La semana había transcurrido tranquila para el pelirosado, quien se hallaba feliz al no haber tenido clientes desagradables aquellos días.
— Parece que sí cumplió lo que dijo. —sonrió Jennie— Te has librado, Minnie.
— Si dios existe, al parecer me oyó. —rió— Ah, iré a fumarme un cigarrillo. Ya vuelvo, chicas. —le dijo a Seulgi, que estaba preparando un café.
Apenas salió a la parte trasera del local, se sintió algo... ¿Observado?
Ignoró aquello, en cualquier caso traía su gas pimienta y una navaja.
Luego comenzó a pensar en su semana y recordó que volvió a cruzarse con Wooyoung en el súper mercado del centro de la ciudad. Rió con aquella memoria puesto que el lo saludó y le devolvió el dólar que se había llevado. Luego se fue a pagar sus cosas.
¿Por qué no podían ser todos así? Entender que una noche era una noche, y no obsesionarse con ello.
Se terminó su cigarrillo y cuando estuvo a punto de pararse, alguien se apareció frente a él y logró que su buena semana, nuevamente, se fuera la mismísima mierda.
— Ah, confirmo que dios no existe y si lo hace, pues me cago en su puta existencia. —bufó.
— Lo admito, no suelo faltar a mi palabra pero... Tengo una creciente necesidad por verte, y también de follarte, pero como no me dejas me conformaré con lo primero. —se encogió de hombros— Pero, también sé que pronto aceptarás darme una noche... Y luego de eso, prometo que ya no te volveré a ver.
Jimin sólo lo miraba con la ceja levantada, harto de aquel discurso.
Seguramente ahora diría que luego de eso, él pediría por más.
— Aunque claro, que si te quedas con ganas, tendré que considerlo y ver cómo te mueves... —relamió sus labios.
Tan predecible.
Jimin fácilmente podría admitir que Jungkook era guapo y toda la cosa, pero era lo que, vulgarmente, él consideraba un maldito tarro de leche.
— Oink oink dijo Jungkook el puto cerdo. —rodó los ojos, poniéndose de pie— Ya te lo dije, si tan aburrido estás ve a matar a alguien, o en su defecto, corta tus huevos estilo juliana... O en fetas, como lo prefieras. —se dió media vuelta— Vete de mi maldita vista.
Cuando estaba por entrar sintió como una gran mano apretaba su trasero y no dudó en volverse hacia atrás.
Estirando su pierna, la misma se estrelló contra el estómago del más alto y cuando éste estuvo en el piso, se decidió por rociarle gas pimienta en abundancia.
Volvió a su local ya con el humor arruinado e importándole poco lo que pudiera ocurrirle al imbécil tirado en el callejón de la parte trasera.
— ¿Minnie? ¿Sucedió algo? —preguntó Seul, viéndole.
— Sí, que dios no es real. —se quejó.
Ya no eran buenos días, sólo días.
— ¿Volvió? —Youngho apareció del depósito con una cajita llena bombillas para las bebidas.
— Eso parece. No lo sé, acabo de echarle gas pimienta pero...
— ¿Pero?
— Pero tendré que comprar algún insecticida a ver si así puedo deshacerme de la maldita cucaracha. —bufó.
Un rato después, Jungkook había vuelto sano y salvo a su mansión pero aún no podía evitar sentirse... ¿Mal? Claro que sí, era un pobre diablo con el ego herido y unas enormes ganas de cogerse al chico de cabellos rosados.
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CHANGES - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADO]
FanfictionJungkook jamás creyó que alguien podría tirarlo de aquel trono en donde él mismo se había puesto... Siendo un mafioso creído, arrogante, calculador, grosero, entre tantas otras cosas, nunca se le habría cruzado por la mente el caer de tan alto.