Capítulo 3- Un día con los hermanos Bennett. Parte 1

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– ¡Ten más cuidado!–y lo dice como si no hubiese pasado nada.

–No me grites, además, ha sido culpa tuya.

–Eres tú la que va corriendo, ni que te siguiese alguien.

–Déjame en paz. –ruedo los ojos por su anterior comentario.

–Cállate, asesina.

–Gilipollas...­–me mira de arriba abajo, escaneándome con la mirada, eso me incomoda, me hace sentir un objeto, y cuando mira así a una chica suele ser simplemente para tener sexo, y yo no quiero eso, no quiero que alguien más se divierta a mi costa.

– ¿Y esa ropa?

–Estás haciendo pellas. –quiero cambiar de tema, no estoy a gusto hablando con él, y no quiero hablar con él de mi cambio de ropa.

–No cambies de tema, esa ropa te favorece. –la verdad es que no me importa lo que opine sobre mi ropa, o sobre mí en general, es sólo un imbécil más, lo que piensa no es nada más que eso, una opinión.

–Me da igual– veo que se está mordiendo el labio, ¿Pero a este tío que le pasa? Hace un día me insultaba y ahora por lo visto quiere acostarse conmigo–. Le voy a decir al director que haces pellas.

–No te atreverás.

–Lo haré. –sabe de sobra que soy capaz de hacerlo, sabe que soy una asesina, que he matado a más de una persona, decirle al director que él hace pellas no es nada.

–Entonces yo le diré a la policía que aparte de asesinar, amenazas a la gente, ¿Te gustaría?

–O no dirás nada.

–Pues tú tampoco dirás nada.

–Vale.

–Ven conmigo.– ¿Y eso a que viene?

– ¿A dónde?

–A jugar. –a veces me impresiona lo inocente que puedo llegar a ser, no consigo entenderlo, ¿A qué se refiere? Llevo dieciséis años sin poder relacionarme bien con la gente, así que soy tan inocente como una niña de diez años, bueno, no tanto, pero sí que me cuesta entender las cosas así.

– ¿Qué?–estoy muy confundida.

–Venga, será divertido.

–Emmm... No. – no sé a qué se refiere, pero sé que no puedo confiar en él, aunque es lo único que puedo hacer ahora, si voy a "casa", muero, si voy al instituto, llaman a "casa" y también muero, no me queda otra opción.

– ¿Prefieres llegar tarde? – y ahora llega el chantaje, como no – Si vienes conmigo, yo cubriré la falta.

–Vale...–no es buena idea aceptar algo por su parte, pero no me queda otra.

Le veo sonreír, satisfecho, y ahí es cuando me arrepiento completamente de haber aceptado... ¿Qué quiere hacerme?

–Te divertirás.

–Ya, claro.

–Venga. –se atreve a pasarme el brazo por la cintura descaradamente, ¿quién se cree que es? Pongo cara de asco y le miro para hablar.

–Quita–me aparto, no me gusta estar cerca suyo, y menos aun que me toque–. Solo voy contigo porque me cubres la falta.

–Se amable o no la cubro– me chantajea hasta el mujeriego de mi instituto, y todo porque no puedo irme a "casa". Veo como se sienta en el respaldo de un banco–. ¿Qué te dijeron sobre mi regalo?

–Nada. –me siento en el banco, lo más lejos posible de Bennett, pero yo me siento como una persona normal.

– ¿Nada? –se acerca a mí y me agarra el brazo, gimo, ese brazo me lo hirió "Él" hace más o menos una semana, pero aún no se ha cerrado bien.

Yo soy la asesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora