sabor a ti.

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qué hay sobre la calma,
en esta la vida extraña.
la voz del interior que no se
apaga.
el irreconocible sentido que
es expresar emoción sin vivirla.
no hay nada, se posa en mí
el engaño de la soledad.
qué hay sobre el mes de enero,
que emana nostalgia en toda
su totalidad. que difumina los
recuerdos, que disfraza la tristeza.
qué hay de ti y la calma, que no refleja
nada, porque no existe esa calma.
existe un diluvio, que proviene de mi cuerpo
rozando otro cuerpo, que manifiesta querer
sentir la tormenta.
ahí chocan dos seres que estremecidos se miran, respiran y mueren.
resucitan al sentir el viento, al tocar los
movimientos.
se atrapan y vuelven a observar el detalle que
ilumina sus pupilas.
no hay atrevimiento más sensato que
escuchar el corazón latiendo despacio,
que estruja las costillas y emana brisas
taciturnas.
no hay sensación de pesadumbre,
sentimiento de timidez o recuerdos del
ayer.
hay placeres que no se miran por
la mañana, pero por las noches
se disfrazan de recuerdos que disparan
sobre las paredes frías y pintan lienzos
blancos.
sabores que no se olvidan y roces
que se extrañan.
sabor a ti, que impregnas mis sueños.
sabor a agosto, donde nacen las flores
y reviven las plantas.
sabor a las palabras que acompañan
aquel viejo reloj que posa sobre
la pared despintada.
el bulto vibrante, los toques delgados
las manos tibias y los besos plasmados.
la fina capa de deseo que emerge de
la simple capacidad de establecer miradas.
los versos casi caducos, que no terminan
de ser expresivos. y el sonoro ruido que es derivado del choque abrupto de dos siluetas dispersas en la oscuridad.
la simpleza del beso, la simpleza de todo.
que nace la calma, el sueño, la brisa.
es todo, eres tú, es sabor a ti.

versos desordenados. Where stories live. Discover now