Capitulo 15

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19 de Agosto.

133 horas después de desaparecer.

Era la primera vez —en toda esa semana—, que volvían a sentir que solo eran unos tontos adolescente que la única preocupación que cargaban era el hecho de que sus vacaciones acabarían pronto, la búsqueda de residencia y el proceso de mudanza. Todo eso por el simple hecho de haber despertado mucho más tarde que días anteriores, pero muy a su pesar, ellos no tenían el poder de cambiar los hechos y, aun no podían estar tranquilos.

Era pasado el mediodía, Morgan y Sue estaban desayunando mientras Joe terminaba de ducharse.

—Necesitamos esta tranquilidad de vuelta —comentó Morgan mientras levantaba los tazones para lavarlos.

—Y también a nuestra amiga, sana y salva.

—Eso también —hizo una pausa enfocando su atención a lavar muy bien los tazones, antes de girarse—, ¿escuchaste algo anoche? —preguntó en un susurro, inclinándose en la barra.

—Morgan —dijo Sue con tono de advertencia.

— ¿Qué? Te recuerdo que has sido tú la que sugirió que viniéramos a espiarlo.

—Claro que no —murmuró molesta—, solo he dicho que no estaría mal darnos una vuelta por su casa a ver si estaba.

—Porque podía salir en la noche ya que no estaba con ninguno de nosotros —completó por ella—, es lo mismo.

—No, no lo es —defendió—, de todas maneras, no he escuchado nada.

—Yo tampoco.

—Ya se los dije, tienen el sueño pesado, no se habrían dado cuenta de nada a menos que los hubiera despertado —comentó Joe entrando a la cocina, con cara de pocos amigos.

— ¿Nos estabas espiando? —preguntó ofendida Sue.

—Quién debería estar ofendido soy yo —comentó haciendo énfasis en la última palabra—, vieron solamente para comprobar, ¿qué exactamente?

—Sabes qué —comentó Morgan mientras se cruzaba de brazos.

—Me estoy hartando de esta mierda —dijo con tono duro, soltando el tazón encima de la isla tan fuerte que creyeron que lo partiría.

— ¿De qué mierda precisamente hablamos?

—Chicos —murmuró Sue, sintiéndose un poco ansiosa, no quería que los golpees comenzaran a diestra y siniestra.

—Lo sabes perfectamente Nicols —la ignoraron—, no pueden pretender que me quede de brazos cruzados escuchando como me tiran mierda simplemente porque no estuve un maldito día con ustedes —se fueron acercando a medida que Joe hablaba, hasta que quedaron muy cerca—. Todos tenemos una vida mucha antes de que Lu desapareciera, con esto no estoy diciendo que no me preocupe porque por una mierda que lo hago, pero no todo gira alrededor de ella y sí, puedo estar sonando como un hijo de perra, ya en este momento me importa una mierda lo que piensen de mí, pero no puedo estar todo el día pendiente de algo cuando mi atención también necesita estar en otro lugar —tenía la mandíbula apretada, agradecía de que Morgan fuera de su altura, porque eso de estar viendo hacia arriba o abajo mientras discutía nunca le gustó.

—Entonces —respondió Morgan, tratando de calmar la rabia que sentía—, si alguno de nosotros hubiera sido el que desapareciera y mintiera al respecto de porque se va, según tú, ¿debemos aceptarlo?

—Contéstame algo, Nicols —dijo su apellido como si fuera un dulce agrio—, si hubiera sido cualquiera de los chicos, Ash, Chris, Mía, Sue, Anne o incluso tú el que se hubiera ido inventado una vaga excusa, ¿lo estarías señalando? O en tu caso, ¿crees que te estaríamos señalando? —Morgan mantuvo fija su mirada en él, pero no le respondió— Sí, eso creí.

Con Amor, Lucía. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora