2.

206 21 0
                                    


— Bien y poneros las camisetas. — Miró a otro lado. — ¿Hajime?

— ¿Tu novio? — Molestó Makki. — Hablando con Oikawa, no sé donde.

— Sé que sabéis donde están, por favor.

— Hey. — Mattsun acarició el pelo de la chica mientras Makki se ponía la camiseta. — Es un secreto.

— Y los secretos no sé dicen.

— Pero-

— Sabemos que estás preocupada, créeme nosotros también, pero déjalo.

— Está bien, os diré los resultados cuando los tenga.

— Viste que linda está nuestra mánager hoy, como siempre. — La fémina escuchó decir a Yahaba.

— ¿Por qué habrá llegado ahora?

— Watari-kun, cosas de mujeres.

— Shigeru-kun, Shinji-kun, ¿qué tal la práctica de hoy? — Se acercó a los de primer año. — ¿Me he perdido mucho?

— No te has perdido nada, sempai.

— Nada nuevo, lo de siempre.

— Bien. — Apoyó su mano en el hombro de Yahaba. — Espero que aprendáis de vuestros errores. — La mano subió al pelo del menor, acariciandolo.

— ¡Sí! — Se sonrojó.

— Yo me tengo que ir, hasta mañana. — Habló Watari.

— ¿Te puedes quedar conmigo hasta que Iwaizumi aparezca?

— ¡Sí! Te ves hermosa, como siempre mánager. Prometo cuidarte.

— Hey, tranquilo. — Se escuchó hablar a Mattsun. — Te ha pedido tu compañía, no una cita.

— Míralo, está rojo, no le culpo. — Makki habló. — Con tal bombón a su lado. — Guiñó un ojo.

— Makki, Mattsun. — Les miró. — Por favor.

— Sí. — Ambos se marcharon.

— Son unos idiotas. — Sonrió. — Shigeru-kun.

— ¿Sí?

— Hasta mañana. — Besó la mejilla del menor y se marchó en dirección Iwaizumi. — Iwaizumi Hajime.

— ¿Qué? — Contestó bruscamente.

— ¿Dónde está Oikawa Tōru? — El chico le agarró de la mano y la llevó a la enfermería.

— ¿Qué quieres? — Preguntó el capitán, quién tenía un ojo morado y la nariz sangrando.

— Sois idiotas. — Agarró las muñecas de Iwaizumi y elevó las dos, viendo como los nudillos de la mano derecha del chico sangraban. Agarró algodón y agua oxigenada, también unas tiritas. — Oikawa, ni se te ocurra salir de aquí así. — Habló mientras curaba la mano de Iwaizumi. — El siguiente eres tú. — Suspiró. — No se porqué peleais, es inútil.

Cuando acabó se dirigió a Oikawa y le dió una bolsita de hielo para que se la pusiera en el ojo. Agarró un pañuelo y limpió suavemente su nariz. — Gracias, pero no sé porque lo haces.

— Así que ya te diste cuenta de lo que le pasa a nuestra amistad, ¿eh? Tardaste, pero no indagaré ahí. Lo hago porque después de todo sigues siendo ese Oikawa que conozco, el chico ese al que le gustan los aliens. — Suspiró y se alejó del chico. — Ya está y no lo volváis hacer. Esto especialmente va para tí Hajime. — Agarró la mano del nombrado. — Nos vemos, Oikawa. — Se despidió con la mano y una pequeña sonrisa.

Time skip.

— Os reuní aquí a los tres porque ya me han dado los resultados. — Habló la fémina. — Emma ya los ha visto, pero no me ha dicho nada. — Les entregó la carta. — Por favor, leerla.

— Bien. — Iwaizumi tomó la carta y la leyó junto a Mattsun y Makki. Al acabar de leer la carta los tres se miraron entre sí y después miraron a la chica.

— ¿Qué? — La fémina estaba nerviosa.

— El lunes no volverás a ver a Oikawa. — Mattsun fue el primero en abrazar a la chica, después se unió Makki y después Iwaizumi.

— ¡Bien! — Se separó de los chicos.

— No podremos ir contigo a por el uniforme. — Habló Makki. — A menos que no vayamos a la práctica.

— Teneís que ir chicos.

— Pero vas a estar tú sola y nuestro deber es protegerte.

— Mattsun, no me tenéis que proteger.

— ¿A, no? ¿Y cuando casi te pegan con una pelota de fútbol?

— No fue nada, solo un accidente.

— ¿Y qué me dices de cuando te casi te pega una pelota de voley o de baloncesto?

— Wow, nunca pensé que mi amiga fuera un imán para las pelotas.

— Las únicas pelotas que atraeré como imán serán las tuyas.

— Ligar en otro lado por favor.

— Pero para darles una patada. — Después miró a su amigo. — Makki.

— Perdón, perdón. — Miró a su amigo. — ¿Celoso, Mattsun?

— ¿Desde cuándo?

— No sé, quizá te molestó el comentario que hice hace poco.

— Me tengo que ir, nos vemos mañana. — Iwaizumi se despidió.

— ¿Issei?

— No me llames por mi nombre, Hanamaki.

— ¿Issei? — De la forma en que salió su nombre de los labios de la chica le hizo derretirse. Sonó de una forma suave y dulce.

— ¿Mmh? — Miró a la fémina, de repente vió a su amigo colocándose al lado de esta y sonriendo pícaramente.

— ¿Ves?

— Idiota. — Respiró hondo. — No estaba celoso, ¿por qué lo iba a estar?

— Porque nuestra querida 'Karu es muy, muy importante para tí.

— ¿Estás insinuando que yo le gusto a Issei? — Miró a Hanamaki y este asintió. El nombrado se sonrojó.

— Hanamaki, ya te dije que se fue hace dos meses.

— Tenías que decirlo, si no lo decías ahora, seguramente lo harías en una reunión de amigos cuando tuvieramos más de veinte años. Y eso haría que igual nuestra querida mánager y tú, en esa reunión, tuvierais una tensión sexual enorme y en vez de dejarla en su casa, tendríais sexo en tu coche o apartamento.

— ¡Hanamaki! — Gritó la jóven.

— Solo es una suposición. — Se encogió de hombros.

— Si te hubieras declarado hubieras tenido una oportunidad de ser mi pareja.

— ¡¿Eh?! — Hanamaki y Matsukawa dijeron en unísono. El punta receptor parecía más sorprendido que su amigo.

— ¡Yo no quería que pasara esto, yo quería un beso! — Empujó a su amigo. — ¡Matsukawa, besala!

Shiratorizawa > Aoba JohsaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora