Capítulo Cinco

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El Pasado Persiste I

Skylar.

Camino por las solitarias calles de Italia tarareando 'Power de Little Mix'.

Los chicos me habían hablado de varias cosas las últimas dos semanas, como por ejemplo que hace cuatro años nos mudamos de Canadá para Italia en un traslado laboral que le ofrecieron a Mike, o que en los últimos tres años había estado trabajando de azafata en distintas aerolíneas. También me han contado como me conocí con Taylor:

Estábamos en una fiesta y, por lo que me dijeron, yo estaba muy ebria; me puse a coquetear con Taylor y en el preciso momento que hizo el intento de besarme, Mike lo golpeó unas tres veces y le rompió la nariz; me dijeron que despues de eso seguimos hablando en plan de amigos pero eso subió de nivel y terminamos intimando. Tras eso yo lo uní a mi secta satánica poliamorosa y me casé con el chocolate picaron.

No me pregunte porque le llamo 'chocolate picaron', me surgió a último momento.

No me pregunte porque le llamo 'chocolate picaron', me surgió a último momento.

Ah, me olvidaba de contarles, hace unos días fuimos al doctor y a base de distintas preguntas que me hicieron pudieron detectar que la amnesia había hecho que olvidase los nueve años.  

Entro en un restaurante y ordeno un risotto a la milanesa, estoy hambrienta.

Traen la comida y comienzo a comer como si no hubiese un mañana.

Necesito desahogar mi tristeza con la comida, lo de la muerte de mi madre es un enorme impacto y maldigo para mis adentros el momento en que me jodieron con la puta amnesia.

Una lágrima involuntaria se me escapa y la limpio rápidamente.

Recuerdo la risa de mi madre al verme con la cara llena de chocolate mientras yo mentía diciendo que no sabía de qué me hablaba cuando me preguntaba '¿Dónde está el chocolate?'.

También recuerdo que cada noche yo me rehusaba a bañarme, cepillarme los dientes, etc; pero mi padre me convencia diciendo ''Damas y caballeros es hora de abordar el autobús noctámbulo'', y yo como una gran admiradora de Harry Potter me subía en la espalda de mi padre y hacíamos distintas 'paradas' en donde hacía las diferentes cosas que conformaban mi rutina.

Pero a pesar de eso no puedo obviar los gritos de mi madre que resuenan en mi cabeza como si de verdad estuviese gritando.

Los gritos fantasmas no cesan y evoco los recuerdos de todas las noches que me escondía bajo las mantas en mi habitación junto con mi hermana, esperando a que acabara la tortura por la que estaba pasando mi madre:

Ese día, mi hermana y yo tenía doce años , habíamos llegado de la casa de mi abuela.

Peyton, mi hermana mayor tenía diecinueve años , me sostenía y acariciaba la mano con tanta ternura que me hacía sentir protegida.

Entramos y, en ese preciso momento, escuchamos el sonido de platos rompiéndose y un grito de mi madre, acompañado de un sollozo ahogado.

Mi hermana parecía conocer ese sonido perfectamente porque apretó mi mano y tras eso nos fuimos rapido a mi habitación, cerró con pestillo y ella comenzó a contarme historias mientras estábamos sentadas en la cama, pero mi mente solo se centraba en los gritos de mi padre diciendo <<¡No puedes hacer nada bien!>> Una y otra vez.

Cuando los gritos cesaron mi hermana decidió salir y, aunque me dijo que no lo hiciera, yo salí.

Me espanté al ver la manera en que papá estrellaba el puño contra la cara de mi hermana y luego en su vientre.

Nosotros (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora