14. ¡No culpes a la cerveza heterosexual!

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Kevin se disculpó con nosotras hace rato y se fue... ¡Ja! Hasta yo podría ser un mejor novio que él.

Es decir, yo nunca la hubiera dejado sola a Mía, prácticamente por su cuenta en una fiesta, pegada a su teléfono.

—Nunca te hubiera dejado sola —repito en un murmuro, viéndola a esos dolidos ojos.

—¿Qué dijiste? —me pregunta ladeando levemente su cabeza, la confusión teñida en su voz.

Me levanto de mi silla, camino hacía Mía y me inclino hacia ella, de modo que nuestros rostros quedan cerca.

—Que yo podría ser un mejor novio que él...

—Creo que bebiste de más —declara enojada, se levanta y me mira con el ceño fruncido—. Debemos irnos a casa.

—¡No le tires la culpa a esa cerveza heterosexual!

—¿De qué mierda hablas?

Oh, no. Dijo una grosería, está muy enojada. Pero... yo también.

—De que no es culpa de esa cerveza barata, Mía —poso una mano en su mejilla—. Lo digo en serio, sólo piénsalo; yo podría ser un mejor novio que él, yo haría toda esa mierda que él no hace, podría ser todo un caballero si gustas —aparto la mirada, pensando en qué más podría hacer, pero no se me ocurre nada, salvo una cosa:—. Además, toda mi ropa te quedaría de maravilla.

Y ¡Paf! Me mete una cachetada que me hace girar el rostro. Pero no vuelvo a verla, no quiero ni puedo, sé que tiene esa cara de asco, sé que le doy asco, sé que no querrá volver a verme y sé que hasta aquí llegó esto.

Creo que sí tomé un poco de más.

Pero eso ya ni importa... ¿Saben? Creo que aquí termina mi problema, porque adivinen, Mía ya no es mi mejor amiga.

—No te conozco, pareces una desconocida.

Yo Podría Ser Un Mejor Novio Que ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora