CAPÍTULO III

517 70 9
                                    

La semana había transcurrido tranquila para el pelirosado, quien se hallaba feliz al no haber tenido clientes desagradables aquellos días.

— Parece que sí cumplió lo que dijo. —sonrió Jennie— Te has librado, Minnie.

— Si dios existe, al parecer me oyó. —rió— Ah, iré a fumarme un cigarrillo. Ya vuelvo, chicas. —le dijo a Seulgi, que estaba preparando un café.

Apenas salió a la parte trasera del local, se sintió algo... ¿Observado?

Ignoró aquello, en cualquier caso traía su gas pimienta y una navaja.

Luego comenzó a pensar en su semana y recordó que volvió a cruzarse con Wooyoung en el súper mercado del centro de la ciudad. Rió con aquella memoria puesto que el lo saludó y le devolvió el dólar que se había llevado. Luego se fue a pagar sus cosas.

¿Por qué no podían ser todos así? Entender que una noche era una noche, y no obsesionarse con ello.

Se terminó su cigarrillo y cuando estuvo a punto de pararse, alguien se apareció frente a él y logró que su buena semana, nuevamente, se fuera la mismísima mierda.

— Ah, confirmo que dios no existe y si lo hace, pues me cago en su puta existencia. —bufó.

— Lo admito, no suelo faltar a mi palabra pero... Tengo una creciente necesidad por verte, y también de follarte, pero como no me dejas me conformaré con lo primero. —se encogió de hombros— Pero, también sé que pronto aceptarás darme una noche... Y luego de eso, prometo que ya no te volveré a ver.

Jimin sólo lo miraba con la ceja levantada, harto de aquel discurso.

Seguramente ahora diría que luego de eso, él pediría por más.

— Aunque claro, que si te quedas con ganas, tendré que considerlo y ver cómo te mueves... —relamió sus labios.

Tan predecible.

Jimin fácilmente podría admitir que Jungkook era guapo y toda la cosa, pero era lo que, vulgarmente, él consideraba un maldito tarro de leche.

— Oink oink dijo Jungkook el puto cerdo. —rodó los ojos, poniéndose de pie— Ya te lo dije, si tan aburrido estás ve a matar a alguien, o en su defecto, corta tus huevos estilo juliana... O en fetas, como lo prefieras. —se dió media vuelta— Vete de mi maldita vista.

Cuando estaba por entrar sintió como una gran mano apretaba su trasero y no dudó en volverse hacia atrás.

Estirando su pierna, la misma se estrelló contra el estómago del más alto y cuando éste estuvo en el piso, se decidió por rociarle gas pimienta en abundancia.

Volvió a su local ya con el humor arruinado e importándole poco lo que pudiera ocurrirle al imbécil tirado en el callejón de la parte trasera.

— ¿Minnie? ¿Sucedió algo? —preguntó Seul, viéndole.

— Sí, que dios no es real. —se quejó.

Ya no eran buenos días, sólo días.

— ¿Volvió? —Youngho apareció del depósito con una cajita llena bombillas para las bebidas.

— Eso parece. No lo sé, acabo de echarle gas pimienta pero...

— ¿Pero?

— Pero tendré que comprar algún insecticida a ver si así puedo deshacerme de la maldita cucaracha. —bufó.

Un rato después, Jungkook había vuelto sano y salvo a su mansión pero aún no podía evitar sentirse... ¿Mal? Claro que sí, era un pobre diablo con el ego herido y unas enormes ganas de cogerse al chico de cabellos rosados.

CHANGES - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora