Un día estás feliz y al otro olvidas que tienes tres esposos lo cuales son un lio. Skylar era feliz con sus tres chicos, pero, por cosas del destino, la vida los hizo olvidarlos de un día para otro.
Todo era perfecto, por así decirlo, se amaban, s...
Siento cosquillas en mi cara y al abrir los ojos observó a Cabu — El husky de Skylar— que está pasando su esponjosa cola por todo mi rostro.
— Hola, Cabu — Lo acaricio.
Recibo un lenguetazo en la cara a modo de saludo.
Me levanto y me lavo los dientes y la cara. Salgo a la cocina y observo a Skylar que bate unos huevos como si su vida dependiera de ello.
Viste una bata de seda color perla que se ajusta a su cuerpo, tiene el cabello atado y despeinado y lleva sus pantuflas de oso panda.
— Buenos días, traviesa — Le sonrio, apoyándome del umbral de la cocina.
Se voltea, un mechón de cabello le cae en la frente y aprovecho el momento para acercarme y colocar el mechón tras su oreja.
— Buenos días, Tay — Sonríe y vuelve a su labor.
En ese momento me percate de que ni Mike ni Jeremy se encontraban en la casa.
Perfecto.
Ni sé porque es perfecto, pero no me molestaría averiguarlo.
— ¿Dónde están los otros dos?
Ella se giró hacia mí, sonriendo de lado.
— Mike se fue al trabajo y Jeremy se fue a... no se donde — Se encoge de hombros.
Se voltea y echa los huevos en la sartén. Se desplaza al otro lado de la cocina y comienza a cortar jalapeños, al mismo tiempo que vuelve a donde estaba a vigilar los huevos y voltear los panqueques.
<<Tiene gustos tan raros>>
Siempre los ha tenido; yo no la entiendo en algunas cosas, como por ejemplo: Le encanta comer pizza con salsa picante, chocolate con mantequilla de maní y mantequilla normal, o, también, papas fritas con helado y sal y pimienta con manzana.
Tengo la leve impresión de que Jeremy fue el que la ilustró en gustos.
— Solo a ti se te ocurre mezclar jalapeños con panqueques y huevos.
— Callate — Siempre tan amable.
Comienza a servir la comida para después voltearse a mi dirección y extender el brazo con plato en mano.
Lo tomo y me dirijo al comedor. Nos sentamos en la mesa y comenzamos a comer en silencio.
— ¿Cómo te fue ayer con Mike? — Pregunto, rompiendo el silencio.
— Bien, fuimos al doctor y comimos en un café — Explica.
Si, ayer le habían dicho a Skylar que tenía amnesia retrógrada.
— Tranquila — Tomo su mano —, lograrás recordar; estoy seguro.
...
— Es enserio, quiero verla — Sky hace puchero.
Estamos escogiendo una película para ver y Skylar insistió en ver el nuevo lanzamiento de Netflix, una película llamada 'Purple Hearts'.
— Se oye muy cliché.
— Todas las películas son clichés, el problema es que buscas cualquier excusa para no ver algo del genero romance.
Al final terminamos viendo la película, ya íbamos por la mitad de la película en donde habían llamado a la protagonista para decirle que su esposo estaba malherido.
Skylar ya estaba llorando porque uno de los personajes se había muerto.
Yo, la verdad, no le prestaba atención.
Ella coloca una mano en mi rodilla y yo poso la mirada en su cara.
Sus ojos se conectan con los míos y, instintivamente, mis ojos bajan a sus labios.
Me acerco a ella y cuando estoy por besarla ella me aparta posando sus manos en mi pecho y empujándome con fuerza.
Se levanta y puedo ver como se tensa.
— ¡¿Qué haces?! — Exclama.
— Besar a mi...
— No — Niega, irritada —, no lo digas.
— Pero...
— Entiende, yo ni te recuerdo — Reclama —; no puedes besarme tan de la nada.
— Skylar, escuchame — La interrumpo —; no fue mi intención hacerte enojar, solo quería besarte.
— ¿Qué ibas a hacer después de eso? ¿Ah? — Inquiere.
Buena pregunta.
¿Lo peor? Ni sabia la respuesta a su pregunta.
— No sé... — Susurre.
— ¿No sabes? ¿Es joda? — Se cruza de brazos.
— No, no sé.
Ella parece relajarse, se sienta a mi lado y pone una mano en mi hombro.
— Taylor, me caes increíble y tengo suerte de que mi yo con memoria se casase contigo, pero no te recuerdo y tu, siendo mi esposo, deberías saber que no soy alguien que tome confianza rápido de las personas.
Eso es cierto.
— No puedes besarme y esperar una buena reacción.
Se levanta y se va a, supongo, su habitación.
Sus palabras, de cierto modo, fueron un golpe a la realidad.
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¡Hola!
Esta es la primera nota de autora que hago.
Bueno, queria decirles dos cosas:
1°- Tarde mucho porque estaba escribiendo el maratón de un libro que he estado publicando en booknet, y se supone que ayer publicaba este capítulo pero se me fue la luz y no pude terminar de escribir el capítulo.
2°- Este capítulo está dedicado a Martina Padilla
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