Una limosna

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Rennie había llamado a Opal, estaba muy cansado en el hotel, pero había prometido llamarla, había hecho gira de medios y estaba agotado.
- "Hola"
- "¡Opal!"
- "Rennie... ¡mi amor!"
- "¿Como estás mi amor?"
- "Te extraño tanto bebito... ¿Como te va?"
- "Hoy hice medios... televisión, radio... lo normal"
- "¿Estas cansadito?"
- "Mucho... acabo de llegar al hotel"
- "Como me gustaría estar ahí contigo mi vida...."
- "Te extraño horrible"
- "Y yo a ti.... No sabes, tú ausencia es horrible"
- "Pero pronto vamos a estar juntos esto pasa rápido"
- "ya se baby pero ya me acostumbre a ti..."
- "No me digas eso.... Por qué me fugo"
- "¡Loco!"
- "Me muero por ti.... Te extraño" susurró
- "¡Yo a ti!"
- "Me muero por estrecharte así, bien duro entre mis brazos..."
- "Ay.... Te amo"
- "Yo también te amo... no te imaginas cuanto"
- "Bueno, eso si lo sé..." rió
- "Nunca dudes de mi amor por ti.... Por mas cosas que sucedan"
- "Seria incapaz de dudar mi amor"
- "No importa lo que pase.... Tú siempre serás mi amor"
- "Te amo tanto"
Luego de hablar por una hora colgaron. Opal estaba triste sin el, Rennie también la echaba de menos, al salir de la habitación para comer algo se topó el lobby lleno de chicas quienes querían una foto o simplemente conocerlo, rió emocionado. "¿Que rayos? Si acabo de llegar" rió Rennie saludando con la mano, "Te dije, nene acá ya venias sonando fuerte" suspiró Scott, "Cuantas mujeres hay aquí...." Rió Rennie, "Muchas, las suficientes para llenar al menos una pequeña plaza... por algo había que empezar Reginald" rió Scott, "Esto es una locura Scott" dijo Rennie sorprendido mirándolas incrédulo, pancartas, peluches, regalos... casi cincuenta chicas estaban ahí para verlo a él. "Todas han venido por ti" explicó el de seguridad, "Ya veo... guao" suspiró, "¿Vas a saludarlas?" Preguntó el jefe de seguridad, "¿Puedo?" Respondió tímido, "Adelante" asintió Scott, tres guardias lo rodearon y bajaron en el elevador, al abrirse las puertas el grupo de chicas se le lanzó encima, "¡Por favor! ¡Señoritas! ¡Atras!" Dijo uno de los guardias, "¡Rennie! ¡Eres hermoso!" Chillo una chica, "¡Toque a Rennie Renn, toque a Rennie Renn!" anunciaba otra chica, los guardias lograron sacarlo del elevador, "¡Fórmense en una fila para poder saludarlo! ¡La Que no este en la fila no tiene foto!" Dijo el otro guardia, las chicas haciendo tremendo escándalo se organizaron en fila india, cada una ansiando conocer a su ídolo, el joven rubio acababa de llegar al país y se había colado en todos los corazones. Rennie Renn estuvo presentándose en todos los canales del país, luego pasó a Italia, Francia, Portugal, entre otros países, los meses pasaban rápido, para Opal cada día se hacía más inaccesible, le llamaba y no la atendía, todos los días había una excusa. "Señor Rennie, lo llaman" se acercó una chica, "Tina, no puedo hablar, dígale que atiendo después" dijo mientras lo maquillaban, "Señor, es su novia...." Dijo Tina, "Dile que la llamó después" suspiró irritado pues la sección se había retrasado, estaba cansado y se quería ir, había descuidado muchísimo a Opal por su carrera y esto le costaría muy caro.

León había comprado un bello anillo, quería sorprender a Christine, había llenado la casa de pétalos y velas, esa noche ella regresaría tarde del trabajo y el la esperaba. Pasaban las horas y su amada no aparecía, estaba desesperado, le marcaba y no respondía, cuando estuvo a punto de quedarse dormido escuchó la cerradura abrirse, Christine venía hablando por teléfono y cuando encendió la luz soltó un chillido, dejando caer el celular, León se acercó, se agachó y sacó el anillo. "Entonces ¿Te casas conmigo?" Preguntó, "¡Si! ¡Mil veces si!" Chilló y se lanzó a sus brazos, besándolo dulcemente, el le puso el anillo, "Futura señora de Reinhardt..." susurró besándola en la mejilla, "Nada me haría más feliz... mi vida" sonrió besándolo y se le escaparon algunas lagrimas, "Te prometo que este es el comienzo de nuestro cuento de hadas mi amor...." Susurró, "Todo comenzó cuando éramos niños... y ahora vamos a estar juntos, para siempre" sonrió, "Eres mi sueño hecho realidad..." susurró besándola en la mejilla, "Mi Bebote, tú eres más de lo que un día yo pedí" suspiró mirándolo embobada, "Quiero que seas mía, para siempre" sonrió el, "Yo quiero hacerte feliz" sonrió ella besándolo. "¿Por que tardabas tanto?" Preguntó confundido, "Ah, si... es que, hice algo" sonrió, "A ver" dijo el, ella se alzó la blusa, traía un piercing en el ombligo el sonrió coqueto, "Pero... que sexy" rió besando su abdomen, "¿Te gusta?" Preguntó curiosa, "Si.... Jamás pensé que te harías una, eres muy conservadora, bueno.... A veces por que en otras eres" sonrió coqueto y la besó, "Hace tiempo quería hacérmela y hoy fue el día... y me recibes con esto, ay mi amor ¿tarde mucho?" Preguntó apenada, "No, amor... llegaste Justo en el momento" la abrazó. Christine tuiteo su mano junto a la de León con el anillo, todos comenzaron a felicitar a la feliz pareja, eran la noticia en todos lados. "¡Amor mira! Nos mandaron un regalo" chillo abriendo una cajita, venía de Venezuela, les habían enviado unas bellas flores, "Son como las que te regalaba cuando éramos niños.." sonrió León al recordar, "Estas son las que quiero en la ceremonia.... Me recuerdan a ti" sonrió Christine, "Esas serán mi amor. Yo las ordene" confesó, "¡Bebote! ¡Yo pensaba que era un regalo!" Rió besándolo y el la abrazó

Con un beso y una flor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora