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— ¡Vale, hasta nunca! — La fémina salió enfadada del gimnasio, no podía creer que su amigo de la infancia le tuviera más confianza a su novia, a quién había conocido hace seis meses, que a ella, quién se habían conocido cuando tenían siete años. Su celular sonó. — ¿Sí?

— ¿Otra vez? — Suspiró el chico.

— Sí. — Ahora la chica tenía lágrimas en sus ojos, se sentía traicionada. La novia del chico la odiaba sin razón y decidió interponerse en la amistad de estos y quizás romperla por completo, haciendo que cada vez que se vieran acabaran en una discusión.

— Todavía no estoy en casa, de hecho esperaba que sucediera esto. — El chico apareció de detrás de un árbol cercano y colgó la llamda.

— ¡Hajime! — La chica caminó hacia él y le abrazó.

— Quizás no le deberías haber dicho que en un principio querías ir a Shiratorizawa. Fue exactamente hace seis meses, luego conoció a esa chica y ahora, desde entonces, sales dañada. Menos mal que ahora vas a poder ir, debes alejarte de él.

— Pero no quiero dejar a Makki, a Mattsun y tampoco te quiero dejar a ti. — Dijo entre sollozos.

— Nosotros podremos seguir hablando y quedando. — Miró al gimnasio. — Además, ese estúpido se va a dar cuenta de que hizo mal en dejar a su mejor amiga de la infancia por una chica cualquiera y se va a arrepentir. Mientras Makki, Mattsun y yo estaremos felices de que hayas ido a la escuela de tus sueños y hayas hecho amigos que valen la pena. No como ese Tontokawa.

— Gracias, Hajime. — Rió la chica en el abrazo.

— Emma-san lo ha preparado todo lo antes posible gracias a nosotros. Mañana en vez de venir al entrenamiento, harás el examen y si apruebas, dentro de una semana estarás en los majestuosos pasillos de Shiratorizawa.

— Gracias.

— Tienes que agradecer sobretodo a Makki y a Mattsun, ellos tienen contactos allí que hicieron el examen y han impreso lo que más o menos va a caer. También tienen contactos que le han dicho al entrenador que querías ser la mánager del equipo.

— Esos dos tienen contactos hasta en América si nos ponemos a pensar.

— Vamos, te voy a dejar en casa. — Miró a las dos siluetas que salían del gimnasio.

— ¡Iwa-chan! — Escuchó la voz de su amigo, pero la ignoró y comenzó a caminar agarrado de la mano de la chica.

— ¡Tengo cosas que hacer!

— Idiota.

— No te preocupes por él, ignoralo.

— ¡Hasta mañana!

— Vamos.

Después de caminar por 15 minutos llegaron a la casa de la chica.

— Hasta mañana. — Sacó unos papeles de su mochila. — Ten, los apuntes.

— Gracias. — Inspeccionó los papeles por un instante y luego abrazó a su amigo. — Gracias.

— De nada. — Besó la cabeza de la jóven. — Acuérdate de agradecer a esos dos.

— Lo haré. — Le besó la mejilla. — Hasta mañana. — Entró en casa.

— ¿Qué tal esl día?

— Gracias, Emma-san. — Abrazó a la mujer.

— De nada. — Correspondió el abrazo de la menor. — Mattsun y Makki se pasaron por aquí y trajeron pizza. — La chica se separó y miró a la mayor. — Están en tu habitación.

Shiratorizawa > Aoba JohsaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora