Irrupción.

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Ese mensaje que al ver enseguida dibuje una sonrisa en mi cara.
Está vez si le respondí el mensaje “holi ^^” le mandé como una respuesta. Pasamos horas hablando de cualquier cosa, hasta que se hizo las 1:49.a.m. mire en el reloj del celular.
“Oye, ya es tarde y mañana tengo que hacer unas cosas” le mandé el mensaje que en solo unos segundos recibí una respuesta “Esta bien, descansa:)” mire el mensaje de aquel y apague el celular después de hacerlo.

Me senté en mi cama poniendo mis brazo en mis rodillas y sin más me desplome en mi cama.

Hablamos mucho, dije mientras miraba la ventana que da vista al exterior. Quería seguir hablando con ella, saber más sobre aquella persona de baja altura. Mi mente solo estaba con ella, mis pensamientos se inundaron de esa persona, quería ya irme a dormir y los pensamientos no me dejaban pelar el ojo. No era tan tarde así que iba a salir para despejar mis pensamientos. Tomé una chaqueta y salí de mi casa a un rumbo no fijó, estaba pasando por una tienda de 24/7 y compré alguna cosita por ahí para no morir de hambre. Ya iban hacer las 3:00 de la mañana y de pronto sentí unas dos presencias detrás de mí, paré bruscamente al sentir esas presencias, uno enseguida no dudo y me puso el arma de fuego en la cabeza.
No sabía qué hacer, mis pensamientos se nublaron enseguida, mis manos sudaban.
No sé qué hice, pero me libre del agarre de uno de ellos volteando y tumbandolo con todas mis fuerzas. Estaba corriendo, no pasó mucho y también me estaban siguiendo trate de perderlos de vista al meterme por en callejón que daba para otra calle que me resulta algo familiar, veo que una de las casas era la aquella chica baja, no dude y fui corriendo a la casa de la baja.
Estaba tocando la puerta de la chica como si de un loco se tratase.
-¡Por favor ábreme la puerta, enana!- grité aterrado. Vi a la distancia la sombra de esos hombres acercándose a dónde mi.
-¡ABRE, MALDITA SEA!- grité más alto mientras golpeaba su puerta con más fuerza.

Estaba durmiendo tranquilamente hasta escuchar unos gritos de una voz conocida, la puerta estaba siendo golpeada con fuerza. Salte de mi cama algo rápido.

No había respuesta de alguna, no tuve opción iba a morir si no hacía algo al respecto. Mirando la casa completa, una ventana que estaba a la izquierda de la puerta. Me acerque para ver si tenía seguro.
Los hombres estaban más cerca, pero iban a un paso lento.
Una fuerte brisa se hizo ver, no podía ver nada por aquella que resoplaba con fuerza.
Aún estaba sujetado a la ventana que hizo un sonido de deslizamiento, enseguida volví mi mirada a la ventana. Entré sin pensarlo dos veces.

Ya bajando las escaleras escuche claramente como la ventana estaba siendo abierta, sentí un leve miedo del que esté en esa habitación.
Me puse al lado de la puerta de la habitación, me sentí como una espía con esas típicas escenas. Vi por el rabillo del ojo una persona alta de pelo blanco y una chaqueta negra. La brisa que estaba entrando por aquella ventana que seguía abierta moviendo el pelo del aquel dejando ver su rostro.
-¿eh?, ¿Qué hace él aquí?- me cuestioné a mi misma. Aquel no se movió para nada, parecía estar muerto con los ojos fijos en algo.

Dejé escapar un pequeño suspiro de alivio al ver de quién se trataba. Antes de entrar a la habitación toque la puerta algo suave pero audible. Aquel posó su mirada en la mía mientras la fuerte brisa bailaba en su cabello haciéndolos ir de un lado al otro.

Me quedé mirándole esos ojos color miel, que me tiene como oso, loco por ellos. Y esa sonrisa que me vuelve loco al verla, la luz de la luna se estaba reflejando en la habitación haciendo que aquel se fijará en su piel, una piel suave como si se tratará de un pedazo de tela de porcelana, una piel blanca y limpia. Se podía ver a los ojos de la luna. Tenía una hermosa vista.
Aquella se acercó tímidamente a mí dejando que la brisa jugará con su hermosa cabellera.

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