atardeceres color amarillo

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ante un diluvio de emociones
grité al vacío sensaciones de tristeza.
donde mis manos y mi cuerpo dejaban rastros
de punzadas.
repetí quebrada, de la a a la z, en mi cabeza
sonaba como una canción reparada, no entendía de violencias ni adornos.
de la niñez a la adolescencia hay dos cosas, la primera el despertar, la segunda el olvidar. dejar atrás sin poder describir sílabas de amor y engaño.
no pude darme cuenta del daño que había causado quedar en el anonimato por siglos.
no sostuve aquella vez la mirada y todo en mí quedó
petrificado.
pienso que no es volver ni dejar, no hay frases que limiten, ni cielos que obtengan, he creado propios versos que repiten y repiten, hasta quedar intactos, sin significado ni dolencias.
en cuanto a lo otro, sé que voy a desaparecer joven y que voy a rogar por no entrar en pánico.
aprendí a sobrevivir al llanto, a la fluidez de la vida. a los cambios abruptos y a lo que puedo ser yo.
porque yo soy completamente imaginativa, realista.
yo le llamo sentir más que pensar, otros le llaman melancolía.
aunque realmente nunca pude cambiar de piel ni de ojos. mucho menos de rostro
un rostro multifacético, con rasgos que los estragos de la vida se llevó, ojeras encajadas al color de la piel. labios partidos y adoloridos, que se disfrazan con una capa fina de rojo.
dentro de todo ella representó la muerte como atardeceres color amarillo. con cuerpos distintivos y figuras similares a la luz.
¿qué hay de ello?, los vasos siguen llorando, están desconsolados, hay descontento en el cuarto y la brisa que rodeaba como un abrazo, ahora se convirtió en calor consumido.
no estoy despierta ni dormida, solo estoy en espera.
quizá sepa lo que depara, quizá siga escuchando atenta a las voces y señales que se sienten apartadas y sobre todo que relatan historias del pasado y presente.
no es que pertenezca o que quede simple, solamente trato de establecerme.
nunca supuse que encontraría un lugar dentro de las ruinas, los escombros y las paredes rotas que se convierten en jardines donde florecen plantas y viven pequeños insectos. ahí es donde existe lo que llamo estar tranquila. pacífica.
disuelta en las olas que disponen sobre mí lo que nadie, sigo recordando, respirando, sin comprar armas para destapar el fuego.
y los lugares que se quedan atrás, sobre la cabeza que se queja siempre. no hay espera, espera a que suceda.
mientras mi mente se quiebra y sigo recitando palabras escritas al aire. escuchando música arrepentida de ser distractor. una guitarra casi rota y una armoniosa expresión de deseo y anhelo.
al final hay un distractor y dos personas que representan el pasado y futuro, yo agonizando soy el presente, que trata de escuchar las pisadas sobre la tierra casi extinta.
doy por explicada mi respuesta, para contemplar un color morado en el cielo antes de despertar por la mañana.

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⏰ Last updated: Mar 06, 2023 ⏰

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