurro, el hablar de su familia no parecía hacerla muy feliz. Decidí no indagar en ello pese a que tenía mucha curiosidad sobre ella y esta vez fui yo el que cambió de tema.

- ¿Y que haces por aquí? - Gran cambio de tema balder, cada vez que abría la boca parecía mas estúpido, pero de nuevo no se burló de mí.

- Me dirigía a la biblioteca, me encanta leer y aprender nuevos hechizos y, teniendo en cuenta como de grande es el instituto estoy segura que zeus tiene una gran colección de libros. - Ante esto pareció tan emocionada como una niña con un caramelo. La conversación anterior parecía ya olvidada. - El problema es que me he perdido, como siempre.

- No te preocupes, lo cierto es que yo también me he perdido. ¿Por casualidad no sabrás donde están las habitaciones de los chicos?

- Pues creo que sí. De camino aquí oí un gran barullo de chicos al otro lado de una habitación. Supongo que esa es la sala que estás buscando.

- Estoy seguro de que eran ellos. Si me indicaras donde está la sala te estaría muy agradecido.

- ¡Claro que si! Solo tienes que seguir este pasillo todo recto y cuando llegues al final verás una habitación. Esa es. Siento no poder acompañarte pero quiero encontrar la biblioteca antes de que sea de noche, cosa que veo muy dificil.

- Muchas gracias por las indicaciones pero ¿no quieres que te ayude a buscar? La verdad es que no queda mucho para que oscurezca.

- No te preocupes, me las arreglo yo sola. Tu vete a reunirte con los demás que fijo que tienes ganas. Supongo que nos vemos mañana.

- Cierto, mañana es la presentación. Pues nada, hasta mañana y - añadí antes de irme - gracias de nuevo.

- De nada - dijo con una sonrisa antes de girar por el pasillo y perderse de vista.

Era una chica muy amble y vivaracha, no entendía como no tenía amigos. Estaba claro que guardaba un secreto, decidí que lo descubriría y la ayudaría a integrarse. Con ese pensamiento en mente me dirigí a encontrarme con mis amigos.

Y llegaron ellas (kamigami no asobi fanfic) (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora