CAPÍTULO II

540 70 6
                                    

— Te lo juro, tampoco sé qué tengo de especial para que siga insistiendo. Ni siquiera nos conocemos. —se quejó con su amiga, Joohyun.

— Tienes un trasero enorme. Si yo fuese un domtop, también me sentiría atraída hacia ti. —le respondió mientras secaba el barniz de sus uñas.

— Chistosa. —rió— Pero la primera y última vez que salí con alguien que estaba en esas cosas, sabes como terminó.

— Y me lo llevaré a la tumba, no te preocupes. —sonrió— Pero al menos pasa una buena noche, luego te vas sin decir nada.

— Sabes que no es mi estilo... —aguantó la risa.

Sin embargo, ambos comenzaron a reír puesto que aquello no era cierto. Jimin amaba a los revolcones de una noche, y más aún, amaba bloquearlos y hacer como que no existían al día siguiente.

Era mejor así, no tenía ganas de volver a fallar en el amor de nuevo ni pasar por situaciones que lo habían dejado algo trastornado.

Eso, y que tampoco tenía ganas de aquello que llamaban responsabilidad emocional.

— En fin, ¿cómo llevas la expansión del café? —preguntó.

— Bien, ya estoy terminando los arreglos y pronto podré abrir el local en el centro y otro en la ruta. —sonrió— Lugares más estratégicos, aunque no pienso cerrar el del barrio. Es el lugar favorito de todos.

— ¿Y cómo no? Los mejores bollos los tienes tú, Mochi. —rió con su doble sentido.

— Idiota. —comenzó a limar sus uñas, que solían partirse con frecuencia debido a la lavandina, detergente y algunos otros productos de limpieza.

— ¿Te parece si vamos al club hoy? Para comenzar bien el fin de semana. —propuso ella— Iremos con Jennie, seguro se nos unirá Youngho y a lo mejor Minhyung. —sonrió.

— Genial. Hace ya rato que no salgo... No me vendrían mal unas copas. —asintió— Iremos en taxi, ¿no?

— Por supuesto, todos queremos beber. —rodó los ojos— Así que ponte más lindo, a lo mejor y encuentras a alguien que te saque ese estrés. —rió.

— Lo mismo digo. —le sacó la lengua.

— Como sea... ¿Me pintas las uñas de los pies? —pidió sonriente.

— Ya qué. —tomó el barniz y luego los pies de su amiga.

No podía dejarse envolver... De nuevo.

Cuando salió con aquel hombre estaba en sus veinte. Era ingenuo, y tenía la maldita costumbre de dejarse manipular por quien sea. Él estaba en sus treinta y ocho; había vivido mucho más que él y se lo hizo saber, haciéndole lograr cosas que jamás habría creído poder y que no volvería a hacer.

Jimin tenía una fuerte capa recubriéndole, pero en ciertos momentos la misma se iba y lo dejaba sólo, débil y triste. Y aunque trataba de no dejar ver aquel lado, salía por sí solo.

Él sólo anhelaba ser amado con sinceridad y ser respetado... No pedía nada más.

Pero la vida se esmeraba en ponerle tarado tras tarado en frente; por ello, sólo los tenía una noche y luego se despedía de ellos. Incluso, a ninguno le decía su verdadero nombre, siempre inventaba alguno distinto. Y si lo reconocían en el café y trataban de hacer alguna escena, los pateaba fuera de su recinto.

La única diferencia es que Jungkook lo conoció en el puto café y había prestado atención a la pequeña placa con su nombre.

Maldita sea el día que aquel infeliz cruzó la puerta de su local.

CHANGES - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora