Capitulo 6

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17 horas desde que la energía se fue

11 semanas para el cumpleaños de Dest

-¡Oh, Dios mio! -grito alguien de repente. Me desperté de un salto al ver a mi mama protegiéndose los ojos y dando un aso atrás hacia la puerta. Dest salto repentinamente, con los ojos abiertos y aterrorizados.

-Aris. -Mama se estaba esforzando mucho para mantener su voz bajo control-. ¿Que esta haciendo Destinity en tu cama? -Oh mier.. -dijo Dest, saliendo de la cama. Parpadee con fuerza, tratando de borrar el sueño de mi cabeza-. Señora Hayes, lo siento mucho.

-La explicación de Dest comenzó apresuradamente-. Mi mamá esta fuera de la ciudad de nuevo, y la energía se fue, y no tenemos una estufa de leña en nuestra casa. Hacia mucho frió y tenia miedo de estar en casa sola anoche. Lo siento mucho.

Quería levantarme y dar una explicación también, pero bueno, no podía... así que tome el cuaderno y la pluma mas cercana. ¡LO SIENTO! escribí en letras grandes, destacándolas. Pase la pagina.

¡No quería que se congelara hasta la muerte!

Mamá se limito a sacudir la cabeza, apretando la mandíbula con fuerza. Pude ver las ruedas girando en su mente, debatiéndose entre la posibilidad de ser una buena samaritana o darle a Dest una patada en ese mismo momento.

-El desayuno esta listo - dijo finalmente. Sin mas, se dio la vuelta y salio por la puerta, cerrándola detrás de ella. Dest me miro, casi en cámara lenta. Tenia los ojos cómicamente anchos, y su cara completamente roja. De inmediato, estallé en una risa silenciosa.

-Aris Hayes -Casi me grito- ¡Esto no es nada divertido! Lo que solo me hizo reir mas fuerte.-¡Basta! -grito, una risa burbujeando en sus labios mientras se lanzaba hacia mi. Comenzó a golpearme con almohadas y a tratar de sofocarme con una manta. Destinity estaba mas que avergonzada de salir al comedor y sentarse a comer croquetas de patata, huevos y tocino, todo cocinado en el horno a leña. Pero casi ninguno de la familia parecía darse cuenta de que era algo fuera de lo habitual, excepto por James, quien acaba de dedicarle a Dest una sonrisita socarrona de esas que los niños pequeños suelen dar.

Sin indicadores de que la electricidad fuera a volver a corto plazo, y con vientos canadienses haciendo furor, todos estuvimos en casa, bebiendo chocolate caliente otra vez, almacenando el fuego, jugando juegos, leyendo, relajándonos.

Bese a Dest en la parte inferior de las escaleras esa noche, justo antes de que ella subiera con Anabelle para irse a la cama. Sonreí para mis adentros mientras yacía solo en mi cama mas tarde, sintiendo como si tal vez hubiera alguien mirándome.

Mi jodida vida se sentía bastante perfecta.


Mute: To be continuedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora