CHANGES - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADO]

CAPÍTULO VIII

Un mes más había transcurrido y Jimin sabía que su malestar se debía a lo mucho que extrañaba a Jungkook. Pero aún así, se convencía de que aquello era lo mejor que podía haber hecho.

— Si lo extrañas, ve... —dijo Joohyun— No creo que él haya cambiado de opinión.

— Por mí, si no vas es mejor. —dijo Taehyung, sentado al lado de Joohyun.

— Pues yo creo que él debe hacer lo que su corazón le mande, no lo que tú creas mejor. —lo miró fijamente.

Taehyung jamás discutía con ella, no podía.

— Bien, haz lo que quieras, Mochi. —rodó los ojos.

— No te esfuerces, sé que no lo quieres por lo que sucedió. Pero tampoco lo culpes por todo, al fin y al cabo... —suspiró— Solo adelantó lo inevitable.

— Quizá sí, pero no quita que sea un idiota. —se encogió de hombros.

— ¿Y debo recordarte que tú fuiste un completo desgraciado conmigo? —dijo ella, mirándolo con ojos entrecerrados— ¿De verdad quieres que te lo recuerde?

— No... —miró hacia otro lado.

— Entonces vete, encuentra algo mejor que hacer. —le señaló la puerta del local.

Bufando, Taehyung se paró de su asiento y tal como Joohyun se lo había pedido, se fue.

— Pero qué imbécil... Aunque es comprensible, sabe cómo es él y no quiere alguien igual para ti. —rió— De cualquier forma, la decisión es tuya. Si te hace bien a ti, el resto puede joderse... Incluso si es Taehyung. —le acarició el cabello— En fin, te dejo... Iré por mi gato al veterinario, ya deben haberle quitado sus pequeñas bolas peludas. —soltó una carcajada.

— Idiota. —rió— Bien, nos vemos pronto. —besó su mejilla— Suerte con el señor Creampuff.

Cuando ella se fue, realmente se debatió en llamarle o no. Terminó decidiendo que era mejor visitarlo, después de todo si iba a disculparse por ser un cretino era mejor hacerlo de frente.

Es decir, Jungkook sí era un imbécil y sí había hecho muchas cosas malas pero eso no le daba derecho a tratarlo así, porque si bien había sido un baboso con él, también había sido bastante caballero.

— Ah, carajo... Realmente soy un infeliz... —la campana de la puerta sonó y cuando vió al frente no pudo evitar reírse.

— Hola... —saludó Wooyoung, quien iba de la mano con una niña— No esperaba verte de nuevo. —rió también.

— Hola, yo tampoco... Pensé que eras del otro lado de la ciudad. —dijo de vuelta— ¿Qué van ordenar?

— Yo, un capuchino grande y dos... Tres porciones de pastel. —asintió antes de mirarla— ¿Tú, hija?

— Mmm... Un latte frío y tres donas. —sonrió, su estómago sonó— Ay, lo siento...

— En seguida salen sus órdenes, siéntense por allí, por favor.

Cuando les dejó sus órdenes, fue inevitable no tener una leve charla con el joven de cabellos negros.

— Realmente no te vi como el tipo de persona de familia... —rió.

— Sí, por eso me mudé por estos lugares sabes... Hace poco me enteré que tenía una hija, y de inmediato quise estar más cerca de ella... Ya me había perdido seis años, no quería que fueran siete. —sonrió— Así que supongo dejaré la vida de fiestas por un tiempo.

— Después de todo, creo que la pasas mejor con ella. —la niña comía con ganas aquellas donas— Eso es genial.

— Sí... Y también con su madre. —se sinceró— Quizá ella es el amor de mi vida y yo no lo sabía... Ah, ¿sabes de una florería por aquí? —preguntó.