A veces, siempre

Nunca es suficiente

¿Cómo saber cuándo parar? ¿Cuándo seguir? ¿Debo correr hacia allí o hacia el lado contrario? ¿Cuándo es simplemente suficiente?

Cómo buscar algo sin perderte en el camino, sabiendo que no cargamos una brújula a nuestro lado. Encontramos mapas que nos dicen a que direcciónes ir, pero no cual tomar.
¿Las decisiones las toma el cerebro guiado por el corazón? ¿O viceversa?
Nunca se es lo suficientemente lejos para llegar ni lo suficientemente tarde para huir. No me refiero a escapar en busca de un escondite, me refiero a escapar a nuestro encuentro, la felicidad y la PAZ.

No está mal no saber, tampoco temer.
La incertidumbre a veces suele ser la primer razón por la que nos implusamos a nuevos descubrimientos.
Son la razón de no saber, y por eso querer aprender.
La razón de no conocer y por eso querer sentir.

Del temor surge la valentía, ir contra esa voz que nos amarra constantemente y permite que nos carcoma la curiosidad, las ganas.
El miedo es nuestro mejor aliado en batallas, hasta que se vuelve en nuestra contra, convirtiendose en un arma de doble filo.

Y a veces pienso...
¿Cuándo oir al miedo?

Cuando no te sientas cómodo o simplemente no encajes en algún lugar.
Cuando sientas que la situación te supera y que dejas de ser vos.
Cuando los pensamientos te dominan y se interponen en tus sueños, destruyendolos a su paso.

Y siempre me digo...
¿Cuándo callar al miedo?

Cuando no me permite cumplir mis sueños.
Cuando no me permite disfrutar aquello que antes me hacía bien.
Cuando una sonrisa se vuelve difícil de sentir pero fácil de forzar.

Identificar parece simple y a veces lo es, pero lo difícil siempre es tomar la decisión y actuar.