—Ni se te ocurra.— Soltó Koko completamente indignado al leer el nombre de la pantalla.
Le hice cara de perrito abandonado, de verdad quería entender que era lo que había hecho mal. ¿Por qué me habría evitado de aquella forma?
El pelinegro suspiró dándose por vencido, sabiendo que le contestaría la llamada de todas formas. Sujeté mi teléfono temblorosa y lo observé atentamente antes de descolgar tragando con dificultad.
—¿Hola?— Pregunté a secas esperando la razón de la repentina llamada después de ignorarme los últimos tres meses.
📞💬: ¿Qué tal está mi chica favorita?¿Irás esta noche a la fiesta? Me preguntaba si serías mi pareja de baile...
El dúo que estaba frente a mi me observaron horrorizados y negaron con la cabeza frenéticamente. Cerré los ojos preparándome mentalmente para ello. No era fácil mentalizarse para rechazar a la persona que te gustaba.
Era cierto, quiero a Sanzu. Pero a pesar de eso me quiero más a mi.
—Lo siento Sanzu, no bailaré esta noche.— Colgué el teléfono y la parejita celebró mi respuesta.
Ambos parecían realmente felices por lo que hice, pero yo no me sentía tan bien. Probablemente todos tuviesen una pareja de baile y me había negado a ser la de mi supuesto novio. Suspiré pesadamente y les miré algo entristecida.
—¿Y si se arrepentía de haberme ignorado?— pregunté paseando mi mirada de un par de ojos a otros.
—¿Lo dices en serio? En el folleto de la fiesta ponía que les regalarían dos refrescos a todas las parejas que bailasen...— Dijo Inui con cara de lástima.
Desde luego ese idiota no tenía ni el más mínimo interés en mi. Me encogí de hombros, no iba a malgastar una sola lágrima por nadie. Me puse de pie y tomé un pequeño bolsito que tenía a juego con el vestido. Abrí la puerta de mi casa y les invité a salir decidida a abandonar ese sentimiento de frustración y ese pequeño dolor que tenía en la garganta.
—¿Vamos a tomar algo antes de ir?— Sugerí sin esperar una respuesta caminando en dirección al lugar.
Ellos aceptaron, no estábamos lejos así que en poco tiempo logramos estar allí. Nos sentamos en una de las mesas y pedimos una bebida cada uno. Yo elegí una con gas, Seishu un granizado y Hajime... ¿Agua?
—Koko, cariño ¿No había otra cosa?— preguntó entre risas el rubio.
Si te parabas a pensarlo, podías conseguir agua en cualquier lugar y mi casa estaba a menos de cinco minutos. Era algo gracioso que pidiese eso en un local como este.
—¿Qué pasa? Si tomo otra cosa mi piel podría estropearse.— Respondió algo indignado mientras que yo reía por lo bajo.
Me sentí algo intimidada al ver desde el ventanal como una limusina negra aparcaba en frente de la acera del lugar. Koko se levantó dejando el dinero correspondiente a lo que habíamos pedido y se levantó.
—Ya ha llegado. Vamos, esa es nuestra limusina.— Dijo colocándose su chaquetilla por los hombros.
Inupi y yo nos mirábamos perplejos ante la sorpresa. No nos había dicho nada en absoluto, así que nos pilló desprevenidos. No tardamos en subirnos los tres de camino a la fiesta. Por alguna razón me sentía extraña, una mezcla de emoción y nervios. El camino fue silencioso una vez subimos en el vehículo. El pelinegro ya se había encargado de darle las indicaciones al chófer. Pasados unos veinte minutos empezó a bajar la velocidad en frente del enorme local lleno de gente. Cuando se detuvo por completo, Koko sacó su tarjeta y pagó el viaje. Inupi y yo ya le habíamos insistido en otras ocasiones que no hacía falta que lo hiciese siempre. Pero según él tenía demasiado dinero como para gastarlo solo en si mismo.
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Be my slave (Ran x Tn)
ФанфикElla era la libertad y él estaba repleto de cadenas, cada uno tan diferente como el sol y la luna... Únicamente tenían una cosa en común: Ambos estaban atados a su pasado, pero ¿supondría esto una barrera así de grande?