Capítulo 48- Las camaras

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Me despierto sobre las once y me levanto, cuando salgo al pasillo veo algo raro, mas bien no veo nada, voy a la habitación de Daemon y subo la persiana, intentando despertarle, consiguiendo resultados nulos. Me subo a la cama, de rodillas, le quito todas las mantas que lo tapan y le pongo una mano en el cuello, si, las tengo congeladas.
- ¡Joder!-se sienta de golpe, haciéndome caer hacia atrás.
-Buenos días dormilón. -se me escapa una risita y me empuja fuera de la cama.
- ¿Qué hora es?
-Las once.
-Vale...-bosteza y se estira, pegándome a mí el bostezo- Vístete y nos vamos.
-Vale. -me visto con mi ropa habitual, sé que es romper la promesa, todavía no ha pasado una semana, pero hoy y mañana voy a estar con ropa normal, a no ser que quede con Lena.
Cuando estoy lista bajo y subimos al coche, miro a Daemon, no he visto muchas tiendas de informática de las buenas en la ciudad, y las que son buenas quieren saber para que se van a usar las cámaras, así que pedirán un documento legal o algo así, y nosotros no tenemos de eso.
-Es en la ciudad vecina.
-Mejor, así será más difícil que Marcus nos vea.
-... Sigo pensando que es descabellado...
- ¿Por qué?
-Porque si mi padre se da cuenta... no quiero que te haga nada...
-No se dará cuenta, te lo prometo, pero, ¿hay algo más que deba saber sobre esa tienda?
-No es legal del todo... pasan droga y blanquean dinero... si te piden un favor se lo haces, a no ser que yo te diga que no lo hagas.
-Vale...
Enciendo la radio para tener algo de música, el viaje va a ser largo, hay mucho monte por aquí, y aunque la distancia entre las ciudades es pequeña, hay que dar muchas vueltas por los montes, así que estamos alrededor de una hora en el coche.
-No hagas preguntas en la tienda. -bajamos del coche y se acerca a mí, empezamos a andar, solo hay dos tiendas entre el coche y la tienda de informática, pero me da para hacerle preguntas.
- ¿Por qué?
-Porque no quiero que piensen que voy con un micro o una cámara o algo así, hasta que entremos en la trastienda, haces muy pocas preguntas, mejor si no haces ninguna pregunta.
-Vale. -entramos en la tienda y Daemon se acerca a un dependiente, al que tiene cara de perdido, al que parece nuevo.
- ¿Puedo ayudarles en algo?-miro a Daemon, me ha dicho que no haga preguntas, pero no ha dicho nada de que no pueda pedir yo las cosas.
-Queremos unas cámaras y unos micrófonos, microscópicos, bueno, tanto no, pero si muy pequeños, que se puedan ocultar en el marco de un cuadro o algo similar.
-Ya, bueno, para eso necesitan un permiso legal que...
-No necesitamos nada de eso. -ahora es Daemon el que habla, pero yo creo que si necesitamos ese permiso.
-Sí que lo necesitan, no puedo venderles algo así sin un permiso legal.
-Quiero hablar con el jefe de tu jefe, ya sabes, el dueño de la tienda, y no me digas que no está presente porque sé que está.
-Pero...
-Que quiero ver al jefe-el dependiente suspira y se va en dirección a unas escaleras-. Pronto tendrás las cámaras y los micrófonos.
- ¿Por qué? Ha dicho que necesitamos un permiso.
-El jefe se llama Liam, es amigo mío.-el que supongo que es Liam se acerca a nosotros aun sin llegar a mirarnos, será de la edad de Daemon, dos años mayor como mucho, no sé cómo es capaz de ser jefe de una tienda de informática a tan corta edad.
-No puedo venderos lo que ped...-nos mira a ambos y yo me encojo un poco, tiene la misma mirada fría que todos los amigos y conocidos de Daemon acostumbran a tener en público- Hablamos en la trastienda-le seguimos a la trastienda y me mira para acto seguido mirar a Daemon-. ¿Quién es ella?
-Es Ali, bueno, Alice Anderson, ¿no la recuerdas? Sé que ha cambiado pero... no hay mucha más gente con la que pueda estar.
-Ya... ¿para qué son los micrófonos y las cámaras?
-Para... coger a Marcus...-cuatro palabras, no he dicho nada más que cuatro palabras, pero esas palabras han tensado el ambiente.
- ¿Para que queréis grabarlo?
-Para, ya sabes, encerrarle, pero para eso necesitamos pruebas. -mira a Daemon y yo hago lo mismo, tiene los ojos apagados, faltos de su brillo característico, como siempre que tocamos temas así.
-Daemon, ¿Puedes hacerme un favor y vigilar que no roben nada?-él simplemente asiente y sale de la trastienda, no sé si se quedara en esa misma puerta en la de entrada o vigilando desde el coche, pero ese no es ahora mi problema- ¿Por qué quieres hacer eso?
-Para que no mate ni a Daemon ni a Nathalie.
-Alice, todos sabemos que eso sucederá, lo sabemos desde hace años, pero nadie lo menciona porque es imposible parar a Marcus cuando toma una decisión.
-Pero... quiero intentar encerrar a Marcus, mi decimoctavo cumpleaños se acerca, eso significa que se nos acaba el tiempo, quiero encerrar a Marcus y que así tanto Daemon como Nathalie puedan vivir felices.
-Mira, Daemon me cae bien, pero si Marcus va a la cárcel Daemon también irá, y si eso pasa, Marcus le matará igualmente.
-Si decimos que Marcus le obligaba...
-Le reducirán la condena y ya, Marcus le matará en la cárcel si los encierras.
-Tendríamos pruebas en contra de Marcus, le mandarían a una cárcel de máxima seguridad o algo así.
-Si no lo mata el mandará alguien a matarle y lo sabes.
-No podrá, la policía investigará a Marcus y encontrará a la gente que contrata.
-Alice, es Marcus, el siempre puede.
-Pero el padre de mi no... amigo es policía, bueno, agente de la CIA.
-Como si senador, no podrá hacer nada.
-Pues dime como podemos hacer que Daemon no vaya a la cárcel, venga, dímelo, si eres tan inteligente dime como hacerlo.
-No se puede, y cuanto antes lo admitas menos te dolerá.
- ¡Al menos lo habré intentado!
-Tus esfuerzos son en vano, perdí a mi familia por culpa de Marcus, primero mi padre, luego mi madre, después mi hermano mayor, ya solo me queda mi hermana pequeña, tuve que empezar a trabajar en esta tienda cuando mato a mi hermano para que no investigaran la tienda y así no me alejasen de mi hermana, intente evitarlo todo pero no pude, y a ti te va a pasar lo mismo.
- ¡Pues me importa una mierda! ¡Lo mato si hace falta! ¡Y cómo me vuelvas a decir que es imposible te juro que te arranco los huevos!
-Mira niña, si quieres los estúpidos micrófonos te los doy, las cámaras también, van lo uno incorporado a lo otro, pero solo porque así cabe la posibilidad de que Daemon viva unos días más-me da una caja bastante grande llena de cámaras con micrófonos, son muy pequeños que la yema de mi dedo meñique-. Me pagarás con esto-me da un paquete, un paquete que he visto en repetidas ocasiones-, es heroína, al café de la esquina, diles que es de mi parte-le miro a los ojos, esperando algo mas-. No quiero que le des a Daemon falsas esperanzas.
-Vete a la mierda-le fulmino con la mirada, y, como si del arma más mortal del mundo se tratase, se cruza de brazos, buscando protección tras ellos. Me dirijo al coche y subo al asiento del copiloto, veo a Daemon en su asiento, apoyando la frente contra el cristal, no creo que haya vigilado mucho tiempo-. ¿Qué te pasa?
-Liam tiene razón...
-No digas eso.
-Por favor Ali... si ni siquiera existo...
-Claro que existes, te tengo aquí delante.
-Ali, si buscas mi nombre en internet, en una biblioteca, en cualquier parte, te apareceré como leyenda urbana, y cuando mi padre me mate en unos meses no habrá ninguna prueba que desmienta el hecho de que es un mito.
-No vas a ser un mito nunca más.
-Siempre lo seré...
-No.
-Ali, estoy condenado a muerte por mi propio padre...
- ¡No! ¡Hare lo que sea para que no te maten!
-No puedes evitar algo así.
-Sí puedo, y no me vuelvas a decir lo contrario, si quieres discutir de esto discútelo contigo mismo, ahora vamos a la cafetería de la esquina, tenemos que entregar esto. -le enseño el paquete con la heroína y lleva el coche hasta la puerta de la cafetería.
Coge el paquete y baja, entra en la cafetería y pasa directamente por la puerta de solo empleados. Pasa ahí dentro unos minutos que a mí me parecen eternos y por fin sale, con la mano vendada... ¿Se a drogado y se lo ha vendado para que no vea la marca de la aguja? Sube al coche y yo le miro, preocupada.
- ¿Por qué tienes la mano vendada?
-Nada importante, ¿Sacas las tiritas de la guantera?
-Primero dime por qué tienes la mano vendada.
- ¿Acaso no te fías de mi?
-Por favor, dímelo. -se quita la venda de la mano, que, ahora que me fijo, es una servilleta. Queda a la vista un corte, no muy grande, pero si ha sangrado bastante.
-Creían que era policía, ¿Vale? Estaba muy nervioso por lo que ha pasado antes de bajar del coche, no quiero hablar de ello, gracias por no fiarte de mí. -coge las tiritas el mismo y yo siento una presión en el pecho, cree que no confío en el... bueno, creo que después de que me hiciesen algo así yo pensaría igual.
Estamos todo el rato en silencio, la hora que tardamos en volver a casa es como un muerto, un silencio que da miedo, la tensión entre nosotros podría cortarse con un cuchillo, no sé porque he hecho tal cosa, yo confío en Daemon, puedo dejar mi vida en sus manos porque sé que no me va a defraudar, sé que me va a proteger pase lo que pase, la única persona que le importa más que yo es Nathalie, y es normal, ella es su hermana.
Pasamos un par de controles de tráfico, pero por suerte no nos paran, creo que Daemon no tiene el carnet de conducir, ni los papeles del coche, creo que no tiene nada de lo que piden cuando te paran en un control de tráfico, y si lo tiene, es falso, seguro, no creo que Marcus haya dejado que Daemon vaya a una auto escuela y le tomasen los datos, se que Daemon ha ido a la escuela, pero también sé que Marcus dio datos falsos, y nadie podía seguir a Daemon, ya que hasta que el cumplió los dieciocho fue a clase, pero al salir tenía que venir a por mí, después dábamos una vuelta considerable, para perder a los que nos espiaban y después me llevaba a casa, estuvo haciendo eso hasta que cumplí los catorce y él los dieciocho y Marcus se fue de la casa.
Cuando llegamos a casa veo la luz de la entrada encendida, Marcus está en casa, me desato con algo de miedo y oigo un ruidito a mi izquierda, donde se sienta Daemon, es el ruido que hace su teléfono cuando recibe un mensaje, le miro y veo su cara de miedo, bloquea el teléfono antes de poder leer lo que pone y me mira.
-Lo siento Ali.-veo como su mano se cierra formando un puño y se acerca a mí, dándome un golpe en la cabeza, dejándome muy mareada, se baja del coche y abre mi puerta, me coge y me da un beso suave en la frente, seguido de un susurro-. Vas a estar mareada un rato, no me odies, lo he hecho para que mi padre piense que has ido en contra de tu voluntad, que estas drogada... mientras este mi padre no te muevas, por favor...
Entramos en la casa y Daemon me deja en el sofá, desde donde estoy veo perfectamente a Marcus y como Daemon se acerca a él, algo asustado, prefiero simular que estoy dormida, aunque se me cansen los ojos por tenerlos medio abiertos.
- ¿Dónde habéis estado?
-Había quedado para entregar heroína, conozco a esos compradores y siempre quieren probar la droga antes de llevársela, así que he llevado a Alice para que probasen la droga en ella... ha sido una dosis muy pequeña pero a ella le ha afectado bastante...
- ¿Dónde está el dinero?
-Pagaron por adelantado hace unos tres días, una cifra bastante alta para lo poco que les he dado.
- ¿Dónde ha sido la entrega?
- ¿Recuerdas la tienda de Liam? En la cafetería de la esquina.
-Sí no es cierto os enteráis tanto tu, como ella-me señala, haciéndome sentir pequeña, el mareo a pasado, pero no quiero moverme- y como tu hermana, ¿Queda claro?
-Sí, padre.
-Más te vale, y a la próxima no te la lleves, que prueben la droga en ti, a ver si te mueres volviendo a casa. -Marcus sale de la casa y Daemon se acerca a mí, preocupado.
-Ali... lo siento... se que puedes oírme... lo siento mucho... no quería darte tan fuerte...-me da un beso en la frente y me tapa con una manta, me acurruco, si que tengo algo de frio, pero esa no es la cosa en este momento.
Oigo un golpe fuerte, miro de donde proviene y veo a Daemon con la mano contra la pared, formando un puño, lo siguiente es un grito por su parte, uno de sus pies a sufrido un buen golpe gracias a la ley de la gravedad, una figurita de porcelana se le ha caído sobre el pie derecho y se ha roto. Al intentar recoger los trozos de porcelana rota del suelo se hace más de un corte, así que cuando los tira se lava las manos en la cocina, o el baño, no lo sé, peo de lo que si estoy segura es de que el agua habrá caído con el color característico de la sangre.
Sigo oyendo ruidos de golpes, pero estos son más silenciosos, como si estuviesen siendo acolchados por algo blandito como una almohada o un cojín, y no se me haría raro ver a Daemon pegando un cojín, o el colchón de su cama, o a su almohada, sé que hay veces que va al gimnasio a pegar un saco de boxeo durante un rato para aliviar la ira que siente consigo mismo por no ser capaz de protegernos a su hermana o a mí como él quiere, y que cuando no puede ir al gimnasio, intenta pagarlo con cosas de la casa, desde las cosas más blandas como lo que este atacando ahora, hasta la pared más dura de la casa.
Cierro los ojos, cansada, aunque parezca mentira ese golpe sí que es efectivo, así que simplemente me dejo arrastrar al mundo de los sueños, un mundo que no esta tranquilo, ya que la amistad que tengo con Daemon peligra.

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-Besos, Alex ;3

Yo soy la asesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora