KISS LIST (JENLISA)

4. Cigarrillos

-JENNIE-

—¡INICIAN TODO DE NUEVO!.— grité.

El sonido de mi silbato sonó por todo el lugar. Hoy era día de entrenamiento, Rosé, Sadie y el equipo de porristas nos encontrábamos en el gimnasio del instituto practicando una nueva coreografía.

—Pero ya lo hicimos diez veces.— se quejó una chica del fondo.

—Pues si no te gusta April, te puedes retirar de aquí.— le dije molesta señalando la puerta.— No necesito un equipo con porristas débiles y que se quejan como tú.

April solo guardo silencio y se disculpo, si ella y las demás pensaban que iba acceder a sus quejas estaban equivocadas, teníamos que practicar hasta que todo saliera perfecto.

—Inicien.— anuncié.

La música comenzó a sonar por todo el lugar y el equipo comenzó con la coreografía de nuevo.

—¡ALTO!.— grite a media rutina y soné el silbato.— ¿Qué creen que están haciendo? Sadie cuenta hasta ocho no cinco, Rosé has ese backflip bien y cae con buena postura y ustedes.— señale al resto del equipo.— ¿Eso es lo mejor que pueden dar? Hagan mejor los pasos, somos los Lobos no mediocres, denle honor al equipo y escuela.

Mi celular sonó anunciando la hora de finalizar el entrenamiento, lo di por finalizado y todos comenzaron a tomar sus cosas y abandonar el lugar.

—¿Ha donde vas con tanta prisa Jennie?.— pregunto Rosé acercándose a mi lado.

—Tengo algo que hacer.— dije colocandome mi maleta deportiva en el hombro.— Nos vemos después chicas.

Sin decir nada más abandoné el gimnasio y apresure mi caminata.

[...]

No podía creer lo que estaba por hacer, me encontraba afuera del salón de música esperando a que la chica de cabellos de colores terminara sus actividades y saliera.

Cuando la puerta se abrió y comenzaron a salir todos pude ver una cabellera rosada y el estuche de guitarra colgando de su hombro. Tome valor y me acerque a ella.

—Hola.— le dije.— ¿Como has estado?.

Ella solo levantó una ceja y tomó el cigarrillo sin encender de sus labios para hablar.

—¿Kim?.— pregunto con confusión.— ¿Por qué estás aquí?, ¿Te perdiste de nuevo?.

—No.— respondi.— Solo te quería agradecer por lo de ayer, el que no me hayas dejado sola en aquel lugar y me llevaras a mi casa.

—No tienes porque agradecerme Kim, realmente nunca te hubiera dejado sola.— respondió.

Me dio una sonrisa cerrada y sacó su encendedor del bolsillo.

—¿Fumas?.— dijo ofreciéndome un cigarro de su cajetilla.

—No, no me gusta.

—Bueno.— encendió el cigarrillo para ella y comenzó a caminar para la puerta del pasillo.— ¿Vienes afuera o te quedarás ahí parada?.

Camine rápido y llegue afuera junto a ella. Me di cuenta de que fumaba demasiado rápido, como si estuviera en alguna competencia o algo por el estilo.

—¿Por qué fumas?.— le pregunté.

—¿Por qué no hacerlo?.— me respondió soltando el humo.

—Mmm, porque te puedes morir.— respondí con lógica de mis palabras.

Ella solo rio por lo bajo y me miro.

—Kim, dime algo.— se acercó a centímetros de mi rostro dejando en los dedos de su mano el cigarrillo.— ¿Acaso parezco alguien a quien le importe morirse por eso?.

La mire y tenia unos grandes ojos con largas pestañas y una mirada penetrante, me sentí nerviosa y con un nudo en la garganta sin saber que responder.

—Y-yo...

—¡Lisa!.— sonó una voz de fondo.

Las dos volteamos al llamado y había una chica de cabello negro con mechones azules y ropa negra frente a nosotras.

La observe y pude notar su piel, el Vitiligo le lucia bien, la mayoría de su piel era blanca pero también tenía manchas morenas.

—Jisoo.— se apartó de mi y camino hacia ella con una sonrisa.— ¿Por qué aún no te has ido?.

—Te estaba esperando para irnos juntas como siempre.— le respondió.— Pero veo que estas algo ocupada.

—¿Tienes como irte a tu casa Kim?.— se volteó a verme y me preguntó.

—Si.— respondi.— Alguien ya me llevará.

—Bien, entonces vámonos Jisoo.— me miro y agito su mano derecha a los lados.— Nos vemos Kim.

La chica tomó de un agarre el brazo de Lisa y comenzaron a caminar, pero antes de desaparecer de mi campo de visión ella me dio una última mirada viéndome como una cuchara a la cual tenía que aplastar.