No puedo ver su rostro, no puedo saber cómo es.
Recuerdo que le pregunté su nombre; "mi nombre no importa" me dijo.
¿Por qué no iba a importar aquello que nos da identidad?Seguía sin poder identificar facciones, pero recuerdo bien haberme acostado a su lado y acariciado su cabello, recuerdo la suavidad y lo que me provocaba tenerlo tan cerca.
No conozco sus ojos, pero sé que me está mirando, se que me observa con detenida atención, cual huracán arrasando en mi interior.
No veo sus labios, pero sé que está sonriendo aún cuando puedo sentir su calor acercándose a los míos, impulsando el vuelo y aleteo de esos seres okupas desde la primera vez que lo vi.
Pero escuché su risa, si, lo hice.
Escuché lo que para mis oídos significaba una de las piezas más valiosas de una orquesta sinfónica de los 90's, lo que para otros era un simple sonido emitido por un ser extraño; para mi, era arte.Aún no puedo descifrar la asimetría de sus labios, o el matiz de sus ojos, pero puedo asegurar que he disfrutado cada melodía emitida por su voz, he percibido el caos en mi interior causado por los aleteos y la calma que denotaban sus húmedos labios sobre los míos.
No, no lo he visto; lo he sentido.
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A veces, siempre
RandomA veces, siempre hago cosas que disgustan, comparto sin receptor, doy y no recibo, me esmero demasiado (aunque tal vez nunca suficiente) y recibo cosas que no pido, ni merezco. Al final ¿Soy yo o los demás? ¿La carencia o el exceso? ¿El desinteres o...