Capítulo •4•

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*Elastic Heart – Sia*


Él.                

1 de enero, año 2165.

Pesadillas.

Son esas odiosas visiones que tienes con algo que te produce malestar y desagrado. Pueden ser imaginarias las cuales serían las inventadas por tu subconsciente con tus peores miedos a vivir. O por vivencias propias que son dolorosas, y que tu cerebro sabe el impacto que estas generan en ti. El poder que toma sobre cada célula, musculo y hueso de tu cuerpo.

 La repetición de ellas, es cosa del cerebro. Pero todos aunque haya sido solo una vez, lo hemos experimentado.

Con este pensamiento en mente. Damos paso a la idea de que nuestro cerebro tal vez inconscientemente es un masoquista en el nivel extremo de la cadena de masoquistas, sacaríamos dicha conclusión basados en una simple pregunta: ¿Por qué nos provoca aversión en el único espacio en que se nos permite desconectarnos?

Otra cosa para pensar de las pesadillas es que son subjetivas. Como todo en este mundo. Es decir, que lo que para ti pueda ser una pesadilla, para otros es simplemente un bucle indescifrable con cosas sin sentido. O simplemente no es producto de miedo. Lo que para ti pueda ser dueño de terror y pánico, para otros es un simple espejismo de sucesos extraños ajenos a todo pensamiento.

Es por ello, que te resultará un tanto extraño que mi último recuerdo de ella, sea considerado para mi mente un suceso perfecto para impartir malestar.

Aún estaba mal a causa de la herida hecha por aquel árbol que para ser sinceros, me dio con todo lo que tenía. Pero no importaba tal dolor, y a tan solo horas de haber despertado de las fiebres incontrolables causadas por una infección obtenida gracias al hermoso árbol, me levanté con disimulo y me dispuse a buscarla. Sabía que ese día a pocos minutos ella estaría divagando en sus pensamientos, acompañando a su madre y hermano a dar una vuelta por los atrios.

Era mi oportunidad para verla nuevamente y asegurarme de que ella estuviera bien.

Porque sí, era tan idiota que mi bienestar me importaba cero, comparado con el de ella. Mi prioridad era ella.

Destacándose también que tenía un miedo en mí. Algo que presentía, pero que con inocencia he ilusión, me aferraba a la idea de que tal pensamiento era errada y qué, mi miedo era solo eso. Un miedo, no algo que estuviera pasando realmente convirtiéndose en un evento productor de terror.

Así que mintiéndole a mi madre, me escapé. No soy de mentir, odio las mentiras y el producto de estas en la vida de las personas. Más sin embargo con ella, era capaz de romper todo impedimento moral personal. Era capaz de renunciar de mí mismo por ella. 

Cuando vi mi oportunidad, la abrí del todo y la usé. Salí de mi casa y corrí, con mucho dolor pues mis heridas apenas y si empezaban a sanar y cerrarse un poco. Pero el sentimiento que me producía saber que iba a verla opacaba todo.

Yo la amaba. De verdad lo hacía.

Y el verbo pertenece en pasado, básicamente porque todo de ella quedo allí. Perteneciendo donde jamás debe volver a salir y dominarme. Al pasado.

Mi única pelea constante con mi hermana consiste en el negarle eso, más por el hecho de que yo mismo intento negármelo y borrarlo, pero sé que es imposible ¿Cómo se borra de tu mente y corazón algo que por años alimentaste y se volvió tan fuerte en ti que domino cada espacio de tu cuerpo, alma y mente? Sé que es imposible que dicho sentimiento encontrado a tan joven edad pueda considerarse fuerte y real, pero para mí joven y tonto corazón se sentía real. A veces me llego a preguntar si algo así o más fuerte y desestabilizador me volverá a tomar en sus brazos, si lo sentiré de nuevo, y si lo siento ¿Seré capaz de vivirlo con alguien más que no sea ella? Porque lo siento tan lejano de mí eso de volver a caer por alguien al abismo y sentir paz en el hecho… Que se me hace imposible concebir tal inclinación.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora