3.

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Time skip.

— Entrenadores, yo-

— Ya nos lo ha dicho Iwaizumi, hoy y mañana tómatelo con tranquilidad.

— Gracias. — Hizo una reverencia y se dirigió hacia Watari y Yahaba, que parecían sedientos. — Tomad.

— Gracias, Satō.

— Eres la mejor mánager de todas. — Habló Yahaba después de beber, mirándola con ojos en forma de corazón.

— No hay de que, y gracias. — Se sentó entre los dos chicos. — ¿Qué tal? Aparte de cansados.

— Bien.

— Estáis mejorando mucho por lo que veo. — Acarició la cabeza de los dos.

— ¡Oikawa-kuun! — Se oyó desde las gradas.

— Que pesadas.

— Oikawa-san tiene una novia muy fea, sería mejor si estuviera contigo, tu eres más hermosa.

— Gracias, Shigeru-kun. — Apoyó su cabeza en el hombro del nombrado.

— Yahaba. — Habló el entrenador después de un rato. — Sustituye a Oikawa, me temo que se ha hecho un esguince en la muñeca. — El chico obedeció maldiciendo para sus adentros. — Satō.

— Sí. — Vió como Oikawa se acercaba a ella. — Vamos. — Le llevó a la enfermería y le rodeó la muñeca en vendas. — ¿Estás seguro de que calentaste bien las muñecas?

— Sí.

— Pues no lo parece. — Se rió.

'Esa sonrisa, parece la de siempre, llena de alegría.' Pensó el chico. 'Es muy linda, sus ojos marrones, su pelo marrón y liso en una coleta, sus labios rosados, su piel suave.' Sacudió su cabeza.

— ¿Te molesta el pelo? — La jóven con la otra goma del pelo, agarró el flequillo del chico e hizo una mini coleta con este. — Te ves gracioso. — Se rió.

'¿Qué pasará si le doy un beso? ¿Se enfadará conmigo? Sería más bien un beso robado.' Miró como la chica que conocía desde la infancia seguía riéndose. 'Mi novia no tiene por qué enterarse.' Agarró la mejilla de la fémina y se acercó peligrosamente a ella, haciendo rozar sus labios.

— ¿Oikawa? — Preguntó confusa, este solo presionó sus labios contra los de ella. La chica se apartó rápidamente y se fue de la enfermería.

— Hey, ¿qué pasa? — Parecía que los chicos estaban en un descanso.

— Parece que has visto un fantasma.

Satō agarró la camiseta de Matsukawa y tiró de esta dando a entender que quería que se agachara. Esta se acercó a su oído y le susurró lo que había sucedido. — ¡¿Qué?!

— Cuéntame. — Hanamaki se acercó a la jóven y se agachó, queriendo saber que había sucedido. Esta se lo contó. — Espérate a contárselo a Iwaizumi, le mata.

— ¿Contarme el qué?

— ¡Nada!

— Dímelo. — Señaló a Matsukawa, quién todavía estaba sorprendido. Este obedeció y se lo contó. — Estúpido mujeriego. — Sus puños se cerraron fuertemente, haciendo que sus nudillos acabaran blancos.

— Hajime, por favor, no le hagas nada. — Miró a su alrededor, Matsukawa había desaparecido. — Makki, ¿y Mattsu?

— Me parece que matando a Oikawa por besar a su mujer. — Dijo sin tomarle importancia.

La chica salió escopetada y en el pasillo vió a Matsukawa agarrando del cuello de la camiseta de Oikawa y presionadolo contra la pared, la novia de este estaba sin saber que hacer.

— ¡Matsukawa Issei! — El chico al oír la voz de Satō rápidamente soltó al capitán y se alejó de él.

— A ver si tranquilizas a tu perro. — Habló la novia de Oikawa. — Llegó y le gritó diciendo que como podía haberte besado. Cuando eso no es cierto y solo quieres atención.

— Claro, si eso no es cierto como es que Oikawa tiene el olor de mi bálsamo labial. ¿A qué huelen los labios de tu novio? Dime.

— A fresas.

— Matsukawa, haz el favor de besar a tú mujer y decir a que saben y huelen sus labios. — El nombrado se acercó a la chica y se agachó, dejando así su nariz sobre los labios de esta.

— Hueles a fresas.

— Eso solo es una coincidencia.

— Emm. — Todos miraron a Watari, quién acababa de aparecer. — Mirad este video, por favor.

En el video se podía ver como la chica amarraba el pelo de Oikawa y se reía, para luego sujetar la bolsa de hielo en el ojo de este. Se podía ver como este se acercaba y le plantaba un beso en los labios de la chica. La novia del chico le miró incrédula. — Cortamos.

— Puedo explicarlo. — La chica pasó por su lado ignorandole. — ¡Ella me obligó! — Y la chica no fue más vista. — ¡Ugh! — Se giró hacia los tres jugadores de su equipo y mánager. — ¡Os odio! — Señaló a Matsukawa y a Satō, para luego volver al gimansio. Los cuatro asolescentes le imitaron.

— Entrenador, me tengo que ir.

— Bien.

— Hasta mañana. — Se despidió del equipo.

— Oikawa-san, ¿por qué huele como Satō-san?

— No te importa. — Contestaron Oikawa y Matsukawa.

Mientras la jóven y Emma estaban yendo a por el uniforme, Matsukawa no dejaba de ser molestado por sus dos amigos sobre la cercanía que tuvo con los labios de su amiga.

Time skip.

— ¡OJALÁ NUNCA TE VUELVA A VER! — Oikawa gritó verdaderamente enfadado al final de la práctica.

— Mira tú, tenemos algo en común. — La chica contestó tranquila, lo que hizo que el chico se enfadara más. — Mattsun. — Llamó a la puerta del vestuario.

Des este salieron Iwaizumi y Hanamaki. — Ve a por tu novio. — Molestó el último.

— Ni sé te ocurra entrar ahí.

— ¿Qué eres, mi madre? — Entró en el vestuario, en busca de su amigo. Lo encontró este estaba sin camiseta, rociando la colonia que le regalo la menor por su camiseta limpia. — Issei.

— Hola. — Habló y se pusó la camiseta rociada de colonia, la menor rió haciendo a este sonreír. — ¿Vamos? — Se puso su mochila y agarró la mano de la menor.

— Hueles bien. — Dijo como si no hubiera presenciado al chico rociar medio bote de la colonia en su camiseta. — Es la colonia que te dí.

— Gracias, y sí. — Los dos se rieron.

— ¡¿A dónde vais?!

— A casa, deberías hacer lo mismo y darte una ducha. — Habló la chica saliendo del vestuario. — Hueles horrible. — Cuando salieron del gimnasio sin Oikawa siguiéndolos la chica suspiró. — Gracias por acompañarme a casa, Issei.

— No es nada, a parte, como me voy a quedar a dormir. — La chica le miró sorprendida. — Mi madre se fía de tí y Emma-san de mí como para dejarnos en una habitación a solas, entonces aceptaron que me quedara a dormir contigo. Además, Emma-san tiene el turno de noche hoy.

Shiratorizawa > Aoba JohsaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora