Prólogo

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Conner ya estaba cansado, siempre intentaba darlo todo para que sus padres lo reconocieran, pero mientras que uno quería matarlo, el otro lo ignoraba olímpicamente. Lo único que él quería era que uno de los dos demostrara quererlo por quien es, y no solo querer sus habilidades o a él, pero como un arma.

Sus amigos lo sabían, lo habían notado desde la última misión, en la que Superman se había ido sin siquiera mirar a Conner. Megan veía como su compañero comía cada vez menos, y Kaldur lo había escuchado llorar tantas veces desde el pasillo. Wally y Dick no podían ignorar las bolsas bajo los ojos de Conner, ni como parecía estar rompiéndose cada vez más, y Artemisa notaba a leguas como el chico cada vez hablaba menos con ellos.

Conner no podría decir nunca que no estuviera feliz con sus amigos, pero estaba cansado de no tener a nadie para él. Estaba cansado de ver a los demás ser cariñosos con sus mentores, y que él no tuviera a nadie a quien abrazar, ni que lo viniera a buscar o se preocupara por su bienestar. Ya no tenía ganas de comer, apenas tenía ganas de hablar, y solo salía de su cuarto para no preocupar a los demás. Y él lo sabía. Sabía que estaba cayendo lentamente en una depresión, de la que no estaba seguro si saldría, pero no encontraba las fuerzas para intentar detener su caída.

Batman había sido informado por un muy preocupado Dick sobre la situación de Conner, y él mismo había comprobado como el chico parecía estar cada vez peor. No mentiría nunca y diría que no lo inquietaba. Él es padre, y ver como otro niño parece al borde de romperse le molesta. Por ello, estando lo suficientemente molesto, convoco al resto de los mentores de Young Justice y a Superman en Monte Justicia mientras enviaba a todos los niños a pasear por Ciudad Feliz. Sin embargo, calculo mal las cosas o, mejor dicho, calculo mal las palabras con las que Superman se referiría al niño, y cuanto tardarían en volver ellos a la base.

Se suponía que los mentores iban a persuadir, después de ocho meses desde la llegada de Conner, a Superman para que se hiciera cargo de él, o al menos dejara de ignorarlo. Una cosa llego a la otra, y de una charla civilizada todo acabo con Superman y Batman gritándose el uno al otro mientras los otros mentores los veían algo alejados por si acaso.

Claramente, ninguno de ellos, estando tan metidos en la pelea a gritos, noto como todos sus protegidos llegaban a la cueva y se quedaban mirándolos.

Conner o Superboy se quedó estático al escuchar gritar a Batman, y luego aún más quieto al ver que con quien peleaba era Superman. Estaba considerando seriamente ir al bosque con Wolf, cuando escucho el tema de su discusión, que no era otro que él.

"Arma", "Amenaza", "Clon" y "Cosa" fueron algunos de los pronombres que uso Superman para él, pero no fue hasta antes de que, preocupado, Wally hiciera sonar una bocina entre los dos superhéroes, que algo en el corazón de Conner se quebró.

- ¡Honestamente, Batman! ¡Desearía que nunca hubiera nacido! -Fue lo que grito Superman, y justo entonces, Wally hizo sonar una bocina para que pararan.

- ¡Wally! ¡¿Qué sucede?! -Flash encaró a su protegido temiendo por su vida con las miradas mortales que le estaban dando los otros dos mentores.

- ¡Conner esta justo frente a ustedes! -Dick exclamo, señalando hacia donde el chico se había quedado parado con los brazos cruzados y la cabeza gacha.

Todos los mentores guardaron silencio, mirando a Superboy con pánico, sin embargo, con el corazón hecho añicos, él solo camino hasta Superman, levanto la vista, y con lágrimas en los ojos, le sonrió.

-No eres el único que cree que yo no debería haber nacido. -Declaro, para segundos después salir corriendo hacia su cuarto con su mascota detrás.

Todos en la sala de Monte Justicia se quedaron mudos, y exceptuando a Superman, pensaron: "Oh, diablos. Esto no puede ser peor"

No me dejes caerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora