•Capítulo 3

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Clínica de Alejandra

Secretaria: Señora, la busca un muchacho, se llama Dante.

Alejandra: Dante aquí? Dile que pase.

Secretaria: Si enseguida.

Dante: Hola, puedo pasar?

Alejandra: Tu aquí? Si claro, pasa.

Dante: Dije que vendría, quería conocer la clínica, lo poco que vi me gustó mucho, es grande.

Alejandra: Ven, vamos que te voy a mostrar cada lugar.

Dante: Con gusto.

Después de recorrer la clínica, volvieron al consultorio de Alejandra...

Dante: Me encanta, si necesitas un cardiólogo ya sabes.

Alejandra: Claro que si, cuenta con eso, me daría mucho gusto.

Dante: A mi también trabajar contigo.

Alejandra: Eehh...si, si a mí también (nerviosa).

Dante: Y todo bien con Camila? Siento que no puedes con sus caprichos.

Alejandra: No voy a negar que a veces me estresa, es que así la criamos y ahora me arrepiento.

Dante: En algún momento tiene que madurar, y su papá? Perdón la pregunta, ella me dijo que se divorciaron.

Alejandra: Si, hace 5 años pero nos llevamos bien, tengo que hablar con él sobre esto.

Dante: Bueno, ya me voy pero si me necesitas aquí ya sabes.

Alejandra: Obvio si y si quieres puedes venir cuando quieras.

Dante: Lo haré, adiós Alejandra (se acercó a ella y beso su mejilla lentamente).

Alejandra: Mhm, adiós (sonrió nerviosa).

Dante: Ale... estás hermosa (sonrió y se fue).

Alejandra sentía cosas que hacía mucho no pasaba, pero al mismo tiempo se lo negaba, era muy joven para ella

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Alejandra sentía cosas que hacía mucho no pasaba, pero al mismo tiempo se lo negaba, era muy joven para ella...

Alejandra: Estás loca Alejandra (hablando con ella misma) que estas pensando...

Más tarde
Casa de Luis

Luis: Ojitos, no te esperaba.

Alejandra: Perdón por no avisar, es que tenemos que hablar de Cami.

Luis: Le pasó algo?

Alejandra: Pasó que ya no puedo con esa niña, se que tienes demasiado trabajo y no había querido molestarte pero tenemos que hacer algo.

Luis: Es que la consentimos demasiado, ya sabes...única hija y es mi vida, no puedo decirle que no a nada.

Alejandra: Te entiendo pero no podemos decirle que si a todos sus caprichos, Luis de verdad ya no puedo, ni quiere estudiar.

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